Situación fallida: por qué la aparición y muerte de un puma terminó con una denuncia penal contra una funcionaria bonaerense
Se sorprendieron por el bulto dorado extendido sobre el campo invernal. El color a la distancia fue lo que primero captó su atención. No podía ser trigo porque este había sido recién sembrado y sus brotes estaban todavía verdes, muy bajos y sin espigas. Stella Maris Gozón, de 55 años, y su hijo dejaron los trabajos de reparación de un alambre eléctrico y caminaron hacia un potrero donde estaba el espectro de las pampas, un animal sigiloso que normalmente no se deja ver, materializado a plena luz de la tarde. El puma se había vuelto carroña. Su cuerpo estaba tieso, un afilado colmillo le sobresalía y los ojos -entonces dos huecos profundos- se los habían arrancado los chimangos a picotazos. En el aire sintieron los efectos de la putrefacción. Aun después de que ella y sus vecinos pasaron semanas aterrorizados por la presencia del poderoso animal merodeando sus casas, Stella Maris quedó conmovida por el desenlace.
Entre el 14 y el 27 de junio la tranquilidad de una comunidad rural de Berra, en San Miguel del Monte, se perturbó por la aparición de un puma en una zona habitada. Los vecinos y ambientalistas alertaron a las autoridades del comportamiento errático del animal que, pese a los reiterados intentos por ahuyentarlo, permaneció en un perímetro acotado a las residencias rurales y a la vista de todos. La situación derivó en los últimos días en una denuncia penal contra Gabriela Gorriti, directora de la Dirección de Flora y Fauna de la provincia de Buenos Aires, por presuntas irregularidades en el operativo desplegado para su captura, un procedimiento fallido que duró dos semanas y terminó con la muerte del ejemplar por motivos que todavía no fueron esclarecidos. En Berra la ausencia de protocolos, sumado a un exceso de burocracia colisionó contra la realidad de un fenómeno en ascenso a lo largo de la Argentina, y en especial en las regiones más productivas del país: la reconquista del puma de su territorio.
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“Fui la primera en alertar a las autoridades”, dice Laura Sánchez, de 40, vecina de Berra. “Me comuniqué el 14 de junio directamente con Gorriti que me dijo que no me asuste, que mantenga la calma, que tocara bocina o música alta y que desde la Dirección no podían hacer nada porque los pumas estaban recuperando el territorio perdido en la zona. Le dije que hace nueve horas que estaba el puma al lado de la casa y que era anormal que no se fuera. Tenía miedo por mis hijas de 6 y 8 años, y mis sobrinos chicos, que un animal así las viera indefensas y como presas. También por el bienestar del puma, todo el tiempo cerca nuestro, comportándose de manera extraña, como domesticado. Se le acercaban las liebres y los terneros y no hacía nada. Parecía estar pidiendo ayuda”, sostiene Sánchez.
De acuerdo con el relato de los vecinos, dos funcionarios del organismo se presentaron un día después de la denuncia: una bióloga y un inspector, pero sin veterinarios, jaula o un rifle sedante. “Les dijimos que tenían que traer dardos tranquilizantes para poder relocalizarlo y nos dijeron que no tenían autorización para actuar. El puma se quedó tres días al lado de la casa, a cien metros, echado. Cada tanto se levantaba y se quedaba dando vueltas en un pajonal de juncos, camuflado en la maleza donde tenía agua y estaba tranquilo”.
“Había algo raro”
Sánchez contactó también a los representantes de la fundación Planeta Vivo -una asociación civil que se especializa en el rescate de animales- que viajaron a Berra para asistir en el operativo. “Me contactó una vecina que tiene una chacra en la zona diciéndome que tenía un puma en el fondo de la casa. Es una familia que hace 80 años está en el lugar y nunca había visto uno”, dice Fernando Pieroni, ambientalista y fundador de Planeta Vivo.
Y agrega: “Los profesionales con los que trabajo coincidían en que había algo raro, que el animal estaba improntado, es decir humanizado, herido o enfermo. Nos comunicamos con la Policía Ecológica de la provincia de Buenos Aires para prestarles colaboración y ellos accedieron. Juntos le hicimos saber de la situación a Flora y Fauna porque es el organismo de aplicación que tiene que intervenir, pero no tuvimos respuesta. El 15 de junio llevamos una jaula y un dron para acompañar al personal de policía y ahí aparecieron dos funcionarios de Flora y Fauna sin ningún tipo de equipamiento. Nos metimos al monte y en menos de diez pasos sentimos un ruido. Detrás nuestro estaba el puma, a no más de tres metros, quieto junto a un árbol. Lo observamos de cerca y no mostró signos de agresividad ni intenciones de querer atacar, todo lo contrario, estaba agazapado. Vimos que no estaba herido y que parecía domesticado. Era una hembra adulta”.
