Santa Ana y San Joaquín: cuál es su historia y qué oración rezar para pedir su ayuda
Este 26 de julio es el Día de Santa Ana y San Joaquín, patronos de los abuelos por ser los padres de la Virgen María, y muchos se preguntan cuál es su historia y qué oración rezar para pedir su ayuda.
Se trata de dos figuras que no son relatadas en los evangelios de la Sagrada Biblia, como recuerda la Universidad Complutense de Madrid, pero que llegan a nosotros a partir de testimonios recolectados en algunos evangelios apócrifos como el Protoevangelio de Santiago, el Pseudo Mateo y el Evangelio de la Natividad de María, que narran la vida de la Virgen.
Estos textos, también llamados no canónicos, fueron escritos en el siglo posterior a la muerte de Cristo, y aunque no forman parte del libro sagrado del catolicismo, sí son tenidos en cuenta por quienes quieren saber más sobre algunos aspectos no cubiertos en ese texto acerca del denominado Hijo de Dios, como la crianza de su madre.
Quiénes fueron San Joaquín y Santa Ana
Estas fuentes relatan que ambos nacieron en la ciudad de Belén, ubicada en la actual Cisjordania, y que tenían una vida apacible. Sus ingresos eran provistos por el trabajo de Joaquín entregando ovejas para los sacrificios del Templo de Jerusalén, según cuentan desde la Iglesia de Santa Ana en Detroit, la segunda más antigua de los Estados Unidos. La única nube en su vida era el hecho de no haber concebido hijos, algo que consideraban imposible debido a que Ana era estéril.
En una época donde la procreación era vista como el principal objetivo de la vida, Joaquín era reprochado por estar casado con una mujer que no podía concebir. Atormentado por esta presión social, el que sería padre de la Virgen María se retiró al campo para reflexionar, mientras su esposa quedó en la casa, deshaciéndose en pedidos a Dios para que le concediera la posibilidad de ser madre.
Poco después, el matrimonio recibió por separado el aviso de un ángel de que serían padres de una criatura. De hecho, su posterior embarazo con avanzada edad es una de las razones por las que es considerada patrona de las mujeres encintas, las parturientas, las madres, los nonatos y los recién nacidos. Regocijados por el nacimiento de una niña, a la que llamaron María, mostraron su agradecimiento al dejarla a los tres años en el Templo de Jerusalén, donde la madre de Jesús fue criada.
De acuerdo a la Enciclopedia Britannica, Joaquín murió poco después del nacimiento de María, y el Espíritu Santo impulsó a María a casarse de nuevo. En este sentido, la fuente subraya que algunas tradiciones sostienen que la descendencia posterior de Ana la convirtió en “abuela de los apóstoles Juan y Santiago, Simón, Judas (no Iscariote), y Santiago el menor, así como de Santiago “el hermano del Señor”.
Según las fuentes apócrifas, Ana tuvo una muerte dulce y placentera, asistida por el Niño Jesús, por lo cual también se convirtió en abogada de la buena muerte. Además de estos laudos, Santa Ana también es patrona de Gran Bretaña y de Canadá.
Cómo es la oración a San Joaquín y Santa Ana
Tal como señala la Agencia Católica de Informaciones- ACI Prensa, esta es la oración a San Joaquín y Santa Ana:
Insigne y glorioso patriarca San Joaquín y bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fueron escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.
Con gran confianza recurro a su protección poderosa y les encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por su intercesión.
Como ustedes fueron ejemplo perfecto de vida interior, obténgame el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.
Denme vivo y constante amor a Jesús y a María. Obténganme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.
Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.
Amén