Diez figuras de la política mundial que pueden definir el rumbo de 2023

PARÍS.– Intercediendo en un debate secular, el filósofo francés Raymond Aron afirmaba que “son los hombres quienes hacen la historia” y no ésta la que los condiciona. Sumido en la incertidumbre de un 2023 amenazado por múltiples crisis -militar, sanitaria, económica, medioambiental, política y social-, el mundo, sin embargo, no deja de avanzar, y permite la aparición de figuras que tendrán la pesada responsabilidad de responder a esos inmensos desafíos haciendo, por ende, un poco de esa historia.

En Europa, pocos tienen tanto poder y responsabilidad como el general Valery Zaluzhny. Sus decisiones pueden determinar no solo el curso del mayor conflicto europeo desde la Segunda Guerra Mundial, sino también la suerte de centenares de miles de soldados y civiles. No obstante, vestido con su uniforme de fajina, el jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania se parece más a un humilde campesino que al militar con mayor poder de su país.

Al borde del mar de China meridional, la isla de Taiwán está dirigida con voluntad inquebrantable por Tsai Ing-we, su presidenta desde 2016. “Taiwán se encuentra en la frontera del expansionismo autoritario, en primera línea de la defensa de la democracia. Solo preparándonos para la guerra, podremos evitarla”, suele decir esa abogada nacida en 1956 que, como su homólogo ucraniano, Volodimir Zelesnky, tendrá en 2023 la durísima tarea de preservar la independencia de su país frente al apetito insaciable de Pekín.

Enfrentando dramáticas amenazas, como el general Valery Zaluzhny, jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, o Tsai Ing-we, presidenta de Taiwán, muchas otras personalidades estarán sin duda este año en el centro de la actualidad.

Estas son diez de las personalidades de la geopolítica mundial que podrían definir los grandes eventos del año próximo:

Lula da Silva (Brasil)

Cuando hace 12 años Luiz Inacio Lula da Silva dejó la presidencia, Brasil experimentaba un periodo de crecimiento sostenido, con amplios logros en materia social, que llevaron al entonces presidente a ser uno de los líderes globales más reconocidos. Pero tras un traumático proceso político y económico para el país, y judicial para el propio líder del Partido de los Trabajadores (PT), Lula asume ahora en una situación radicalmente diferente a la que le tocó gobernar entre 2003 y 2010.

Para Lula, de 77 años, los desafíos serán múltiples y urgentes, en un escenario que ya se anticipa desgastante: deberá focalizarse inmediatamente en reducir los altos niveles de pobreza extrema, hambre y violencia, con una economía con agujeros presupuestarios y en un Brasil con una polarización total, como nunca había vivido en su historia reciente. Y, además, con una derecha bolsonarista fortalecida y envalentonada que le achicará el margen de maniobra en el Congreso y le impondrá muchas limitaciones para implementar los cambios que quiere el presidente.

Ron DeSantis (EE.UU.)

El gobernador Ron DeSantis no solo le sacó 20 puntos de ventaja a su principal rival (Charlie Crist) para ganar la reelección en el estado de Florida en noviembre pasado. Su imagen se elevó de manera exponencial en la consideración de los votantes republicanos a nivel nacional como la estrella en ascenso que puede devolverlos a la Casa Blanca en 2024.

Sus credenciales académicas y profesionales lo dejan en una buena posición de largada de cara a las primarias de su partido. Abogado, se unió a la Marina de Estados Unidos en 2004, por la cual pasó un año en Irak, fue fiscal federal en Florida hasta 2010 y es gobernador del importante estado del sur del país desde 2019.

Este dirigente conservador y pro-mercado se estableció así como una alternativa de recambio para los votantes republicanos, y se estima que podría desbancar a Donald Trump en las preferencias como el candidato a pelear en las próximas presidenciales de Estados Unidos si se postula, como se espera, en 2023.

Rey Carlos (Gran Bretaña)

El nuevo soberano del Reino Unido y los 14 países del Commonwealth, Carlos III, parece decidido a marcar sus diferencias con Isabel II. Y nada lo ilustra mejor que el mensaje de Navidad que pronunció el 25 de diciembre. Rindiendo homenaje a los servicios de urgencia sanitaria, dio un apoyo decidido a los enfermeros en huelga. Mencionó las dificultades de los hogares más modestos frente al costo de vida, y reiteró su voluntad de ser el protector de todos los cultos, no solo de la Iglesia Anglicana. Por fin, destacó su combate en favor de la ecología, sin olvidar su decisión de desempolvar el protocolo.

