Putin modera las restricciones a las protestas durante los Juegos de Sochi

MOSCÚ (Reuters) - El presidente ruso, Vladimir Putin, ha moderado las restricciones a las protestas en la ciudad turística de Sochi, en la costa del mar Negro y sede de los Juegos Olímpicos de invierno, en un intento por mejorar la imagen de Rusia antes del acontecimiento deportivo. Consciente de que el éxito o fracaso de los Juegos será parte su legado, Putin se ha mostrado muy atento a un proyecto valorado en 50.000 millones de dólares (unos 36.700 millones de euros). El viernes, el presidente llevó a cabo una inesperada inspección de los estadios y apareció en la televisión estatal rusa esquiando con gafas oscuras y casco. El sábado asistió a un ensayo de la ceremonia de apertura de los Juegos y enmendó un decreto de seguridad para permitir que distintas asociaciones lleven a cabo manifestaciones y concentraciones en áreas y rutas aprobadas por los servicios de seguridad, dijo el Kremlin en un comunicado. "Los encuentros, manifestaciones, marchas y piquetes, que no estén directamente relacionados con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, podrán realizarse entre el 7 de enero y el 21 de marzo de 2014 (...) sólo después de llegar a un acuerdo con (...) un organismo local de seguridad", dijo. No hubo nadie disponible para hacer declaraciones en organizaciones de defensa de los derechos humanos. Diferentes asociaciones, que exigen desde derechos para los homosexuales hasta reformas políticas, han reclamado que la veda a las manifestaciones viola la Constitución rusa. Las restricciones fueron impuestas en agosto, ante el temor por la seguridad acrecentado esta semana por dos atentados suicidas en la ciudad de Volgogrado, en el sur de Rusia, que causaron la muerte de al menos 34 personas. Nadie se atribuyó su autoría, pero fueron un recordatorio de la continua amenaza que plantean los integristas que quieren forjar un estado islamista en una franja del sur de Rusia que abarca a Sochi. El Comité Olímpico Internacional (COI) recibió con agrado la decisión de Putin, el último de una serie de gestos que aparentemente buscan aplacar las críticas sobre los derechos humanos en Rusia. Putin quiere usar los Juegos Olímpicos para demostrar lo que considera el resurgimiento espiritual y político de Rusia bajo su firme liderazgo, después de que el país perdió su condición de superpotencia tras la caída de la Unión Soviética en 1991 y las turbulencias económicas en la década de 1990. En un gesto a sus detractores en Rusia y en Occidente que lo acusan de aplastar la disensión, Putin liberó el mes pasado a varios de los prisioneros más conocidos del país: el exmagnate petrolero Mijail Jodorkovsky y dos miembros del grupo de punk femenino Pussy Riot. /Por Vladimir Soldatkin/