Un sacudón reglamentario: el ombligo, el VAR y la edad de Manny Pacquiao

El momento exacto del impacto de Daniel Dubois sobre Oleksandr Usyk, que se juzgó como golpe bajo
El momento exacto del impacto de Daniel Dubois sobre Oleksandr Usyk, que se juzgó como golpe bajo

El ombligo, esa cicatriz redondeada y arrugada que se forma en medio del vientre tras cortar y secarse el cordón umbilical, se convirtió en un eje clarificador de todo tipo de controversias sobre la utilización de las reglas pugilísticas en un combate de boxeo.

Luis Pabón, puertorriqueño de 57 años, considerado uno de los mejores árbitros del siglo XXI, fue expeditivo en la última convención de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), en diciembre pasado, en Orlando, Florida, cuando le solicitamos un punto de definición exacto sobre una de las faltas mas reiteradas en este deporte: el golpe bajo. ¿Cuándo lo es? ¿Cuál es su punto de admisión? “El ombligo, no hay otra observación que pueda variar este concepto. El ombligo”, repitió.

Aquella sentencia de Pabón no dejó dudas ni cuestionamientos.

Ni la cantidad de vueltas de elástico superior, lleno de lentejuelas que caracterizan la “cintura” del pantaloncito del peleador, ni el calce alto del mismo –acomodado de modo ventajero muchas veces para disuadir la legalidad de los impactos– cuentan ni se consideran. Sólo el ombligo. Ese es el Ecuador de la transgresión.

Pavón, “la ley del ombligo” y los fantasmas de una definición espuria volvieron a la escena el sábado pasado en Breslavia, ante una multitud de polacos y ucranianos. Fue en el quinto round. Una mezcla de gancho y uppercut derecho con raro recorrido lanzado por el inglés Daniel Dubois estalló de abajo hacia arriba en el cuerpo de Olexsandr Usyk, campeón pesado (AMB, FIB y OMB): del pubis al ombligo y de la coquilla hacia el cinturón. Dejó en tierra por cinco minutos reglamentarios al favorito; pareció legal, pero fue infracción. La pelea continuó y el campeón ganó por KO. Luis Pabón fue el tercer hombre en el ring y aplicó todo lo que nos explicó.

Ante tal situación, Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), ajeno a los intereses y sin protagonismo en este match, no perdió tiempo para inmiscuirse en el tema y con toda razón volvió a reclamar por la utilización de la repetición a través del video –una especie de VAR boxístico– en escenas decisivas como esta. “La tecnología debe ser aplicada. Sólo lo hacen el CMB y el estado de Nevada en Estados Unidos”, declaró el mexicano. En Argentina, cuando la situación técnica lo permite, también se efectúa.

Sulaimán es un pionero en la instrumentación de la tecnología en el pugilismo. Predijo hace tiempo sobre la necesidad de experimentar con “chips e inteligencia artificial” para perfeccionar la fiscalización mundialista. Algo difícil de planificar, pero muy tentador a la vez. Aprobó también las últimas variantes reglamentarias informadas por ABC (Comisiones de Boxeo de América), en las que allá mas de la cantidad de caídas y descuentos una tarjeta no podrá tener un fallo con margen superior a 10-6 por rounds.

Abogó, además, por el uso del round empatado 10-10 en modo discrecional y espaciado cuando no hay diferencias entre un boxeador y otro. Puntuación “bastardeada” pero necesaria para no alterar el veredicto de un cotejo parejo.

Por último, en torno a variantes en estatutos olímpicos, Manny Pacquiao, seis veces campeón mundial, “sacudió” a este ámbito exponiendo su deseo de representar a Filipinas en los próximos Juegos Olímpicos París 2024. Tiene 45 años y supera el máximo de edad requerida para participar en este tipo de disciplina: los 40. ¿Se redactará una ley de excepción? O se aplicaran todos los mandatos con la firmeza y rectitud ambicionada por el Barón Pierre de Coubertin hace un siglo. ¿Cómo le caerá al reglamento ver otra vez en el ring a un Pacquiao veteranísimo y eterno aspirante a presidente de su patria?

Fue una semana de incisos, apartados y ordenanzas. Muchas letras y bastantes palabras. Pocos púgiles y hombres en acción.