Los ambientalistas desplegaron una trampa con cebo y monitorearon desde el aire los movimientos del puma con un dron. El felino llegó a acercarse a olfatear el cebo, pero no entró, lo que les hizo plantearse la posibilidad de que había estado en cautiverio y asociaba la jaula como algo negativo. Conforme al relato de Pieroni, le solicitaron a los funcionarios en ese momento que acudieran con urgencia con un equipo para sedar y un experto veterinario antes de que se perdiera de vista, pero la petición fue denegada.
Rutina alterada
La presencia del puma quebró la rutina de los vecinos de Berra que se nuclearon en un grupo de Whatsapp para alertar de sus apariciones en distintos puntos de la zona. La noche del 15 la pasó en la copa del árbol frente a la casa de Mariana Nin, de 32, otra vecina. Las cámaras de seguridad de su vivienda captaron al felino en las alturas del árbol toda la noche. “Hubo un manejo muy malo de las autoridades porque me enteré antes por los medios que había un puma suelto en Berra. No se priorizó en alertar rápidamente a todos los vecinos para que tomáramos precauciones. Cuando me entero, yo estaba en Capital Federal y me volví rapidísimo. Llegué y vi que había desaparecido mi perro, que nunca se iba de la casa. Ahí revisé las cámaras de seguridad de la noche anterior para ver si había rastros de mi perro, y ahí vi que había estado el puma en el árbol del jueves al viernes”, relata Nin.
Al día siguiente el puma desapareció y el sábado 17 al mediodía volvieron a verlo en un campo lindero a donde se lo había observado por primera vez. Otra vez alertaron a la Dirección y las autoridades acudieron al lugar a las 19, cuando había oscurecido en el campo. En esa oportunidad se presentaron con un veterinario, una jaula y el rifle tranquilizante, pero sin equipamiento para realizar un rastrillaje nocturno. ”Ya se había hecho de noche, el puma había desaparecido y pretendían rastrillar el campo con la linterna de los celulares. No pudieron hacer nada”, cuenta Sánchez.
Los vecinos sostienen que el 18 se apersonó la directora Gorriti al lugar y en los días siguientes se realizaron rastrillajes por los caminos vecinales, y que la búsqueda dentro de los campos se limitó a la chacra que pertenece a la familia Sánchez. Ante la infructuosa búsqueda, el 24 de junio se dio por terminado el operativo y el 27 fue encontrado muerto por Stella Maris Gozón, una trabajadora rural, en un potrero cercano a un trigal de un campo vecino, a 20 metros de donde se lo había visto por primera vez.
“Me dio mucha pena, pobre animal. No tenía heridas. Le faltaban los ojos y ya se estaba descomponiendo. Lo último que pensé es que iba a seguir acá tan cerca. Fueron dos semanas de todos alarmados por el puma suelto “, dice Gozón. Y agrega: “No le hizo daño a ningún vecino. No es un lugar donde sea común ver un puma. Flora y Fauna llegó a las tres horas hizo un perimetral alrededor del cuerpo y no dejó que nadie se acerque. Después lo retiraron y se fueron”.
La recolonización del puma
Eduardo De Lucca es veterinario especialista en pumas y creador del proyecto Puma de las Pampas y viaja por el país entrevistando a productores, propietarios y trabajadores rurales para recabar información sobre el fenómeno de la recolonización del territorio argentino. Sostiene que el proceso se aceleró entre 2010 y 2020 y su principal hipótesis se asocia al avance de la agricultura y el retroceso de la actividad ganadera.
“Hice el estudio en la región pampeana, Buenos Aires, sur de Córdoba, sur de Santa Fe y Noreste de La Pampa y cómo el puma en los últimos años fue recolonizando la ecoregión, un fenómeno único entre los carnívoros. El cambio en el uso de la tierra, con la siembra directa, los pooles y los cultivos de segunda favoreció a que haya más refugios para él y sus presas. Parte de ese proceso hace que se vean pumas en partidos y localidades donde antes era impensado”, dice.
