Despachadores de gasolina y sus sueldos precarios en una industria millonaria en México

Despachadores de gasolina en México enfrentan precariedad laboral. (Hector Vivas/Getty Images)
Despachadores de gasolina en México enfrentan precariedad laboral. (Hector Vivas/Getty Images)

Los despachadores de gasolina en México enfrentan una paradoja difícil de asimilar: trabajan para una industria poderosa, que no podría sostenerse sin ellos, pero que les paga muy mal. Durante 2022, los ingresos petroleros fueron de 1.4 billones de pesos —un aumento del 18,7%, según El País—. Pero los sueldos mínimos para los despachadores, según la Comisión Nacional de los Salario Mínimos, es de unos 214.9 pesos. Ganan el salario mínimo por despachar gasolina porque, en teoría, se recuperan con las propinas que reciben, aunque ese cálculo puede llegar a fallar.

Así lo explicó uno de ellos, de nombre David, con más de cuarenta años en este oficio a El Financiero. "Más o menos es lo que me pagan al mes, 6-7 mil pesos, que es lo que ya tengo comprometido con la comida, escuelas, casa, y hay que ‘rezar’ para que nos caigan buenas propinas y podamos rozar los 9-10 mil pesos mensuales”.

Es verdad que ha habido aumentos al salario mínimo en el país durante los últimos años (en 2019, era de 106.89 pesos), pero al mismo tiempo ha habido una inflación del 24% desde entonces hasta ahora, de acuerdo con la calculadora del INEGI. Y ese incremento en los precios se resiente por más que haya un incremento salarial para los despachadores de gasolina: “Casi no hemos sentido el incremento salarial, ya que nos afectó mucho la pandemia, estuvimos con sueldos reducidos y sin propinas mucho tiempo, y actualmente ya no despachamos lo de antes, si bajó el tráfico de autos”.

Gasolinera de Pemex durante 2019. (ULISES RUIZ/AFP/Getty Images)
Gasolinera de Pemex durante 2019. (ULISES RUIZ/AFP/Getty Images)

Los montos de propina en realidad son un volado y a estas alturas los despachadores lo tienen muy claro. Pueden ser muy buenas o muy malas, y depende de diversos factores: la afluencia de carros, el horario en que el se esté trabajando y, desde luego, la disposición de los clientes a dejar algún extra. Por ejemplo, el año pasado un despachador de Reynosa, Tamaulipas, compartió cuánto dinero juntó en una noche de trabajo: 144 pesos.

La cifra más alta, de entre quienes sí accedieron a dar la propina, fue de 50 pesos, y la más baja de apenas dos pesos. En el audio de su video, que subió a TikTok, se escucha que algunos clientes le dicen que no le pueden dar más porque ya están haciendo el gasto de la gasolina —al día de hoy, la gasolina tiene los siguientes precios en el país: 21.99 para la Magna; 24.15 para la Premium, y 23.59 para el Diesel—.

El despachador entrevistado por El Financiero comenzó a trabajar en esta área cuando tenía apenas 18 años, y lo hizo por necesidad, porque fue la opción que encontró, y porque supuestamente la recepción de propinas resultaba muy buena. “Tuve mucha suerte, justo estaban buscando alguien que despachara gasolina, y me dijeron que se ganaba bien con las propinas, hace años nos iba mejor, porque, aunque no tuviéramos sueldo fijo, los clientes te daban una buena propina; sin embargo, ahora ya ni te dan nada, sobre todo los que pagan con tarjeta de crédito, de a tiro se olvidan de gratificar a la persona que los atendió”, detalló. Además se añade un asunto que, para suerte de ellos, todavía no es extendido pero podría serlo en el futuro: el uso del servicio automatizado, que pondría fin a la labor de los despachadores.

Las jornadas de trabajo en una gasolinera constan de ocho horas, con turnos que pueden ser matutino, vespertino y nocturno. Hay un día de descanso y los trabajadores deben ser provistos de seguro social, pero ese es otro problema: muchos despachadores laboran sin contrato. Una exdespachadora entrevistada por Milenio en diciembre pasado, explicó que laboró para la empresa Infra, pero no tenía un sueldo base y decía mantenerse únicamente con las propinas que recibía. En México hay 277 marcas que ofrecen servicios de gasolinería en todo el país. La industria, como se puede ver, es gigante, pero eso no le garantiza ingresos dignos al eslabón más importante para el funcionamiento del negocio.

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