Pero, quien dice “rey de Inglaterra”, también dice “corte”, es decir, la monarquía. Y, en ese terreno, podría toparse con una enorme resistencia. Por ejemplo, si tratara de terminar con las sospechas -bien fundadas- de racismo institucional. A pesar de su buena voluntad, prisionero de su educación y la conciencia de clase más recalcitrante del Viejo Continente, podría quedar atrapado entre una tradición que venera y el deseo de dejar su sello en la historia británica.

Valeriy Zaluzhny (Ucrania)

Al margen de Volodimir Zelensky, si hay un personaje para tener en cuenta en Ucrania es el general Valeriy Zaluzhny, comandante en jefe de las fuerzas armadas. Es el “padre” de la extraordinaria resistencia contra la brutal agresión rusa y el estratega de los éxitos militares del ejército ucraniano.

Desde abril, cuando logró que las fuerzas rusas abandonaran el norte de Kiev, Zaluzhny, de 49 años, es apodado “el general de hierro” o el “general indestructible”.

Zaluzhny fue nombrado comandante en jefe de las fuerzas armadas en julio de 2021, para modernizarlas. Es considerado un héroe y encarna una generación de militares que se preparó para la guerra total con Rusia desde 2014, cuando Vladimir Putin anexó Crimea y fogoneó el conflicto en el Donbass. Y que quiere ganar esa guerra a toda costa: “Nuestro objetivo sigue siendo liberar toda la tierra ucraniana de la ocupación. No nos detendremos por ningún motivo… La única condición posible a negociaciones: Rusia debe liberar todos los territorios invadidos por sus tropas”, escribió el 15 de noviembre en su Facebook, pese a su bajísimo perfil. Quienes lo conocen dicen que Zaluzhny es un general que escucha a los soldados. Nada que ver con los generales rusos que dictan órdenes de arriba.

Li Qiang (China)

Li Qiang se convertirá muy posiblemente en el segundo líder más poderoso de China en 2023. Es el candidato más probable a consagrarse como primer ministro en la sesión legislativa anual de marzo. Si se quedara con el cargo, el desafío para este hombre de 63 años con poca experiencia en puestos clave, pero un acérrimo aliado de Xi Jinping, será colosal. Será el encargado de reimpulsar la economía, que ha sufrido las severas consecuencias de la política de “Covid cero”, la intransigente política sanitaria que ha provocado protestas sin precedente en el país, y todo esto en medio de relaciones cada vez más tensas con Estados Unidos.

Como hombre de confianza de Xi, quien se ha vuelto una figura sin muchos contrapesos -como denotó su histórica ratificación por tercera vez en la secretaría general del Partido Comunista Chino (PCCh)-, es posible que tenga una mayor libertad para gestionar la economía que su predecesor, Su Tseng-chang, enfocándose en la innovación y la alta tecnología. No obstante, los analistas dicen que es poco probable que Li tenga una posición demasiado fuerte, ya que el papel del primer ministro pasó en el último tiempo a ser el de un ejecutor de las decisiones del presidente.

Amir Nasr-Azadani (Irán)

Después de la trágica muerte de Mahsa Amini en manos de la policía de la moral el 16 de septiembre de este año, un nuevo caso se erigió como símbolo de las protestas en Irán contra la restricción de las libertades y la violación de derechos humanos por parte del régimen islámico. Según los reportes recogidos por el sindicato de fútbol FIFPRO, Amir Reza Nasr-Azadani, un joven futbolista de 26 años, fue capturado por las fuerzas de seguridad en noviembre de este año y condenado con la pena de muerte tras su participación en las manifestaciones.

El gobierno negó la información y señaló que aún no se ha celebrado el juicio por el cual se lo acusa de ser miembro de un grupo armado responsable del asesinato de tres agentes de seguridad. Su caso despertó la indignación y la condena de prominentes figuras políticas, artistas y deportistas de todo el mundo, que aguardan vigilantes el destino de Nasr-Azadani, quien puso el foco de la comunidad internacional en las numerosas detenciones arbitrarias, los controvertidos procedimientos legales y la violenta represión de un régimen cada vez más cuestionado. La gran incógnita para el próximo año es cómo responde el régimen de los ayatollahs frente a tal presión.

Kristalina Georgieva (FMI)

Cuando asumió el 1° de octubre de 2019, la primera directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) originaria de un país emergente, la búlgara Georgieva se declaró “consciente de los enormes desafíos” que debería enfrentar.

