¿Derrotaremos a la gripe con ayuda de este peludo amigo?

Ejemplar de llama. (Imagen gratuita vista en Pixabay).
Ejemplar de llama. (Imagen gratuita vista en Pixabay).

Imagina una bola de nieve cubierta de esos pequeños soportes que los golfistas clavan en el césped para colocar la bola encima y dar el primer palo de cada hoyo (llamados tees). Básicamente ese el aspecto que tiene un virus de la gripe (véase imagen inferior).

Para que nuestras defensas puedan combatir con éxito a un virus, debemos contar con anticuerpos que se anclen a la forma superior de esos tees virales encajando en él como dos piezas de puzzle. Con las vacunas anuales contra la gripe que suministramos a nuestros mayores y a personas de alto riesgo, conseguimos que nuestras defensas estén preparadas contra las cepas más comunes que los virólogos observan cada estación.

Pero dado que la gripe no viene causada por un solo virus, sino que en realidad es el producto de una colección de virus genéricamente diversos que mutan constantemente, nuestras defensas nunca están preparadas del todo contra esta enfermedad. Eso explica que a pesar de las campañas de vacunación, cada año mueran en mundo entre 290.000 y 650.000 personas por causa de la gripe estacional, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.

¿Hay algo que podamos hacer? Sí, en el horizonte se divisa una esperanza proveniente de un animal emblemático de Sudamérica: las llamas. Y es que estos peludos habitantes del altiplano andino, pertenecientes a la familia de los camélidos, guardan un gran secreto en su sistema inmunológico, que es capaz de producir unos anticuerpos especiales que logran plantar cara a varias cepas de gripe simultáneamente.

En efecto, en un nuevo estudio muy prometedor se utilizaron estos anticuerpos para atacar múltiples cepas de influenza a la vez, una técnica que podría conducir a una prevención más efectiva de la gripe. Además, estos anticuerpos pueden sobrevivir sin refrigeración durante más tiempo, lo que podría reducir el coste y la complejidad del tratamiento de la gripe.

Como siempre conviene ser prudente, de momento el estudio se ha realizado con ratones, y ya sabemos que los buenos resultados con roedores no siempre pueden extrapolarse a humanos. Dicho lo cual, hay que reconocer también las buenas noticias, y lo cierto es que los resultados del estudio mostraron una protección duradera en ratones de edad avanzada e inmunodeficientes contra diversos virus de influenza A y B, incluso a pesar de que se les suministró dosis letales.

Hasta ahora, las vacunas estacionales se basaban en la inyección de fragmentos del virus de la gripe (previamente neutralizados) para enseñar al sistema inmunológico del receptor a producir anticuerpos que encajasen en la estructura exterior del virus. Si más tarde el vacunado se encontraba con el virus en la naturaleza, sus anticuerpos ya estaban preparados para combatirlos. Por desgracia, dada la velocidad a la que mutan estos virus, la vacuna de este año no servirá de nada el año que viene.

Representación tridimensional del virus de la gripe. (Crédito imagen: Pixnio.com).
Representación tridimensional del virus de la gripe. (Crédito imagen: Pixnio.com).

Sin embargo, el novedoso enfoque de este equipo de bioquímicos de la Institución de Investigación Scripps consiste en crear un tratamiento preventivo que podría funcionar de año en año y proteger potencialmente tanto contra la gripe estacional como contra posibles pandemias, como la temida gripe aviar. Lo explica uno de los co-líderes del trabajo, Ian Wilson: “lo que pretendemos es pasar por alto el uso de vacunas. En lugar de pedirle al cuerpo que construya su inmunidad, empleamos anticuerpos derivados de los de las llamas para combatir directamente al virus de la gripe”.

El nuevo anticuerpo neutralizante, al que han llamado MD3606, ha sido producido a partir de muestras recogidas en llamas previamente inmunizadas con vacunas, y tiene características multidominio, es decir es capaz de proteger simultáneamente frente a diferentes tipos de gripe. Por lo que puedo leer, el anticuerpo suministrado a los ratones se obtuvo fusionando cuatro anticuerpos diferentes de dominio único en una molécula más grande, para lo cual se empleó una proteína humana que hizo las veces de andamio.

El secreto de su éxito parece venir del pequeño tamaño de estos anticuerpos de llama, menores que los del resto de mamíferos hasta en un 90%. Al parecer, son más sencillos (constan de un solo gen) y si logran acoplarse a múltiples variedades de virus es porque no les importa la forma superior de los “tees” que los recubren sino que varían su estrategia y se adhieren al tallo, que generalmente muta más despacio. Técnicamente logran esto tras desactivar una proteína situada en la capa externa del virus, llamada hemaglutina, que es responsable de la adhesión del patógeno a las células del sistema respiratorio.

Lo dicho, no esperes contar pronto con este híbrido en nuestras clínicas médicas, los tratamientos experimentales (especialmente si incluyen terapias genéticas) siguen un lento proceso secuencial antes de lograr la aprobación de las autoridades sanitarias. No obstante la esperanza está ahí. ¡Quién iba a decir que las llamas guardaran un secreto así!

El trabajo del equipo codirigido por Wilson acaba de publicarse en Science.

Me enteré leyendo Pbs.org.