El puma concolor es el mamífero con mayor distribución de América, y el segundo felino más grande del continente. “Se extiende desde Canadá hasta el sur de la provincia de Santa Cruz. Está en todo el país menos en Tierra del Fuego”, dice De Lucca. El especialista explica que tiene hábitos nocturnos y que entre los animales es un “todo terreno” con gran capacidad de adaptación a los ecosistemas: habita desde las montañas a 5800 metros de altitud, zonas desérticas y áridas, climas fríos y selvas tropicales. Cuando los cachorros se independizan de la madre pueden recorrer más de mil kilómetros para desplazarse. Su dieta es versátil y come desde cuises, ciervos colorados, guanacos, carpinchos y si no encuentra alimento silvestre se vuelca al ganado.
Tiene una destreza física única con gran capacidad de salto, pudiendo alcanzar hasta cinco metros de altura, y capaz de caer de 18 metros de altura sin hacerse daño. Sin tomar impulso puede saltar 12 metros de largo. En promedio viven 12 años. Las hembras llegan a pesar hasta 50 kilos y los machos 70, aunque hay registros de pumas que alcanzaron los 100 y 125.
De Lucca explica que más allá de la extensión de la especie, sufre de una elevada tasa de mortalidad por la caza, las colisiones con vehículos y la persecución en represalia por ataques al ganado.
“Está protegido legalmente por la ley de Conservación de la Fauna Autóctona, pero es una protección relativa porque no existen mecanismos para fiscalizar el cumplimiento. En Buenos Aires, por ejemplo, en una encuesta que realicé el 60% de los productores admitió haber matado a un puma por más de que está prohibido en la provincia y no se controla. Tampoco hay protocolos específicos de actuación de las autoridades para la presencia de pumas en zonas habitadas. Falta que se avance con eso para saber cómo actuar. El puma no ataca a los humanos, lo evita y es un animal increíblemente sigiloso”.
Causa penal
Cuando trascendió que el puma de Berra fue hallado sin vida, Pieroni impulsó una denuncia penal contra Gorriti y un reclamo administrativo. En el proceso penal pretende constituirse como querellante.
La denuncia quedó radicada en la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 1 de La Plata con intervención del Juzgado de Garantías Nº 3 de la misma jurisdicción. A Gorriti se le imputa dos delitos: incumplimiento de los deberes de los funcionarios públicos, y daño a un animal. La primera figura legal condena al funcionario que ilegalmente omitiere, rehusare hacer o retardare algún acto que le corresponde por su oficio y la pena alcanza hasta los dos años de prisión y la inhabilitación para ejercer cargos públicos.
Entre los hechos de la acusación a la que accedió LA NACIÓN se cuestiona también que Flora y Fauna no haya realizado guardias nocturnas y se retirara del lugar cuando el puma se encontraba todavía por la zona y siendo que desde la intendencia de San Miguel del Monte se le ofreció a los funcionarios alojamiento mientras durase el operativo.
En la denuncia se solicitó que se realice la necropsia del animal y un análisis de toxicología para determinar la causa de su muerte.
Consultada por LA NACIÓN, Gorriti no accedió a responder preguntas y sostuvo a través de un vocero que no fue notificada del inicio de la causa judicial.
En tanto, fuentes del Ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, del que depende la Dirección de Flora y Fauna, señalaron que el análisis de la necropsia quedó a cargo de la Facultad de Ciencias Agrarias de La Plata y que los resultados todavía no están disponibles
Previamente, la cartera había emitido un comunicado cuyo contenido –dijeron las fuentes– sigue vigente. “Desde la Dirección de Flora y Fauna del Ministerio de Desarrollo Agrario queremos destacar el trabajo conjunto realizado junto al Municipio de San Miguel del Monte, la Policía Rural, la Policía Ecológica, Bomberos y personal profesional de Temaikén y de Granja Los Pibes en la búsqueda del puma avistado en esa localidad bonaerense”, sostiene.
Y agrega: “Lamentablemente, tras 13 días de rastrillajes, el ejemplar fue hallado sin vida y se están analizando las causas de su deceso luego de haber constatado mediante una primera inspección clínica que no existen lesiones externas”.
De acuerdo con el ministerio, los rastrillajes fueron realizados en campos privados y caminos rurales, cubriendo por tierra zona de bosques, sectores con rastrojo, bajos inundables, campos abiertos y zonas de monte y pastizal alto.