River, de cara a los 11 días cruciales del semestre: ahora sí, el momento de Gallardo para terminar de despegarse de Demichelis
River se prepara para vivir días cruciales. El 28 de julio pasado, hace 46 días , Martín Demichelis se iba de River tras el triunfo ante Sarmiento por 1-0. Casi un mes después, el 20 de agosto ( 23 días ), el propio DT era presentado en Monterrey, de México. Sin embargo, a miles de kilómetros de distancia, su nombre seguía retumbando por los pasillos del Monumental. Eso no se modificó ni siquiera por el regreso de Marcelo Gallardo. El DT más ganador de la historia millonaria fue presentado el 5 de agosto ( hace 38 días ) y habló de “cambio de aura”, pero también que se subía a un “tren en movimiento” y se enfocó en la “urgencia” por la serie de Copa Libertadores con Talleres. Pero el Muñeco tuvo que salir a la cancha tan rápido que encontró muchas diferencias (incluso quizás más de las esperadas) entre lo que observaba desde afuera y lo que encontró ya puertas para adentro.
Recién ahora el Muñeco pudo parar la pelota con esta fecha FIFA y armó una mini pretemporada para terminar de darle impulso a su ciclo. Todo antes de los 11 días cruciales, en donde River se jugará el futuro en el semestre: en ese lapso, disputará los dos partidos con Colo Colo, por las semifinales del certamen internacional, y el clásico con Boca, en la Bombonera. Este viernes 13 recibirá como local a Atlético Tucumán; el martes 17 visitará al Cacique en Santiago de Chile; el sábado 21 visitará al Xeneize y el martes 24 de septiembre tendrá la revancha en el Monumental con Colo Colo. Relanzar sus posibilidades en la Liga Profesional y llegar a las semifinales de la Copa Libertadores, lo objetivos en el corto plazo. Las “nuevas” urgencias luego de eliminar a Talleres.
“Ojo con ese pase, ese pase tiene que ser bueno” (a Borja), “Ojo Miguel que estás en offside” (de nuevo al colombiano); “Falta un toque. Toco, apoyo y paso”, fue otra indicación mientras dirigía un ejercicio en espacios reducidos. “¡Perfilate Jere! (a Ledesma) Ahí recibo perfilado sino te comen”; “¡Vale un gol esa presión!” (a Simón). Estas fueron algunas de indicaciones que dio en pleno entrenamiento Gallardo. El DT proyecta poner lo mejor en los duelos ante Colo Colo y ante Boca también, aunque después habrá que ver el día a día, el desgaste y los contextos. Porque del primer martes al sábado tiene varios días de recuperación; el tema sería del sábado a la revancha con Colo Colo. En el cuerpo técnico entienden que lo ideal sería tener tres días completos entre un compromiso y otro.
Gallardo siempre fue un DT que le gustó provocar los errores del rival, no esperarlos. Con un juego de presión, con intensidad para que el equipo de mueva en bloque. Y que en las prácticas se vea una velocidad en toma de decisiones y ejecuciones como la que pretende luego ver en los partidos. Pero eso es difícil de conseguir en un puñado de días.
El River de Gallardo de 2019, el que mejor fútbol desplegó pese a perder la final de la Copa Libertadores ante Flamengo, no se construyó de un día para el otro. Y el River que conquistó la Copa Sudamericana 2014 no jugaba igual que el luego venció a Boca en Madrid, en 2018. Todo se gestó con un largo proceso en donde, año tras año, el Muñeco iba perfeccionando su obra.
Esa es una diferencia sustancial con este presente. Hoy se ve a un DT mucho más voraz, enfocado en el “ganar ya”, casi presionado porque se enfrenta a una Copa Libertadores donde tranquilamente puede ser uno de los dos principales candidatos y porque la final sería encima en el Monumental.
En su primera etapa, Gallardo invirtió tiempo (y paciencia) en pulir a futbolistas como Nicolás De la Cruz (lo perfeccionó durante dos años para que termine siendo el mejor futbolista de su ciclo, con desempeños increíbles) o Gonzalo Pity Martínez, a quienes los hinchas miraban de reojo y terminó siendo uno de los principales “mimados” por el DT. Solo por dar un par de ejemplos. También recuperó a futbolistas de experiencia pero que parecían desplazados, como Carlos Sánchez o Leonardo Ponzio. Buscaba ganar en el presente pero también proyectaba el futuro.
