RESUMEN DEL AÑO-La influencia política impregna cada evento deportivo
BERLÍN (Reuters) - El año 2013 puede ser un punto de inflexión para la política en el deporte, con un fuerte impacto de los legisladores en cada gran cita deportiva y en cada decisión sobre esta materia. Tanto con la presencia de primeros ministros y miembros de la realeza en el voto del Comité Olímpico Internacional para los Juegos Olímpicos de 2020 o las acusaciones de la FIFA a los políticos sobre la presión para conceder el Mundial de 2022 a Catar, los políticos estuvieron siempre presentes en 2013. La tendencia está en un marcado contraste con la política de la FIFA y el COI de mantener a los gobiernos apartados de los organismos deportivos y de suspender regularmente a los países sobre lo que perciben como una injerencia política. India ha pasado todo 2013 apartado del mundo olímpico. El segundo país más poblado del mundo sigue suspendido por las interferencias políticas en sus asuntos olímpicos nacionales. Incluso cuando se trata de grandes acontacimientos deportivos, los políticos estuvieron en medio en 2013. INFLUENCIA DIRECTA El presidente de la FIFA, Sepp Blatter, dijo el mes pasado que los políticos de Francia y Alemania habían dicho que los miembros de la FIFA concedieron la mayor cita de un solo deporte, el Mundial de fútbol, a un rico y diminuto estado del golfo Pérsico que virtualmente no tiene tradición futbolística. "Hubo una influencia política directa. Los jefes de Gobierno europeos aconsejaron a los miembros de la FIFA que votasen a Catar debido a los amplios intereses financieros con ese país", dijo Blatter. Para Catar fue uno de los muchos titulares negativos que han sacado el debate de lo deportivo para trasladarlo a las agendas políticas. La política se menciona siempre cuando se trata de las principales citas del deporte, tanto si es por los Juegos de Invierno de Sochi el próximo año o los Juegos de Verano de Río de Janeiro en 2016. "Sólo es habitual porque a medida que las citas deportivas se hacen más grandes y caras, la influencia política a su alrededor crece. Se trata sólo de negocios", dijo a Reuters un experimentado conocedor del olimpismo, que habló bajo condición de anonimato. "Mira las protestas en Brasil contra el gasto público para el Mundial o la inversión (de al menos 50.000 millones de dólares) de Rusia para los juegos de Sochi. Las apuestas y las posibles recompensas irán a más en el futuro", dijo. El gasto de Sochi es el mayor en unos Juegos Olímpicos - de invierno o verano - en la historia olímpica. La FIFA ha visto los preparativos para el Mundial de Brasil salpicados por unas violentas manifestaciones en las calles, un efecto directo de las decisiones políticas sobre el gasto público. Lo que debería haber sido un periodo de un buen sentimiento para organizar un gran acontecimiento se ha convertido en un ejercicio de control de daños y de relaciones públicas. Las muertes de trabajadores en los estadios aún en construcción, que además sufren retrasos, han puesto de manifiesto dudas sobre cuánto puede presionar un organismo deportivo a un país. CRÍTICAS A RUSIA El COI también esperaba un periodo más tranquilo hacia los juegos de Sochi en febrero de 2014, que organiza Rusia ante unas fuertes críticas a los derechos humanos y una nueva ley antigays que los críticos dicen que recorta los derechos de los homosexuales. El presidente alemán, Joachim Gauck, y su homólogo francés, François Hollande, ya han descartado su asistencia a los juegos, mientras que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha apostado su prestigio político en su exitosa organización. Aunque no hay llamamientos a un boicot abierto, el revés de Gauck y Hollande muestra que existe una batalla política detrás del escenario deportivo de Sochi. La política también centró la atención en la sesión del COI en Buenos Aires para elegir en septiembre a la organizadora de los Juegos de 2020, Tokio. El príncipe Felipe, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el turco, Tayyip Erdogan, acudieron para respaldar las candidaturas de sus países en busca del multimillonario producto olímpico. Para Estambul, las protestas contra el Gobierno y el conflicto sirio lastraron la quinta candidatura de la ciudad en las últimas seis votaciones. Ni siquiera la presencia de Erdogan convenció a los miembros del COI. Pero Abe dio un potente discurso que ofrecía las garantías políticas a Tokio para organizar sus segundos juegos y demostró que los Juegos olímpicos no se pueden ganar sin todo el peso de la fanfarria política detrás de las candidaturas durante todo el proceso de dos años. /Por Karolos Grohmann/