Philipsen empata a 3 con Girmay en Nîmes

Nîmes (Francia), 16 jun (EFE).- El belga Jasper Philipsen (Alpecin) aprovechó la estela del maillot arco iris del campeón del Mundo Mathieu Van der Poel para anotarse el triplete en la decimosexta etapa disputada entre Gruissan y Nîmes, de 188,6 km, en la que empató a victorias con el eritreo Biniam Girmay, a quien disputará el maillot verde hasta Niza.

Sin cambios en la general, con el esloveno Tadej Pogacar al mando, la última fiesta del esprint la celebró por todo lo alto Philipsen (Ham, 26 años), impulsado por Van der Poel, quien le puso en bandeja de plata su novena victoria en el Tour y la número 49 en el historial del ganador esta temporada de la Milán San Remo.

Faltó al esprint Biniam Girmay, quien sufrió una caída a 1,5 km de meta que le impidió hacer frente a Philipsen, dejando al belga los puntos por el maillot verde. Una victoria en un esprint bien preparado por el Alpecin que remató con triplete su "guepardo" en 4h.11.27, a una media de 45 km/hora, en jornada lenta que llegó en su horario previsto más lento.

Philipsen, quien lamentó la caída de su rival eritreo, superó por velocidad al alemán del Bahrain Phil Bauhaus y al noruego del Uno X Alexander Kristoff. Fuera de la refriega, el grupo de favoritos con Pogacar entró en meta a 32 segundos, con el mismo tiempo del ganador.

Sin cambio en la general. Podio inalterado. El esloveno espera días más comprometidos con sus rivales alejados. Vingegaard sigue soñando, pero está a 3.09, y Evenepoel feliz tercero a 5.19. La lucha ahora se contempla por la cuarta plaza de Joao Almeida. Tanto Mikel Landa como Carlos Rodríguez, a medio minuto del portugués, optan a mejorar su quinto y sexto puesto respectivamente.

Tregua bajo la calima occitana

Una etapa de transición suele ser un descanso activo para los hombres de la general. Salen con el objetivo de quitar otra hoja del calendario, y suele ser una oportunidad para los esprinters, que son lo que aparecen al final para jugarse la gloria. Esta excursión hasta Nîmes cumplió dicha teoría. Después de dos jornadas en los Pirineos y una de reposo, el Tour tuvo somnolencia bajo la calima de Occitania.

Con el Covid flotando en el aire y provocando retiradas, la jornada se presentaba como la ultima opción para los velocistas. A 30-35 grados salió el pelotón de Gruissan. En la salida temor por el calor y por los probables vientos cruzados de la zona, luego en la carretera 100 km sin escapada, de rodaje en comandita, sin la menor alteración.

Se animó a alterar el orden el francés Thomas Gachignard en la Cota de Fambetou (4a, 1,2 km al 5). Luz verde para que el ciclista galo, en desafío quijotesco, viviera una ilusión imposible. Cuando alcanzó 2.30 minutos de renta el Alpecin conectó el ritmo de caza.

Van der Poel lanza, Philipsen firma el triplete

El francés del TotalEnergies se quedó sin combustible a 24 km de la meta de Nîmes, ciudad habitual en el Tour ubicada en una llanura que en días de calima se convierte en un horno. También subió la temperatura competitiva por la proximidad de la meta.

El Movistar de Gaviria, el Alpecin de Philipsen y el UAE por aquello de proteger a Pogacar, despertaron al pelotón a alta velocidad. Comenzó la otra etapa, el proceso por ganar el último esprint masivo del Tour 2024. La aproximación al esprint siempre suelta los nervios, lucha por la colocación y por lanzar cada equipo a su candidato.

No hubo dominio de ningún equipo. Hace tiempo que no se ve la imagen de un "treno" de varios corredores para lanzar a su esprinter. En esta ocasión, la gran faena de la tarde en la ciudad que alberga Las Arenas, anfiteatro romano que también ofrece espectáculos taurinos, la ofreció el Alpecin con dos hombres.

Van der Poel, poderoso con el arcoíris en el pecho, se puso al frente para desbrozar rivales y colocar a Philipsen. El gigante neerlandés se retiró para la estocada de su compañero. Hasta la bola. Ovación y vuelta al podio. Triplete y el maillot verde en el horizonte. Con permiso de Girmay, quien entró maltrecho, ayudado por sus compañeros.

La decimoséptima etapa del Tour promete ser interesante con tres puertos al final. La jornada unirá las localidades de Saint-Paul-Trois-Chateaux y Superdévoluy a través de 177,8 km. Las dificultades serán el Col Bayard (2a,6,8 al 7,3), el Col du Noyer (1a, 7,5 al 8,1) y la subida a meta con un ascenso de 3,8 km al 5,9). Aventureros y rematadores tienen cita con la gloria.

Carlos de Torres

(c) Agencia EFE