"Te espero en Madrid", segundo acto de la 'Batalla de Glasgow'

Madrid, 6 nov (EFE).- "Te espero en Madrid", le dijo Adelardo a Jimmy Johnston el 10 de abril de 1974 al término de la ida de las semifinales de la Copa de Europa que aún se recuerda, casi cincuenta años después, como la 'batalla de Glasgow' entre el Celtic y el Atlético de Madrid. Dos semanas después, el Calderón se convirtió en una fortaleza. Entremedias, dos semanas de indignación rojiblanca.

"Muchachos, vamos a la guerra", espetó el técnico rojiblanco, el argentino Juan Carlos Lorenzo, a sus jugadores antes de saltar al estadio del Celtic. Lo sabía Lorenzo, que había leído titulares en la prensa escocesa como "vuelve el carnicero de Buenos Aires", en referencia a 'Panadero' Díaz, el secante de Jimmy Johnston siete años antes, en 1967, como jugador del Racing de Avellaneda en la final de la Copa Intercontinental.

Fue el preludio de una eliminatoria excesivamente caliente, de la que se ha escrito mucho sobre el primer combate y menos del segundo. En el primero, 'Panadero' cosió a patadas a Johnston y vio la roja. Tras él, se fueron prematuramente a los vestuarios Quique y Ayala, éste en una controvertida decisión de Babacan, que ya había decidido frenar el ímpetu de los rojiblancos con las tarjetas.

Con ocho jugadores, Lorenzo resolvió que Adelardo fuese el perseguidor de Johnston. "Terminé de defensa izquierdo marcándole y le dije de todo y cuando terminó el partido le dije: te espero en Madrid", reconoció el propio Adelardo. En la trifulca de retirada a la caseta Ovejero vio también la roja y muchos de sus compañeros abandonaron el verde a porrazos de la Policía. En el aeropuerto, un funcionario de aduanas escupió el pasaporte de Ovejero y lo lanzó al suelo. Ya en el avión, el presidente Vicente Calderón felicitó a sus jugadores y cuerpo técnico y les instó a rematar la faena en la vuelta.

En la capital de España, el aficionado colchonero presenció todo por televisión con irritación. Tanta, que el Atlético se encontró en Barajas con un recibimiento apoteósico. Unos 3.000 hinchas a los que no les importó esperar hasta las seis de la madrugada para aclamar a sus héroes. Se estaba fraguando el segundo capítulo de la batalla. Se lo había avisado unas horas antes Adelardo a Johnston. "Te espero en Madrid", o más bien, te esperamos en Madrid, los 70.000 espectadores que reventaron el Calderón.

Entre la afición madrileña no se habló de otra cosa en los catorce días que precedieron al encuentro de vuelta. Babacan y la 'encerrona' de Glasgow en la mente de todos cada jornada en la cuenta atrás. Enseguida se imprimieron los carteles anunciadores del histórico envite. Lucían en los bares de la capital, donde también se podían adquirir entradas.

Mientras tanto, la liga seguía en disputa. Con el Barcelona ya inalcanzable en el liderato, el 14 de abril el Atlético, segundo clasificado, vencía 1-0 al Athletic en el Calderón con gol de Ayala y el 20 del mismo mes recibía un duro correctivo ante el Zaragoza (4-0). En La Romareda, Juan Carlos Lorenzo alineó un once de reservas. Sólo Luis Aragonés jugó en la ciudad aragonesa y cuatro días después contra el Celtic.

El 18 de abril, el diario ABC abría su portada con el siguiente comunicado: "En la sede del Club Atlético de Madrid se ha recibido con gran consternación la noticia de la sanción de la UEFA a los jugadores Ayala, 'Panadero' Díaz, Quique, Alberto, Melo y Ovejero, que no podrán jugar el partido de vuelta contra el Celtic en Madrid el próximo miércoles". Cada día, asomaban en los medios de comunicación comentarios que insuflaban las ganas de venganza. El socio rojiblanco se sentía muy ofendido. Se esperaba la vuelta con ansia.

La afición era un hervidero y el equipo se juramentó para "resolver la eliminatoria". Con la amenaza de la UEFA, que también había advertido al club con expulsarle de la competición si había mal comportamiento del público y con las bajas tras la refriega de Glasgow, amaneció la hinchada la mañana del 24 de abril. En el horizonte, la posibilidad de la primera final de la Copa de Europa. Un hito que hacía tiempo no conseguía el vecino y eterno rival de la capital.

Por la noche, el Manzanares registró un lleno absoluto y desde mucho antes del encuentro la grada se fue inundando de pequeñas banderas rojiblancas hasta completar una auténtica marea. A la hora del inicio no cabía un alfiler. Lleno absoluto con 70.000 gargantas animando a los suyos y silbando a Johnstone cada vez que tocaba el balón. El extremo escocés pasó inadvertido, lo mismo que su equipo, intimidado por el tremendo ambiente del estadio. También por el impresionante despliegue de la policía que le acompañó desde su aterrizaje en Madrid.

En el terreno de juego el Atlético, que formó con Reina, Benegas, Capón, Adelardo, Heredia, Eusebio, Ufarte, Luis, Gárate, Irureta y Becerra, fue muy superior y completó un espléndido partido, especialmente en la segunda mitad, en la que llegó a ahogar al Celtic en su parcela. En el primer tiempo, Capón gozó de una ocasión clara para inaugurar el marcador, pero fue tras el regreso de vestuarios cuando el Atlético se lanzó decidido hacia la portería de Connaghan. Además de Johnston, en el Celtic jugaba también Kenny Dalglish, la gran estrella del Liverpool y el fútbol inglés años después.

En el minuto 72, el paraguayo Benegas se internó por el interior izquierdo y centró al área, donde Gárate hizo el primer tanto. Ocho minutos después, Adelardo firmó el segundo que sentenciaba el partido y la clasificación para la final. En el minuto 87, Lorenzo realizó sus dos cambios. Cabrero por Luis Aragonés y Bermejo por Gárate.

El estadio era ya una fiesta y tras el pitido arbitral el estallido de alegría se escuchó estruendoso. La peña Ovejero, la del Fondo Norte, conmemoró la gesta con sus cánticos y su famoso bombo, mientras el público acompañaba haciendo atronar las viejas almohadillas de pluma, unas contra otras.

"El Atlético de Madrid finalista de la Copa de Europa, con una lección de juego y deportividad", tituló ABC la crónica del partido. "Asistieron al encuentro los príncipes de España y fue perfecta la conducta del público rojiblanco", añadía el diario madrileño.

Hasta el 15 de mayo, el orgullo y la ilusión por levantar la primera Copa de Europa impregnó los hogares de la hinchada rojiblanca. El Atlético de Juan Carlos Lorenzo, el de "Buenos Aires" porque con él llegaron los argentinos 'Ratón' Ayala, 'Cacho' Heredia y Rubén 'Panadero' Díaz, o el corral, por los Becerra, Ovejero o Cabrero, había hecho historia. Era el "plin, caja" que decía el entrenador. "Nos reunía y decía, chicos nosotros lo que tenemos que oír al terminar el partido es plin, caja", recuerda Adelardo. "Plin, caja" y a la final.

Casi cincuenta años después, este miércoles, otra vez el Celtic visita Madrid en partido de la Copa de Europa y, de nuevo, el estadio del Atlético, el Civitas Metropolitano, reventará aclamando a los suyos.

Jenaro Lorente

(c) Agencia EFE