La propuesta de venta de un equipo refleja los vínculos cada vez mayores entre el deporte profesional y las apuestas

LAS VEGAS — Durante años, las organizaciones deportivas profesionales, incluidas la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por su sigla en inglés) y las Grandes Ligas de Béisbol (MLB, por su sigla en inglés), prohibieron que las empresas de bebidas alcohólicas compraran publicidad en lugares de los estadios y arenas que pudieran verse por televisión, por deferencia a las iniciativas para frenar la conducción en estado de ebriedad.

Sin embargo, en 2009, en el periodo más oscuro de la peor recesión desde la Gran Depresión, esas mismas ligas tuvieron dificultades para conseguir dinero, pues sus principales patrocinadores —fabricantes de autos, bancos y otros— recortaron sus gastos de mercadotecnia. De repente, empezaron a firmar acuerdos multimillonarios con empresas que hacían ron, tequila, vodka y otros destilados y la publicidad quedó a la vista de todos.

Fue una señal de cómo las justificaciones pueden cambiar, al parecer, de la noche a la mañana, en especial cuando hay dinero de por medio. El mundo del deporte tuvo un recordatorio de eso la semana pasada, cuando Miriam Adelson y su fideicomiso vendieron 2000 millones de dólares en acciones de Sands Corp., un operador de casinos, para comprar un equipo deportivo profesional, que resultó ser los Mavericks de Dallas. (La compra todavía necesita la aprobación de la junta de gobernadores de la liga antes de ser oficial).

“Las familias Adelson y Dumont se sienten honradas de tener la oportunidad de ser administradores de esta gran franquicia”, señalaron en un comunicado.

Durante décadas, la mayoría de las grandes ligas profesionales se mantuvieron alejadas del mundo de las apuestas. Les prohibieron a los jugadores, árbitros y dueños apostar en los deportes para aislar los resultados de los partidos de cualquier indicio de irregularidad, una postura que se remontaba al menos un siglo atrás, al famoso escándalo de las Medias Negras de 1919.

Algunas ligas también les prohíben a sus dueños tener participaciones en casinos. En un caso, Dan Rooney, principal propietario de los Acereros de Pittsburgh de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por su sigla en inglés), tuvo que comprar la participación de sus hermanos en el equipo porque eran dueños de hipódromos en Nueva York y Florida. La NBA no tenía esa norma y ha tenido dueños vinculados a casinos, como Tilman Fertitta, el actual propietario de los Rockets de Houston.

“Si se permite apostar sin problemas en los eventos deportivos, los incidentes normales del juego, como una mala entrega de balón, los pases mal recibidos, los balones perdidos, las faltas y la planificación de las jugadas, provocarán inevitablemente la especulación, la desconfianza y las acusaciones de robo de puntos o amaño de partidos”, declaró en 2012 Roger Goodell, comisionado de la NFL.

Sin embargo, en un momento en el que las apuestas deportivas —que antes solo se hacían en las mecas de los casinos como Las Vegas o por medio de corredores de apuestas— se han legalizado en docenas de estados, por lo que el antiguo enfoque de las ligas parece pintoresco. Aunque siguen existiendo restricciones para que los jugadores, árbitros y propietarios apuesten en sus propios deportes, en general el mundo de los deportes ha aceptado las apuestas.

Han eliminado las restricciones a la publicidad de casinos y apuestas deportivas en los estadios y en la televisión. Algunos estadios, como el FedEx Field de Landover, Maryland, sede de los Commanders de Washington de la NFL, tienen apuestas deportivas en su interior. Las empresas de apuestas deportivas ahora llenan los estadios con carteles con sus nombres y compran comerciales de televisión durante los partidos, entre ellos el Supertazón, con todo tipo de promociones para atraer a clientes nuevos.

Las ligas también han hecho un cambio radical al operar en el hogar de las apuestas deportivas, Las Vegas, que durante años estuvo vetada. Ahora, la Liga Nacional de Hockey (NHL, por su sigla en inglés), la Asociación Nacional de Baloncesto Femenino (WNBA, por su sigla en inglés) y la NFL tienen equipos en la ciudad. El mes pasado, los dueños de la MLB aprobaron por unanimidad que los Atléticos salgan de Oakland y se trasladen a Las Vegas. La NBA, la cual ha celebrado el Juego de las Estrellas, ligas de verano y un nuevo torneo en medio de la temporada en Las Vegas, podría agregar un equipo de expansión en la ciudad en los próximos años y de esta manera todos los principales deportes profesionales tendrían un equipo en una sede que las ligas evitaron en algún momento.

“Las ligas reevalúan todo el tiempo su negocio pues cambian las leyes, las costumbres sociales y las distintas empresas y categorías se hacen más grandes”, afirmó Marc Ganis, consultor de varios equipos y ligas. “Eso incluye considerar las reglas de propiedad, los patrocinios y la publicidad”.

La bienvenida que le dio la NFL a Las Vegas tal vez ha sido la más sorprendente, debido a la reputación conservadora de la liga. Los Raiders obtuvieron la aprobación para trasladarse a la ciudad en 2017. La liga organizó el Tazón de los Profesionales y el reclutamiento universitario en el Strip. Y en febrero, el evento más importante de la liga —el Supertazón— se jugará en Las Vegas, con lo cual tal vez se elimina el último vestigio de distancia entre la liga y la ciudad.

La reevaluación de las ligas ha sido tanto práctica como estratégica. La mayor ruptura ocurrió en 2018, después de que la Corte Suprema dictaminó que una ley que prohibía las apuestas deportivas en la mayor parte del país era inconstitucional. Decenas de estados se apresuraron a aprobar la legalización de las apuestas deportivas y se redujo de manera dramática la cantidad gastada en Las Vegas. La NFL ahora permite que los propietarios tengan participaciones en casinos que no cuenten con apuestas deportivas, aunque restringe a los dueños de tener más de un cinco por ciento de participación en casinos que permiten apuestas deportivas.

“Aceptaron a Las Vegas no tanto por nosotros, sino porque ahora las apuestas están en casi todas partes”, comentó Michael Green, historiador de la Universidad de Nevada, Las Vegas. “El Strip es tan legal como cualquier gran empresa”.

Y, aunque Las Vegas es relativamente pequeña, con una población de unos 2,5 millones de habitantes en la región, ha podido albergar equipos como los Raiders y los Golden Knights de la NHL porque la ciudad es un destino turístico abierto todo el año, que atrae a unos 40 millones de turistas al año.

“Todo un grupo demográfico nuevo queda expuesto a las apuestas deportivas al visitar Las Vegas”, afirmó Jay Kornegay, vicepresidente de operaciones de carreras y apuestas deportivas de Westgate Resorts

Green señaló que el Smith Center for the Performing Arts y el Museo de la Mafia, ambos inaugurados en 2012, también le dieron a la ciudad algo de sofisticación que no había tenido. Green recordó que apenas hace 20 años, la NFL impidió que Las Vegas comprara anuncios durante el Supertazón, una decisión que ahora parece anticuada.

“Recuérdame, ¿dónde es el próximo Supertazón?”, preguntó.

c.2023 The New York Times Company