Diez años después del Maidán en Ucrania, expertos reflexionan sobre una "transformación existencial"

Hace diez años, el entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, se inclinó hacia Rusia cuando Ucrania avanzaba hacia vínculos más estrechos con la Unión Europea (UE). Su negativa, en noviembre de 2013, a firmar un acuerdo de asociación con la UE empujó a cientos de personas, principalmente jóvenes, a protestar en una plaza del centro de Kiev. Pero el uso excesivo de fuerza por parte de las autoridades contra los manifestantes provocó que miles de personas de diferentes generaciones inundaran la capital, dando origen a la revuelta del Maidán.

Marcy Shore, profesora asociada de Historia en la Universidad de Yale, explica que "no fue solo una protesta política, ni solo un cambio político, sino una verdadera transformación existencial. Se podía sentir un cambio de época, y un cambio en la gente. Hoy, intelectuales ucranianos como Vasyl Cherepanyn dicen que la sociedad ucraniana, tal como la conocemos ahora, nació en el Maidán".

Andreas Umland, analista del Centro de Estocolmo para Estudios de Europa del Este, añade que "ya no se trataba del acuerdo de asociación en sí", sino de la "dignidad del pueblo" que debe "ser respetada por el Gobierno".

"Y la violenta dispersión del pequeño campamento inicial en la Plaza de la Independencia actuó básicamente como un detonante para un desacuerdo más prolongado de muchos ucranianos con el gobierno de Yanukóvich, con sus prácticas hipercorruptas y su falta de respeto hacia la gente común", agrega Umland.

Shore, por su parte, señala además que la magnitud de las protestas no tenía precedentes. "Nunca nadie había visto tanta gente en las calles de Kiev. Y ahora ya no solo gritaban: Ucrania es Europa. Ahora decían: no permitiremos que golpeen a nuestros niños", dice la profesora de Yale.

Después de tres meses de enfrentamientos violentos, en los que murieron decenas de manifestantes, el presidente Yanukóvich fue derrocado y huyó a Rusia. Se convocaron entonces elecciones para un nuevo jefe de Estado, y Kiev y la UE finalmente firmaron el acuerdo de asociación. Pero Rusia se negó a dejar en paz al país. Bajo el mando del presidente Putin se anexionó ilegalmente Crimea, apoyó un levantamiento prorruso en partes del este de Ucrania y luego lanzó una invasión a gran escala del país en febrero de 2022.

"Se restableció el desarrollo democrático de Ucrania. Pero esto provocó una reacción violenta de Rusia. Era inevitable, al menos bajo el régimen de Putin, porque la evolución democrática de una Ucrania exitosa, la integración europea, etc., se habría convertido en una amenaza para la estabilidad interna de Rusia, porque los rusos podrían haber comenzado a ver a Ucrania como un modelo para el desarrollo de su propio país", explica Umland.