En esta etapa, Gallardo parece enfocado en un 90% en el “hoy y ahora”, en estos once días que pueden definir el semestre. No bien tomó el mando, revolucionó el mercado de pases: no le gustó lo que se había activado con Demichelis y armó una defensa casi nueva, en la que sólo sobrevivió como titular Paulo Díaz. La fragilidad defensiva era uno de los déficit que arrastraba River con el anterior entrenador y el Muñeco apostó fuerte en la zona sumando a futbolistas con nivel de selección: Fabricio Bustos, Germán Pezzella y Marcos Acuña.
En los 38 días que lleva de gestión, Gallardo logró mayor solidez defensiva, pero todavía está lejos de ver el equipo que quiere. Ve pocos pases para adelante, poco entendimiento ofensivo para las triangulaciones y las sociedades, por más que ponga juntos a futbolistas de perfil de ataque. Bustos y Acuña son laterales que pueden ser wines en campo rival, pero no se van a conocer en un puñado de horas con Borja, Colidio o Solari. ¿A dónde le gustan más que le caigan los centros al 9? ¿Fuertes y al primer palo? ¿Pinchados y al segundo? Todo eso lleva trabajo, suma de horas de entrenamientos. Ensayo y error. Y durante varios días.
Otro campo de dificultad que enfrenta Gallardo es: ¿a qué darle más importancia para trabajar “ahora y ya”? El River de Demichelis le gustaba poco y nada, ni desde la presión colectiva ni la preparación física ni de la forma de atacar, pero si pretende abarcar muchos rubros en pocos entrenamientos corre el riesgo de que “demasiada información” termine sobrecargando presiones en futbolistas que, por más jerarquía que tengan, todavía se están adaptando a la camiseta millonaria.
Si se activan a tiempo, quizás los mejores refuerzos puedan ser Ignacio Fernández y Manuel Lanzini, pero hasta ahora -por “h” o por “b”- no lograron rendir en función de lo que podrían. Ambos, desde sus características para unir líneas y conectar pases no sólo con los mediocampistas centrales y los delanteros, sino también para resolver ellos con remates desde afuera o pisando el área, podrían tener un lugar protagónico y más ahora, en compromisos que además de buen juego requieren de cierto oficio para el manejo de los tiempos y las jugadas específicas en función de cómo vaya el resultado. Mastantuono y Echeverri tienen gambetas y desequilibrio, pero son de esos futbolistas que, ahora, pueden jugar igual a los 5 minutos que a los 80. No hay allí manejo de los tiempos. ¿Lanzini y Nacho estarán a la altura física del desafío?
Con la llegada de Maxi Meza y la reubicación de Santiago Simón como mediocampista (con Demichelis era más utilizado como lateral), Gallardo encontró a futbolistas que puedan desempeñarse por afuera. Por ahora, se los vio más centralizados en los esquemas 4-2-3-1 y el 4-1-3-2 al los que apeló la mayoría de las veces y eso siguió “recargando” los esfuerzos por los carriles externos sólo para los laterales Bustos y Acuña. Distancias para cortar en este mini-pretemporada.
Más allá del foco en Boca, River sabe que en el campeonato local todavía no ganó desde el regreso del Muñeco y que está 11° en la tabla, a nueve unidades del líder Vélez. Es una diferencia recortable, pero más que señales desde el resultado, el equipo necesita jugar mejor ofensivamente, despegarse de la dependencia que ofrece Borja. Hoy si el colombiano no marca, todo se le hace cuesta arriba.
📝 Los convocados por Marcelo Gallardo para recibir a Atlético Tucumán por la fecha 14 del Torneo LPF. ⚽#VamosRiver ⚪🔴⚪ pic.twitter.com/Zzrw7EQTKX
— River Plate (@RiverPlate) September 12, 2024
“Recuperar el espíritu”, dijo Gallardo el día que asumió. Sin espíritu no hay cohesión, no se puede ser un equipo compacto ni combativo, que se haga respetar a la hora de atacar y defender. En lo que se vio hasta ahora, pareció quedarse a mitad de camino. Pero Gallardo tendrá en los próximos once días desafíos deportivos para que River vuelva a ser su River. Y ya, definitivamente, no sea el que heredó de Demichelis.