Selección Olímpica de México, el equipo que perdió todo su valor en menos de dos años

Selección Olímpica ganó la medalla de bronce en Tokio 2021. (MARIKO ISHIZUKA/AFP via Getty Images)
Selección Olímpica ganó la medalla de bronce en Tokio 2021. (MARIKO ISHIZUKA/AFP via Getty Images)

La Selección sub-23 (también conocida como Selección Olímpica) ha sufrido un proceso de devaluación insólito. Hace justamente dos años, el país se maravillaba con su gran desempeño en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021. Y no fue para menos. En aquella justa demostraron un futbol atrevido y bien organizado, todo desde la mirada joven pero lúcida de Jaime Lozano, hoy al frente de la Selección Absoluta. Nada queda de aquello y el futuro luce más desolador que nunca para este representativo.

Ahora el equipo sub-23 tiene menos interés que el Puebla. Así lo refleja la decisión de Gerardo Espinoza, que ha dejado su cargo apenas tres meses después de asumirlo. Durante su efímero paso, el exjugador de clubes como Atlas y Jaguares consiguió la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos de San Salvador, una misión que más bien era obligatoria. Espinoza había tenido un exitoso para en la Liga de Expansión, en donde salió campeón con el Tapatío, filial de Chivas.

El proyecto ahora ha quedado hueco. Y ya es un factor más de preocupación a tomar en cuenta. La primera desilusión llegó desde el año pasado, cuando se perdió la oportunidad de refrendar el podio olímpico. Es verdad que el equipo que perdió esa oportunidad fue un combinado sub-20 (que dejó ir también el boleto al Mundial de esa categoría), pero esas fueron las reglas y estuvieron claras para todos. Después de aquella vergüenza, era momento de reestructurar todo el camino —como se dice en el futbol mexicano tras cada fracaso—.

Y esa planeación incluyó a Gerardo Espinoza como entrenador. Su gestión al frente de Tapatío, con jóvenes mexicanos como base de su equipo, hacía pensar que era el nombre ideal para llevar las riendas del proyecto ya no rumbo a París, pero sí a largo plazo, tomando en cuenta que hay talentos menores de 23 años que no deberían perderse y para quienes resulta fundamental adquirir roce internacional. Las competencias no faltan, aunque se eche de menos París 2024, la máxima vitrina.

El equipo que pudo haber armado México para los Olímpicos del próximo año habría sido bastante interesante. Víctor Guzmán, Jesús Orozco, Heriberto Jurado y, sobre todo, Santiago Giménez, el goleador del Feyenoord que hubiera acudido con una amplia experiencia en Europa y en Selección Nacional. Pero nada de eso será realidad. México tendrá que ver cómo alguien ocupa su lugar sin tener la posibilidad de defenderlo. La pérdida del prestigio ganado ha sido inmediata. Básicamente ni siquiera hubo tiempo para disfrutar aquel logro.

Por eso no sorprende que, hoy en día, dirigir al Puebla tenga más atractivo para un director técnico. Y eso que en ese equipo el riesgo también es altísimo. La etapa de Nicolás Larcamón, que duró dos años, fue una excepción para La Franja, una auténtica trituradora de entrenadores. El reciente despido de Eduardo Arce abrió la vacante para Espinoza, que se jugó una apuesta de alto riesgo: ir a un equipo que necesita resultados urgentes, en lugar de quedarse en una Selección donde no había competencias de alto nivel a mediano plazo y, por lo tanto, podría trabajar con calma, esa condición que tanto acusan los entrenadores para dar resultados (en club o selección).

Parecen lejanísimas las madrugadas en las que el Tri encandiló a todo el país con partidos llenos de goles y espectáculo durante Tokio 2021. Eso no volverá a verse al menos hasta 2028 (y no de madrugada, pues esos Juegos serán en Los Ángeles). Habrá toda una generación que no conocerá el futbol olímpico y que ahora ni siquiera tiene entrenador, porque hasta el Puebla es más atractivo en el contexto actual.

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