Los Pumas y su hinchada: menos fervor que en Marsella, pero con el acompañamiento de siempre

Hinchas de los Pumas en Saint-Etienne para ver el partido ante Samoa, por la tercera fecha del grupo D del mundial de Francia
Hinchas de los Pumas en Saint-Etienne para ver el partido ante Samoa, por la tercera fecha del grupo D del mundial de Francia - Créditos: @SEBASTIEN BOZON

SAINT-ETIENNE (Francia).– Cuando el equipo no transmite nada desde adentro de la cancha, no es justo esperar que la respuesta venga de las tribunas. Los Pumas fueron locales en el estadio Geoffroy Guillard, pero el público apenas se hizo sentir con intermitencias. El seleccionado argentino volvió a la victoria, todavía no recuperó su esencia y sigue en deuda con los miles de argentinos que hicieron un gran esfuerzo para venir a alentarlos.

Desde antes del mediodía, el centro de Saint-Étienne empezó a teñirse de celeste y blanco. Camisetas de los Pumas, de Lionel Messi, de Diego Maradona o de cualquier cosa que hiciera alusión a la Argentina. Los bares que rodean la Place Jean Jaurès fueron una excusa para hacer la previa. Camino al estadio en el tranvía, que hoy abrió sus molinetes con motivo del partido, el Fan Fest (o Rugby Village) fue una parada casi obligada, ya sea para tomarse otra cerveza o divertirse en algunos de los muchos juegos que había.

Hinchas argentinos en las tribunas del estadio de Saint-Étienne para alentar a los Pumas
Hinchas argentinos en las tribunas del estadio de Saint-Étienne para alentar a los Pumas - Créditos: @Laurent Cipriani

Muchos grupos de amigos, clubes de todo el país con banderas alusivas, familias enteras, padres con hijos. En el estadio Geoffroy Guillard, poco menos de la mitad de las 38.358 butacas estaban ocupadas por argentinos. Número similar al que hubo en Marsella ante Inglaterra, pero que proporcionalmente se hizo mucho más grande. Primero porque del equipo rival sólo había un puñado de hinchas (en el Vélodrome los ingleses eran mayoría) y segundo porque la capacidad del estadio era apenas la mitad del majestuoso Velodrome marsellés. Esta vez, los Pumas fueron locales. Y eso que los franceses, representados en su mayoría por chicos de clubes de la región prolijamente vestidos con los colores correspondientes, apoyaron a los samoanos y festejaron cada una de sus buenas acciones.

Esta vez sí, sin el coro de niños, el himno tuvo un alto grado de emotividad, magnificado por el estruendo del público argentino. Las lágrimas de Juan Martín González, Eduardo Bello o Santiago Chocobares dan cuenta de ello. Mucho más efusivo incluso que el Siva Tau, el haka samoano. En las tribunas, unos 100 hinchas defendían el honor de los isleños.

Los Pumas, formados durante el himno; el estadio Geoffroy-Guichard no estuvo lleno durante el partido ante Samoa, pero hubo algo menos de 19 mil argentinos
Los Pumas, formados durante el himno; el estadio Geoffroy-Guichard no estuvo lleno durante el partido ante Samoa, pero hubo algo menos de 19 mil argentinos - Créditos: @JEFF PACHOUD

A la hora del inicio ya la lluvia caía muy fuerte y hacía frío, y así fue durante todo el primer tiempo, aunque el tinglado en las tribunas hacía que esto sólo afectara a los jugadores. En la segunda mitad paró de llover, pero esto no redundó en un mejor manejo de la pelota por parte de los argentinos . La gente estaba incrédula.

El termómetro de lo que pasó en las tribunas estaba adentro de la cancha. En los momentos en que los Pumas insinuaban una reacción, la gente se despertaba y alentaba. “Vamos Pumas, vamos; pongan huevos que ganamos”, o “Para ser campeón, hoy hay que ganar”. En el primer tiempo fueron apenas un par de arrestos.

El sol asomó sobre el final del partido, luego de una lluvia intensa
El sol asomó sobre el final del partido, luego de una lluvia intensa - Créditos: @JEFF PACHOUD

En la segunda mitad lo que más fuerte se oyó fue la Marsellesa y los silbidos de los franceses cuando los Pumas pedían palos en lugar de buscar el try. “Y ya lo ve, el que no salta es un inglés” , fue la respuesta de la hinchada albiceleste. Hubo algunos aplausos para Tomás Cubelli y Nicolás Sánchez cuando intensificaron la entrada en calor a 20 minutos del final.

Recién cuando Sánchez aseguró la victoria con un penal en el último minuto se levantó el público al grito de “Argentina, es un sentimiento, no puedo parar”. Después, los jugadores se acercaron a su público y terminaron cantando todos juntos. Una caricia para los Pumas que acaso sirva para ganar confianza. Hay motivos para festejar, pero hay tantos o más para preocuparse . Al menos retomaron la senda del triunfo. Ahora falta que recuperen su esencia.

Lo mejor de la victoria de los Pumas por 19-10 ante Samoa