El nuevo desafío de Ramaphosa: liderar una coalición inédita con adversarios en Sudáfrica

Johannesburgo, 17 jun (EFE).- El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, superó con éxito el primer obstáculo para ser reelegido para un segundo mandato pese a perder la mayoría absoluta en las últimas elecciones, pero debe poner en funcionamiento una coalición inédita y trabajar con sus hasta ahora principales adversarios.

Su partido, el histórico Congreso Nacional Africano (CNA) de Nelson Mandela, que gobierna desde las elecciones de 1994 que pusieron fin al régimen racista del "apartheid", obtuvo el 40,18 % de los votos el pasado 29 de mayo, sus peores resultados, lo que le ha obligado a acercarse a otras organizaciones para gobernar.

La persistencia en Sudáfrica de problemas como el elevado desempleo (32,9 %), la criminalidad, la crisis energética con constantes apagones y la extrema desigualdad que todavía pesa sobre la población negra han dañado la popularidad de la organización.

El acercamiento a otras formaciones se palpó el pasado viernes en la primera sesión de la Asamblea Nacional (Cámara Baja del Parlamento) desde los comicios, en la que Ramaphosa, cuyo partido tiene 159 escaños, resultó elegido por 283 votos para un segundo mandato de cinco años.

Horas antes de esa elección, John Steenhuisen, líder del segundo partido de Sudáfrica, la Alianza Democrática (AD), anunció haber llegado a un acuerdo con el CNA para formar un "Gobierno de unidad nacional (GUN)” sin precedentes.

La AD, heredera de la clase dirigente política blanca que se oponía al “apartheid”, cosechó el 21,81 % de los votos (87 escaños) en las últimas elecciones.

La decisión de trabajar juntos llegó después de días de intensas negociaciones que sirvieron para, al menos en parte, olvidar años de choques entre los dos partidos.

Entre sus últimas polémicas, destaca la oposición de la AD a la postura cercana del CNA con Palestina, que llevó al Gobierno sudafricano a acusar a Israel de genocidio ante la Corte Penal Internacional de Justicia (CPI).

La AD también se opuso a medidas como una ley polémica que busca garantizar la sanidad universal en Sudáfrica, aprobada por Ramaphosa durante su campaña electoral, por considerarla “populista” y “electoralista”.

Adversarios llamados a entenderse

Sin embargo, pese a tener, al menos sobre el papel, ideologías diferentes -el CNA es de centroizquierda, mientras la AD es de centroderecha liberal-, la politóloga y defensora de los derechos humanos Thuli Madonsela piensa que su coalición podría funcionar.

“Sus diferencias podrían reducirse fácilmente a cuestiones como la política de relaciones internacionales. La posición sobre Palestina e Israel, Rusia, el Plan Nacional de Ayuda Financiera para los Estudiantes o las subvenciones sociales probablemente permanecerán como están. Pero si la AD quiere un cambio de política en estos asuntos, la pelota estará sobre su tejado”, dice Madonsela a EFE.

La coalición ha incluido a otros partidos más pequeños, como el Partido de la Libertad Inkatha (IFP, conservador y nacionalista de la etnia zulú).

Todos deberán resistir una dura oposición de, sobre todo, los Luchadores por la Libertad Económica (EFF, extrema izquierda y cuarto partido del país), liderado por Julius Malema; y el uMkhonto weSizwe (Partido MK) del expresidente Jacob Zuma, un exmiembro del CNA que se separó del partido después de que las autoridades apoyasen una investigación sobre la presunta corrupción que afectó al aparato público sudafricano durante su Presidencia (2009-2018).

Zuma, que irrumpió en sus primeras elecciones con el Partido MK como tercera fuerza política con casi el 14,60 % de los votos (58 escaños) pese a que el Tribunal Constitucional le impidió concurrir como candidato presidencial por haber sido condenado a quince meses de cárcel por desacato en 2021, ni siquiera aceptó los resultados electorales, que considera falsos.

Además, ha llamado a la población a manifestarse “pacíficamente en las calles, en los tribunales e incluso en el Parlamento" hasta que sus "quejas sean atendidas”.

Pese al ruido, la investidura de Ramaphosa, de 71 años, se celebrará el próximo miércoles en una ceremonia a la que el Gobierno espera que acudan numerosos mandatarios de África, sobre todo del sur del continente.

Ese evento será el pistoletazo de salida para la formación de un gabinete que debería incluir a miembros de otros partidos de la coalición.

Por el momento, la AD se ha asegurado por primera vez en su historia la vicepresidencia del Parlamento gracias a la elección el pasado viernes de Annelie Lotriet para ocupar ese cargo, con los votos afirmativos de los diputados del CNA.

Sin embargo, el CNA mantiene la presidencia del Parlamento, con la exministra de Agricultura Thokozile Didiza al mando.

Todos los ojos ahora, pues, están puestos en las decisiones que pueda tomar Ramaphosa.

Moses Mudzwiti

(c) Agencia EFE