El crecimiento mundial “decepcionaba”, las tensiones comerciales “persistían” y la carga de la deuda “aumentaba” en muchos países. “En ese contexto, mi prioridad inmediata al frente del FMI será ayudar a los países miembros a minimizar el riesgo de crisis y aprestarse a enfrentar el estancamiento de la economía”, declaró.

Probablemente, nunca imaginó hasta qué punto tendría razón. Desde entonces, Georgieva tuvo que hacer frente a un planeta atormentado por una pandemia inédita y, de inmediato, una crisis económica planetaria desencadena por el aventurismo desdichado de Vladimir Putin.

Quienes la conocen aseguran que es realmente hábil para conciliar puntos de vista a fin de lograr consensos. Y, como si el destino a veces hiciera bien las cosas, durante su paso por el Banco Mundial fue directora de Operaciones en Rusia, y de Desarrollo Durable, incluso en los Estados frágiles o que salen de un conflicto militar.

Tsai Ing-wen (Taiwán)

Aunque cobró un enorme protagonismo en agosto por la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos Nancy Pelosi a Taiwán, la presidenta de la isla, Tsai Ing-wen, a quien le gusta compararse con la excanciller alemana Angela Merkel, terminó el año un poco golpeada luego de sufrir una contundente derrota en las elecciones locales que la obligó a abandonar su cargo al frente del Partido Demócrata Progresista (PDP). Su promesa de defender a toda costa la soberanía de una isla que China reclama como propia perdió vigor en los últimos meses frente a las cuestiones domésticas y cotidianas, como la contaminación, el tráfico infernal, la criminalidad y la adquisición de vacunas de Covid.

Sin embargo, para la comunidad internacional, especialmente para Occidente y otros países del este de Asia, la líder taiwanesa que se ha erigido como la gran protectora de la independencia de Taiwán será una pieza clave en 2023 para contrarrestar el enorme poderío de China. La guerra en Ucrania ha reavivado los temores de la isla de que el gigante asiático adopte una senda similar a la elegida por Rusia. Por lo tanto, un socio firme en la estratégica región de Asia-Pacífico será imprescindible

Isabel Díaz Ayuso (España)

Al frente de la Comunidad de Madrid desde 2019, la dirigente conservadora Isabel Díaz Ayuso es una de las figuras más promisorias del Partido Popular (PP), la formación que aspira a desbancar del gobierno central al socialista Pedro Sánchez en las elecciones de fines de 2023.

Las encuestas abren la posibilidad a una caída del gobierno de coalición del PSOE y Podemos, en problemas por el efecto en el bolsillo de los españoles de la inflación y la guerra en Ucrania. En su lugar podría surgir una coalición conducida por el líder del PP, Alberto Núnez Feijóo.

Díaz Ayuso, quien en la Argentina es conocida por sus críticas al peronismo desde el otro lado del Atlántico, volverá a ser la figura del PP madrileño en las elecciones a la Asamblea de Madrid en mayo próximo, en el marco de las elecciones autonómicas y municipales. La dirigente confía en que las urnas serán favorables a su partido en los comicios regionales y esto será una suerte de trampolín para que Feijóo llegue a La Moncloa.

“O Sánchez o España”, dijo Díaz Ayuso en un reciente discurso, en modo campaña y pensando ya en los retos electorales de 2023. El lema fue a tono con los que concurrió a las elecciones madrileñas en 2021: “socialismo o libertad” y luego “comunismo o libertad”.

Javier Macaya (Chile)

El senador Javier Macaya, presidente de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI), lideró el rechazo al proyecto que se plebiscitó el 4 de septiembre para reemplazar la Constitución que rige en Chile desde la dictadura de Augusto Pinochet, y cuyas propuestas refundadoras no tuvieron adhesión entre los votantes.

Sin embargo, tras el triunfo del “rechazo”, Macaya tomó otra vez la iniciativa y se convirtió en el artífice de un nuevo proceso constituyente, bajo otras reglas, que permita, esta vez sí, elaborar una Carta Magna sin extremismos y que aborde al mismo tiempo las preocupaciones y necesidades de la sociedad chilena contemporánea.

Bajo la batuta de Macaya y otros dirigentes moderados a derecha e izquierda, la iniciativa fue madurando y superando los obstáculos que les fueron oponiendo desde los afilados bordes del arco político. El proceso concluirá con un plebiscito de salida el 26 de noviembre de 2023.

“Cuando tienes a los extremos haciendo la crítica respecto de algo donde todos tuvimos que ceder posiciones te das cuenta que el acuerdo fue bueno”, dijo Macaya sobre el acuerdo alcanzado el 13 de diciembre pasado.