La toma de guayusa como ritual energizante en la Amazonía de Ecuador

Sharamentsa (Ecuador), 3 ago (EFE).- A las tres de la madrugada, cuando el resto del mundo aún duerme, la comunidad de indígenas achuar de Sharamentsa, en la Amazonía ecuatoriana, se despierta con el ancestral rito de la toma de guayusa, una infusión hecha con hojas de esta planta de color verde intenso que les proporciona energía para afrontar el día.

En esta comunidad situada en la frontera de Ecuador con Perú, a orillas del río Pastaza, también se utiliza este ritual como un espacio de encuentro y reflexión, donde se comparten e interpretan sueños y se refuerzan los lazos familiares.

La guayusa, o ‘wayus’, en el idioma achuar, es una planta nativa de la Amazonía que se caracteriza por sus propiedades energizantes y antioxidantes que, a su vez, diluida en agua, es utilizada como bebida por muchas de las otras nacionalidades indígenas de Ecuador.

Estas hojas sagradas se consumen en forma de infusión, según relata Edwin Yunkar, miembro de la comunidad, al explicar a EFE que, tras recogerlas y dejarlas secar, las mujeres son las encargadas de colocarlas al fuego en una olla con agua, para que la mezcla amanezca hirviendo.

Antiguamente, esta especie de té se usaba para adquirir la energía necesaria antes de una jornada de caza o pesca. En la actualidad, sigue siendo esencial para los habitantes de la comunidad, al ayudarles a despejarse y prepararse para el trabajo diario.

Después de ingerir hasta cinco 'pilches' (recipientes) de esta bebida, los achuar suelen vomitar como un método de limpieza y depuración corporal, lo que da paso a una conversación sobre los símbolos que se les han podido aparecer en el mundo de los sueños.

Transmitir la cultura

La toma de guayusa, que se realiza a diario en el entorno familiar, representa también un momento de intimidad en el que se abordan problemas, se conversa con amigos o se realizan artesanías, antes de comenzar las tareas del día.

Yunkar, tras la celebración de este ritual y cuando el cielo empieza a clarear, cuenta que también es un momento de transmisión del conocimiento ancestral de la comunidad de padres a hijos.

Ahí los niños aprenden, como se ha hecho de generación en generación, no solo esta costumbre y su significado, sino muchos otros aspectos que caracterizan a la cultura achuar.

“En la madrugada de guayusa enseñamos a nuestros hijos lo que conocemos culturalmente, porque así nos lo transmitieron nuestros padres a nosotros también”, declara Yunkar.

Leer símbolos oníricos

El mundo onírico está muy presente en la cultura achuar, pues creen que los símbolos que aparecen en sus sueños pueden influir en su vida diaria y, por ello, tras la toma de guayusa, dedican tiempo a descifrar sus mensajes.

Yunkar explica que "hay buenos sueños y hay malos sueños, de suerte y de maldad", y recalca la importancia de aprender a interpretarlos, especialmente los negativos, para saber cuándo es prudente quedarse en casa y evitar posibles peligros.

Tradicionalmente, son los mayores de la comunidad quienes poseen el conocimiento más profundo sobre la interpretación de los sueños.

Sin embargo, este saber se transmite de generación en generación, permitiendo a los jóvenes, con el tiempo y la experiencia, realizar sus propios análisis basados en sueños anteriores y sus consecuencias.

Presagios sobre el futuro

Yunkar compartió una experiencia personal en la que soñó que un palo caído le pinchaba el pie mientras cruzaba un río. Ese mismo día, olvidando lo soñado, fue al río con su familia en busca de peces, donde una raya le picó, y - aseguró - se replicó la sensación del sueño.

Con este ejemplo mostró la importancia de las propias vivencias pasadas a la hora de aprender a interpretar los sueños.

Por otro lado, soñar con jóvenes o mayores que juegan o que comen en una mesa suele interpretarse como un presagio de buena suerte.

A lo largo de la vida, “vas aprendiendo cuáles son malos y cuáles son buenos", tanto por la experiencia propia como por el conocimiento transmitido, subraya Yunkar.

Una vez que se aclara el cielo, los primeros rayos de sol iluminan la comunidad y los pájaros de la selva empiezan a cantar, ya no se debe seguir tomando guayusa. Se finaliza el ritual, que el día de mañana volverá a tener lugar en esta comunidad achuar.

Irene Morante De la Hera

(c) Agencia EFE