Puebla sin dinero, pero de corazón enorme le hizo partido a Tigres

Puebla empató 2-2 con Tigres en la Ida de Cuartos de Final de Liga MX. (Héctor Vivas/Getty Images)
Puebla empató 2-2 con Tigres en la Ida de Cuartos de Final de Liga MX. (Héctor Vivas/Getty Images)

El Puebla sabía que no tenía nada que perder. Esa es su ventaja siempre que llegan a la Liguilla del futbol mexicano. Todo lo que hagan será una ganancia y más si enfrente está el actual campeón, Tigres, con todo su poderío, un plantel de lujo que, incluso sin tanto brillo como en otros tiempos, es capaz de ganar un partido por mera inercia, por inspiración. Y por jerarquía. Ya nadie le puede negar a Tigres un lugar entre lo más selecto del futbol mexicano.

El debate sobre si es o no un equipo grande ha quedado rebasado. Para quienes consideren que no lo es, que no coman ansías: lo será pronto. Sus éxitos, y la forma en la que los han cosechado, no dejan lugar a dudas. No es un equipo chico, esa etiqueta con la que se ha pretendido desprestigiar su larga época dorada —que tuvo una pausa de cuatro años y se reanudó este 2023—. El torneo pasado fueron campeones cuando parecía que eran víctima de Chivas. Un equipo chico no da vuelta a una final que está perdiendo, de visita, por dos goles.

Y Puebla entendía que si quería abrigar esperanzas de pasar a las Semifinales tenía que hacer pesar su casa. Desde la época de Juan Reynoso, y luego firmemente con Nicolás Larcamón, muchas cosas han cambiado en La Franja. Antes eran sinónimo de futbol feo. Del futbol de poca y nula calidad. Hoy no. Hoy son un equipo con corazón, que pone el orgullo en juego en cada partido y que ha encontrado un camino para ser asiduo visitante de la Fiesta Grande. Y para complicar a los titanes del país.

Su plantel vale 20 millones de dólares, de acuerdo con el sitio especializado Transfermartk. Es la nómina más baja de todo el futbol mexicano. Qué distancia tan grande: Tigres tiene un valor de 67 millones de dólares. Y esa diferencia no fue válida ayer en el Estadio Cuauhtémoc, que, por otro lado, hizo sentir la localía. Puebla no se caracteriza por tener una afición estridente, pero sí leal y orgullosa de sus colores. Ayer entendieron que debían darlo todo para contagiar a los once del campo.

Y vaya que hubo sangre caliente para el equipo dirigido por Ricardo Carbajal, que llegó como interino (en reemplazo de Eduardo Arce) y se quedó con el puesto gracias a sus buenos resultados —es además el único entrenador mexicano en la Liguilla actual—. Los camoteros acabaron el torneo con 25 puntos, en el sexto lugar, para calificar así directamente a la Fase Final. No tienen que temer por su visita a Nuevo León: en la temporada regular sacaron un empate 1-1 ante Tigres. Y Carbajal tiene confianza en que pueden sacar el triunfo soñado.

Así lo dijo en conferencia de prensa: "Valoro el resultado del empate pese a que teníamos que ganar, pero bueno, Tigres es el campeón, tiene grandes jugadores y ahora habrá que hacer un partido inteligente en Monterrey. Aunque no dudo en lo absoluto de que vamos a ganar allá". No es un discurso de víctima. Es un discurso de quien sabe que puede ganar.

Ante Tigres, mostraron una gran capacidad para reponerse en la adversidad. Después del gol de Sebastián Córdova, que ya entró en modo Liguilla, dieron al vuelta con tantos del inspirado Guillermo Martínez y Sebastián Olmedo. Fue una explosión de júbilo en el antes apacible Estadio Cuauhtémoc. No contaban con que Raymundo Fulgencio anotaría el mejor gol de su carrera. Y el más importante hasta ahora. Con esa anotación, Tigres salió ileso de Puebla. En casa cerrarán con todo a favor. Pero nadie puede confiarse contra un equipo que juega guiado por la pasión, que no tiene miedo a perder. El Puebla de La Franja.

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