Starmer enfrenta su primera crisis de Gobierno con la ola de violencia de ultraderecha

Londres, 5 ago (EFE).- El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, reunió este lunes a su gabinete de emergencia -más conocido como COBRA- para analizar los disturbios y tomar medidas para atajar la violencia que asola al país y con las que el laborista se enfrenta a su primera crisis de Gobierno.

El 'premier' británico anunció este lunes, al término de la reunión, la creación de una unidad permanente de 400 agentes de policía especializados para lidiar con disturbios violentos como los acontecidos en la última semana y que, según los datos esgrimidos por el Consejo de Jefes de Policía británico, acumulan hasta el momento 378 detenidos.

Pese a que el sistema penitenciario británico está al borde del colapso, y las cárceles rozan el máximo de su capacidad, Starmer insistió en que "caerá todo el peso de la ley" sobre los responsables y habrá suficiente espacio en las prisiones para encarcelar a todos aquellos que arrojaron objetos como piedras o botellas a los agentes de policía, quemaron comisarías o atacaron mezquitas y albergues para solicitantes de asilo.

"Haremos que esto funcione y nos aseguraremos de que tengamos los lugares que se necesitan (por las cárceles) para llevar rápidamente a los responsables ante la Justicia", agregó el primer ministro, que puntualizó que el derecho penal también se aplicará a aquellos que cometan delitos en internet, en referencia a aquellos usuarios que instigan la violencia a través de las redes sociales.

Ahora Starmer se encuentra en una encrucijada, puesto que varios diputados de toda índole, desde el extremista Nigel Farage, la exministra del Interior 'tory', Priti Patel, o diputados laboristas como Diane Abott, pidieron convocar al Parlamento -actualmente en receso estival- para abordar la oleada de violencia desde la Cámara de los Comunes (baja).

Además, la presión aumenta sobre el líder laborista después de que Irlanda del Norte anunciase que frenará el parón de verano de la Asamblea de Stormont y volverán a la cámara este jueves para discutir sobre las escenas violentas y anti-inmigración que se vivieron a lo largo del fin de semana en el Úlster.

Sin embargo, la ministra británica de Interior, Yvette Cooper, dijo este lunes a radio LBC que el Parlamento no será convocado "en este momento" y que por ahora el Gobierno está en contacto con los diputados.

Un 'déjà vù' de 2011

Con esta oleada de disturbios -aunque provenientes de orígenes muy distintos-, Reino Unido y Starmer experimentan un 'déjà vù' de las revueltas que vivió el país en agosto de 2011, después de que la policía matase a Mark Duggan, un hombre negro. El ahora primer ministro era entonces director de la Fiscalía en Inglaterra y Gales y mantuvo los tribunales abiertos las 24 horas del día para procesar a los cerca de 3.000 detenidos.

Sin embargo, los disturbios de esta última semana en muchas ciudades británicas, entre ellas Liverpool, Rotherham, Sunderland o Londres, agrupados bajo el eslogan 'Enough Is Enough' (Basta ya), fueron promovidos a través de las redes sociales por grupos como la denominada Liga de Defensa Inglesa (EDL, en inglés), y por su fundador Tommy Robinson, que siguió alentando la violencia con sus publicaciones en línea pese a estar de vacaciones en Chipre, según informaron medios locales.

La llama que prendió esta escalada de violencia en el país fue el acuchillamiento múltiple sucedido el 29 de julio en Southport, al noroeste de Inglaterra, en el que murieron tres niñas y donde ocho menores y dos adultos resultaron heridos después de que un joven de 17 años entrase en un centro recreativo de la localidad y atacase a los asistentes de un taller de yoga.

El autor del ataque, Axel Rudakubana, de 17 años, nacido en Gales de padres ruandeses, ha sido acusado del asesinato de las pequeñas e intento de asesinato de las otras diez personas, pero el malestar de los grupos de ultraderecha aumentó al divulgarse en internet varios bulos que indicaban que el agresor era un solicitante de asilo que había cruzado en patera el Canal de la Mancha.

Raúl Bobé

(c) Agencia EFE