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Designaron por sorteo al juez Daniel Petrone como suplente de Eduardo Riggi en la Cámara de Casación

El juez Daniel Petrone fue designado como vicepresidente del Consejo Directivo del Centro de Justicia de las Américas
El juez Daniel Petrone fue designado por sorteo como suplente del juez Riggi en la cámara de Casación

El juez Daniel Petrone fue designado por sorteo como suplente de su colega Eduardo Riggi en la Cámara de Casación, luego de que el magistrado dejó su cargo al cumplri 75 años y no conseguir que el Poder Ejecutivo enviara su pliego al Senado para que le diera un nuevo acuerdo.

Tras un acuerdo del Tribunal de la Superintendencia, integrado por los presidentes de cada una de las salas de la Cámara de Casación, Ana María Figueroa, titular del organismo, requirió que trajeran el bolillero con las bolillas de madera. Se colocó una bolilla por cada juez interesado en subrogar a Riggi. Se postularon Figueroa, Gustavo Hornos, Petrone, Carlos Mahiques y Alejandro Slokar. Salió la bolilla número dos que correspondíó al juez Petrone.

Eduardo Riggi
Eduardo Riggi

De este modo, la Sala III de la Cámara de Casación quedará integrada por el juez Juan Carlos Gemignani, y los dos subrogantes, Petrone y Mariano Borinsky.

Asimismo, los magistrados decidieron hacer mañana una despedida a Riggi, que deja el tribunal después de 33 años. Habrá un ágape, discursos de despedida y una acordada del tribunal reconociendo el trabajo del camarista.

“Destrato”

El juez Riggi, que fue dejado cesante porque cumplió 75 años y el Gobierno no promovió su continuidad, se fue dando un portazo, como informó LA NACION. En un mensaje a sus colegas, denunció el “destrato″ del Poder Ejecutivo, que no le dio una respuesta, ni para aceptarle la renuncia ni para informarle que enviarían su pliego al Senado para un nuevo acuerdo. Riggi tenía 57 años de servicio en el Poder Judicial.

“Pueden prescindir de mis servicios, pero jamás podrán dejar de respetarme como juez”, afirmó el juez saliente, en un mensaje que envió a un grupo de chat que integra con otro centenar de magistrados, en el que abundó: “Solo aspiré a una cuota de seriedad y requerí certidumbre. Esperé siempre no tener que llegar al extremo de tener que demandar esta última”.

“Más allá del destrato sufrido -agregó-, lo ocurrido me resulta una caricia para el alma, porque los comentarios de pasillos que argumentan el rechazo gubernamental para mi continuidad a raíz de mis fallos de contenido imperdonable, son un inmenso halago a mi independencia moral y libertad de conciencia”.

Riggi escribió: “Sería inadmisible para todos, absolutamente para todos mis maestros en la magistratura, pensar que yo pudiera aplaudir, hacerme el distraído o justificar la corrupción estatal y conductas delictivas fehacientemente acreditadas. Un muy fuerte abrazo!”.