Los suplentes de San Lorenzo estuvieron en deuda y perdieron ante Riestra, por la Liga Profesional
Riestra, todo Riestra, se apretó fuerte, se abrazó, miró el cielo plomizo y le dio rienda suelta a la celebración. Esa celebración de jactancia que hizo eco en la mirada impotente de un San Lorenzo sin ideas. Riestra 1, San Lorenzo nada.
A veces el pasado guarda distancias que el presente minimiza. San Lorenzo y Riestra anduvieron toda la vida por diferentes caminos, pero el destino los ha vuelto literalmente vecinos y este duelo en el Guillermo Laza (inaugurado en 1993, el mismo año en que se presentó en sociedad el Nuevo Gasómetro) abrió la puerta de la historia, entró, y se quedó con el rótulo de partido entre los equipos más cercanos en la máxima categoría del fútbol vernáculo.
Apenas una cancha auxiliar del Malevo, la avenida Varela y el playón de estacionamiento del Pedro Bidegain los separan. Son 348 metros contra los 403 que hay entre los estadios de Independiente y Racing.
Y en el marco del estadio más pequeño de Primera División, con capacidad para 3.000 personas, desde donde incluso se ve la silueta del Nuevo Gasómetro, el Ciclón se presentó en la cancha de Riestra con un ojo en el inicio de la Liga Profesional y otro en el Grupo F de la Copa Libertadores. Tiene claro San Lorenzo que se juega la clasificación en el torneo continental el jueves cuando reciba a Liverpool, y por eso Leandro Romagnoli recurrió esta vez a una formación básicamente alternativa. Sólo puso de arranque a Jhohan Romaña, expulsado frente a Independiente del Valle, mientras que Adam Bareiro, que llegó al límite de amarillas en la Copa, esperó 45 minutos en el banco. En el arco, en tanto, incluyó a Gastón Gómez, que se perfila para ser titular ante el equipo uruguayo por el desgarro de Facundo Altamirano.
Riestra también tiene agendado un compromiso para el próximo jueves: enfrentará a Newell’s por los 16vos de final de la Copa Argentina (si gana, en la próxima instancia enfrentará al ganador del duelo entre Estudiantes y Central Córdoba).
“Riestra va a ser un equipo molesto para todos los rivales”, avisó Cristian Fabbiani en la antesala de este nuevo campeonato. “Nadie nos regaló nada”, subrayó el entrenador. Y vaya si lo molestó a San Lorenzo desde el inicio. Con dos líneas de cuatro bien juntitas, mordiendo y achicando en todos los sectores, a los 7 minutos se puso en ventaja por medio de Jonathan Herrera, y tras el desvío en Romaña.
Como su equipo no se encendía y seguía gris, envuelto por el frío del domingo, Romagnoli movió algunas piezas de lugar. Carlos Sanchez al medio, Gonzalo Luján bajó a la línea de tres con Romaña y Nico Hernández, y Cerutti trató de aportar en el medio sobre el carril derecho. Pero no había caso: San Lorenzo era un manojo de voluntades dispersas y el partido se jugaba a la medida del local.
Lo mejor del partido
Por eso, para el segundo tiempo, entraron Adam Bareiro y Tobías Medina por Herazo y Perruzzi, que estaba amonestado y había terminado la primera etapa al borde de la expulsión. Y siguieron los cambios. Pero no.. No era la tarde de San Lorenzo. Era la de Riestra, que incluso terminó más cerca del segundo que el visitante del empate. Aquel cabezazo de Barrionuevo que Chila Gómez neutralizó contra el piso bien pudo ser el 2-0 para un equipo, el de Fabbiani, que no solamente se cerró más aún ante la búsqueda inoperante de su rival, sino que pudo lastimar de contraataque.
Leandro Romagnoli metió mano en el equipo hasta los últimos instantes. Cambios de nombres, de posiciones, buscó variantes una y mil veces, pero no halló nunca la solución. Su padre, Atilio, es uno de los diez máximos goleadores en la historia de Riestra, club que alguna vez contó con donaciones del vecino gigante, San Lorenzo, para mejorar sus instalaciones.
Esta vez el vecino mayor sucumbió ante la Cenicienta de al lado, la vecina que sueña mientras crece. Pero, claro, por sobre todas las cosas, a San Lorenzo le salió todo mal por su enorme dosis de impericia. Mientras espera su revancha a la vuelta de la esquina, este jueves por la Copa, tiene tarea para el hogar, aunque haya jugado con una formación alternativa. Riestra jugó con el alma. San Lorenzo fue una sombra nomás.