Víctor Guzmán, goleador de Chivas que se aferra a triunfar con el club que lo formó

Víctor Guzmán en el partido entre Chivas y Pumas del 24 de febrero en el Estadio Akron. (ULISES RUIZ/AFP via Getty Images)
Víctor Guzmán en el partido entre Chivas y Pumas del 24 de febrero en el Estadio Akron. (ULISES RUIZ/AFP via Getty Images)

Víctor Guzmán siempre ha tenido a Chivas marcado en su destino. Ahí fue formado como futbolista, pero debutó profesionalmente en el Pachuca, club que lo detectó a tiempo y primero lo tuvo a préstamo, de 2015 a 2017, para luego comprarlo de manera definitiva. Fue una adquisición más que sensata. Guzmán, por razones que nadie entiende, fue desaprovechado en Chivas. En los Tuzos su presencia rindió frutos de manera muy rápida: anotó el gol con el que Pachuca quedó campeón en el Clausura 2016 venciendo a Rayados de Monterrey en su propio estadio.

Fue una hazaña que proyectaba una carrera prometedora para el joven mediocampista que entonces tenía 21 años. Los éxitos siguieron en Tuzos con la Concachampions que ganó en 2017 y el tercer lugar en el Mundial de Clubes de ese mismo año. Para el invierno de 2019, ya ratificado como ídolo en Pachuca, Guzmán volvió a buscar su llamado rojiblanco. Volvió a Chivas como uno de los refuerzos estelares de Ricardo Peláez.

La alegría terminó muy pronto. Guzmán, sin haber debutado profesionalmente en el Rebaño, dio positivo a cocaína en un examen antidopaje. Fue suspendido por un año y tuvo que regresar a Pachuca. El parón por la pandemia aminoró el impacto de esa suspensión en su carrera. Guzmán encontró la forma de direccionar su juego otra vez y en el Apertura 2022 ganó su segundo título de Liga MX. Ya no tenía nada qué demostrar en la Bella Airosa.

Y volvió a perseguir la trascendencia en Chivas. Un tercer intento que, hasta el medio tiempo de la final contra Tigres en mayo del año pasado, estaba siendo recompensando. Era un guión perfecto. Guzmán hizo el segundo gol en aquella final que su equipo le estaba ganando a Tigres. Estadio lleno, el título a 45 minutos de estar en sus manos y él como capitán. La historia se conoce: Tigres dio la vuelta y propinó a Chivas su derrota más dolorosa en el presente siglo.

La inercia del Guadalajara arrastró al club a un abismo que, particularmente, tuvo en Guzmán a uno de los jugadores más penalizados. El Pocho bajó su nivel y dejó de ser opción para el entonces entrenador Veljko Paunovic. Surgió un rumor ya desmentido: que Guzmán había golpeado a Paunovic, pues el entrenador mostró una herida en un partido contra América, hecho que coincidía con el borrón de Guzmán de la alineación.

En el podcast Los Broudys, Guzmán aclaró que no tuvo ninguna pelea física con el entrenador serbio, que dejó el cargo en diciembre pasado. Su reemplazo fue Fernando Gago, que le ha dado un lugar primordial al capitán rojiblanco en su once inicial. Él ha respondido con goles: seis en total (tres de penal), que lo ponen como actual líder de goleo. Es el líder en ese rubro en todo el futbol mexicano. No debería ser tan raro, pues a lo largo de su carrera Guzmán se ha caracterizado por ser un llegador, con una capacidad de remate e intuición que lo vuelven un dolor de muelas para las defensas rivales: tiene 63 goles en su carrera.

También es cierto que le cuesta trabajo jugar en equipo que, como Chivas actualmente, apueste por la generación de juego vía tenencia del balón. No es un mediocampista con capacidad creativa, aunque tampoco sea limitado o un jugador rústico. Sus características están muy bien definidas y han sido aprovechadas durante casi toda su carrera. Ahora se aferra a Chivas y un triunfo que se le ha negado hasta ahora: ser profeta en su tierra.

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