El desastre que viene para México y nadie puede parar; primero golpeará a los jóvenes, después a todos
Millones en México esperaban la fecha sobre la reanudación de sus actividades escolares, lo que sucedió el pasado lunes cuando el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, informó que el ciclo escolar 2020-2021 iniciará el 24 de agosto. Pero no habrá regreso a las aulas, debido a que no existen condiciones propicias para impartir clases presenciales, por lo que el regreso será con el apoyo de los medios de comunicación, principalmente de televisoras.
El secretario Moctezuma Barragán comentó en la conferencia de prensa del presidente López Obrador, que la pandemia plantea que "el riesgo para la salud y la vida sigue siendo alto, la realidad nos obliga a tener paciencia y prudencia, de lo contrario nos puede suceder como a Israel, Corea del Sur, Reino Unido, Francia, que abrieron sus escuelas y tuvieron que volver a cerrar".
En la fecha prevista estarían reanudando sus actividades “educativas” frente a una televisión 30 millones de estudiantes, lo que parece un planteamiento que difícilmente se cumplirá debido a condiciones, como la existencia de dos o más menores en edad escolar que deban compartir una sola televisión. La ausencia de un adulto que debe salir a conseguir el sustento para la familia o el caso de un menor que en esta pandemia perdió a uno de sus padres y tendrá que asumir funciones de proveedor para sostener a sus hermanos, entre otras.
Escuelas privadas, en riesgo de cierre por pandemia
Estimaciones recientes de la Secretaria de Educación Pública indican que debido a la pandemia del COVID-19 al menos 800 mil alumnos, que terminaron su secundaria, no continuaran sus estudios de bachillerato.
La Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior calcula que se presentará un escenario negativo para este sistema, prevé que se caerá un 40 por ciento su matrícula, lo que llevaría al cierre de planteles y la migración de cientos de miles de estudiantes hacia el sistema público, ya saturado, lo que podría paliarse mediante créditos fiscales para las instituciones educativas particulares y un sistema de becas para pago a futuro, para evitar la deserción.
La pandemia frenó en el mundo la economía. En México los problemas económicos estaban presentes desde 2019 y se agudizaron con la determinación de cerrar las actividades productivas y comerciales no esenciales. Fueron afectados miles de medianos y pequeños empresarios, así como aquellos que subsisten en la economía informal. Muchos de ellos integrantes de la “cultura del esfuerzo” que destinaban parte de su ingreso para financiar la educación de sus hijos, lo que ya no podrán hacer porque quebró su negocio, con lo que se pospone el futuro de los hijos.
Para los maestros la experiencia de los pasados cuatro meses, sin la presencia física de sus estudiantes, no ha sido fácil. Muchos de ellos no lograron comunicarse con sus estudiantes. Su papel de guía y asesor escolar fue tomado por el padre o la madre de los niños y niñas.
Ante esta realidad, el panorama se plantea como de improvisación, a pesar de la planeación emergente de las autoridades educativas, cuestionada por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que se opone a regresar a clases con apoyo de las televisoras y plantea su propio programa de trabajo educativo en las entidades en las que domina.
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No parece suficiente el esfuerzo de la SEP para normalizar las actividades académicas y hacerlo con el apoyo temporal de las televisoras privadas, implica cumplir un compromiso político y posponer la función de la escuela como medio insustituible de socialización para los niños y niñas y de reflexión, intercambio de ideas, aprendizaje de experiencias y dominio de un oficio, como corresponde a la educación superior.
La experiencia de la SEP en la impartición de clases por televisión es de más de 50 años, pero no han sido impartidas con los escolares en casa. Lo que hace previsible que México podría tener, por la pandemia, una generación de millones con una formación mediocre o que miles pierdan su futuro por haber abandonado la escuela que los forma para alcanzar mejores oportunidades en la vida.
El reto que plantea la pandemia en materia de educación no es solo la continuidad del sistema, es además la calidad de los contenidos informativos y la recuperación, en el menor plazo posible, de la función socializadora de la escuela. No hacerlo supone perder el futuro de una generación, sacrificar el crecimiento profesional de las madres trabajadoras y plantear un horizonte de dependencia técnica y profesional para México. Pero en materia educativa este virus nos ha puesto contra la pared y es sencillamente imposible hacer algo diferente. Un desastre viene para México y sus jóvenes y a largo plazo, para todos. Y ni siquiera tuvieron que enfermarse.
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