DeSantis, en apuros para alcanzar a Trump, ejerce su poder ejecutivo en medio del conflicto en el Medio Oriente

Cinco meses después de lanzar su candidatura presidencial y en medio de una crisis en el Medio Oriente, el gobernador Ron DeSantis está haciendo hincapié en la misma cualidad que lo situó en el mapa político nacional desde el principio: su autoridad ejecutiva.

En las semanas desde que los militantes de Hamas llevaron a cabo una incursión sorpresa en Israel, DeSantis volvió a su papel de gobernador. Firmó una orden ejecutiva que destinó millones de dólares de los impuestos estatales a un esfuerzo para evacuar a ciudadanos estadounidenses atrapados en Israel y persuadió a los legisladores estatales para convocar un período especial de sesiones y aprobar nuevas sanciones estatales contra Irán.

Las recientes acciones marcan una especie de regreso a la buena forma para DeSantis, cuyo ascenso a la prominencia nacional se construyó en gran parte sobre su reputación como un gobernador conservador de mano dura que podía insertarse a sí mismo y a su estado en las noticias más importantes del día.

“Es algo que se le ha dado bien: encontrar formas de actuar en temas que preocupan a los conservadores o marcar la pauta de lo que los conservadores deberían hacer”, dijo Aubrey Jewett, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Centro de la Florida (UCF). “Esta es una oportunidad más para que se le vea como un líder decisivo; alguien que pasa a la acción y hace cosas, y no se limita a hablar de ellas”.

DeSantis y sus aliados presentaron los esfuerzos de su administración como necesarios para llenar lo que él ha descrito como un “vacío” dejado por un gobierno federal lento. Pero su campaña, con problemas de liquidez, deja pocas dudas de que considera su respuesta oficial a la guerra entre Israel y Hamas como una ventaja.

La semana pasada, pocos días después que aterrizaran en Tampa los primeros vuelos con estadounidenses varados en Israel —un viaje que el director de gestión de emergencias del estado estimó que tuvo un costo de $4 millones—, la campaña presidencial del gobernador empezó a vender camisetas con el lema “DeSantis Airways”. En un comunicado, el equipo político de DeSantis se jactó de que gracias al gobernador “más de 670 estadounidenses han sido traídos sanos y salvos desde Israel” y que “se esperan más regresos esta semana”.

“El gobernador sabe cómo usar las palancas de la autoridad ejecutiva para ofrecer resultados y siempre da un paso al frente cuando la gente está más necesitada”, dijo Bryan Griffin, secretario de Prensa de la campaña de DeSantis.

Terreno por recuperar

Algunos de los críticos de DeSantis, sin embargo, ven a un político que usa los recursos estatales para impulsar su campaña en apuros. En la plataforma digital X, la representante estatal demócrata Anna Eskamani dijo refiriéndose al próximo período especial de sesiones legislativas que “DeSantis malgasta el dinero de los contribuyentes floridanos para su fallida candidatura presidencial”.

A pesar de entrar en la contienda presidencial de 2024 en mayo como la alternativa favorita de los republicanos a Donald Trump, DeSantis ha pasado apuros para hacer cualquier tipo de daño a las cifras de las encuestas obstinadamente altas del ex presidente en las primarias republicanas. Más recientemente, se le ha visto compitiendo cada vez más con otros aspirantes del Partido Republicano.

Una encuesta de USA Today y la Universidad de Suffolk, divulgada el lunes mostró que la ex embajadora ante Naciones Unidas Nikki Haley había alcanzado el 11% de apoyo a nivel nacional entre los electores republicanos, lo que la sitúa solo un punto porcentual por debajo de DeSantis. Trump, por su parte, obtuvo un 58% de apoyo, un aumento de 10 puntos desde junio.

Trump está tan adelante que pidió al Comité Nacional Republicano que deje de celebrar debates entre los candidatos a las primarias.

Pero Kevin Madden, estratega republicano y ex asesor principal de la campaña presidencial de Mitt Romney en 2012, dijo que la guerra en curso entre Israel y Hamas marca una nueva fase de la contienda presidencial que, en última instancia, pondrá a prueba la disposición de los candidatos a responder a acontecimientos fuera de su control.

DeSantis, añadió, está entre los candidatos que “mejor están aprovechando este momento”.

“Es una gran plataforma para la campaña”, dijo Madden. “Como candidato, tienes que localizar las cosas y hacer política detallista. Pero al final, los acontecimientos toman el relevo. Ocurre en todas y cada una de las campañas, en las que los acontecimientos empiezan a dirigir la lente con la que los electores juzgan a los candidatos. Y lo ocurrido en Israel es un ejemplo perfecto. Tienes que buscar dónde puedes impulsar un tema de comandante en jefe para tu campaña”.

No está claro si DeSantis puede recrear el tipo de relámpago político que le ayudó a impulsarse en la contienda presidencial en primer lugar. Madden advirtió que la lucha en el Medio Oriente puede no resultar tan decisiva en las primarias republicanas y que hay otros problemas que DeSantis debe abordar en su campaña presidencial.

Pero a través de la oficina del gobernador, DeSantis puede hacer cosas que otros candidatos —o incluso su propia campaña— no pueden.

Los actos oficiales, como un discurso en una sinagoga de Surfside, Florida, a principios de este mes, suelen ser una noticia de la que luego hace eco su equipo político. Las llamadas a la acción en campaña pueden traducirse en órdenes ejecutivas tangibles con fuerza de ley.

“Todos los funcionarios electos que se postulan tienen una especie de ventaja”, dijo Jewett. “Él está en condiciones de adoptar una postura sobre estos asuntos como auténtico ejecutivo y dirigir los recursos en un sentido u otro. Puede apretar las tuercas a la Legislatura. La mayoría de los candidatos solo pueden decir lo que harían si estuvieran en una posición de poder”.

Los legisladores de la Florida se reunirán en Tallahassee la semana del 4 de noviembre para un período especial de sesiones en que se espera que aborden varias de las recientes propuestas de DeSantis, incluyendo nuevas sanciones a Irán, una resolución que exprese el apoyo a Israel y una medida destinada a reforzar las protecciones contra la violencia antisemita y los crímenes de odio. Esa sesión tendrá lugar la misma semana en que DeSantis estará en Miami, a cientos de millas de la capital, participando en el tercer debate presidencial republicano.

Justin Sayfie, cabildero republicano basado en la Florida y recaudador de fondos de DeSantis, dijo que el reciente enfoque en la guerra en Israel había puesto al gobernador de nuevo en una posición política más cómoda.

“Está orientado a la acción en términos de su estilo de liderazgo”, dijo Sayfie. “Se trata de un gobernador y candidato presidencial que no se limita a hablar, sino que actúa y hace las cosas. Esa es la gran lección”.