El planeta de los simios: a 20 años de la fallida remake de la que Tim Burton aún se arrepiente
Tim Burton llegó a decir que saltaría de una ventana antes de hacer una secuela de El planeta de los simios, film que dirigió en 2001. Y sigue firme en su convicción: este año se cumplen dos décadas del estreno de su remake del clásico de ciencia ficción y nunca se retractó de sus dichos. Y es que se trató de un proyecto complicado desde los inicios: el presupuesto tuvo que ser ajustado de 200 millones de dólares a la mitad, Burton fue empujado a terminar el film en 5 meses y todo eso parece haber conspirado para que resulte tan difícil encontrar alguna mínima marca de autor en toda la película.
Dicen los críticos que este film resultó toda una decepción y que fue la primera mala película del director. Burton venía de realizar La leyenda del jinete sin cabeza, donde había dejado en claro una vez más su capacidad para llevar una muy personal mirada en cada uno de sus films; si para ello tenía que llevar sus diferencias creativas con los productores y hasta discutir con ellos, no le temblaba el pulso. Sin embargo, sostienen, El planeta de los simios muestra todo lo contrario: Tim Burton parece “domesticado”, sin alma. Y aunque lo intentó y prometió que la remake no sería remake sino una “reinterpretación de El planeta de los simios de 1968″, no lo consiguió. De todas maneras, los números lo acompañaron: el film recaudó casi 4 veces más de lo que costó y en la primera semana en taquilla estuvo entre los más vistos en los Estados Unidos.
Además de un resultado final que no convenció, tampoco fue fácil el rodaje. Algunos que trabajaron para llevar a la pantalla grande esta historia llaman al film “la película del horror” por las largas jornadas que debieron pasar en el desierto. Cuentan que se rodó en un terreno inhóspito, con un polvo que enfermó a varios de los protagonistas y hasta a miembros de la producción. Incluso, uno de los actores, Tim Roth quien le daba vida al general Thade, terminó con dos hernias en la espalda por lo apretado del traje de simio. Las dificultades aparecían sin más: una sequía en el lago Powell, otra de las locaciones, obligó a la producción a ir en busca de una bomba de agua. Y, como si fuera poco, Roth perdió a su padre Bill, un antiguo jugador de ligas menores de béisbol, quien murió en octubre de 2000, justo cuando estaba empezando la filmación. Pero, sin duda, la parte más complicada fue la falta de tiempo: Fox puso como fecha inamovible de estreno julio de 2001, por lo que todo fue apresurado desde la preproducción y la edición hasta los efectos especiales.
El camino hasta encontrar el director
Cuentan que Fox venía dando vueltas con el proyecto de darle vida nuevamente a la historia de los primates desde 1988 y que tardó una década en hacerlo realidad. El primer convocado a llevar adelante la remake fue Adam Rifkin (The Dark Backward, Never on Tuesday), él era fan de la saga y aceptó el trabajo. La idea era hacer una secuela del primer film. Las cosas avanzaban y estaban apunto de pasar a preproducción [Rick Baker había sido llamado para hacer maquillaje, Danny Elfman, para componer la música y hasta Tom Cruise y Charlie Sheen habían hecho el casting para el papel principal] cuando hubo cambios en la dirección de Fox. Entonces surgieron diferencias creativas que hicieron que la película no prosperara. Fueron Peter Jackson y Fran Walsh quienes retomaron el plan, con una idea diferente en la que los simios vivían su propio renacimiento. Sin embargo, este proyecto también quedó trunco.
Pasaron 5 años hasta que Sam Raimi y Oliver Stone fueron considerados para dirigir el film. Fue así como la cara detrás de Scarface se sumó al proyecto como guionista y productor. “Mi concepto es que hay un código oculto en la Biblia que predice todos los acontecimientos históricos. Los simios estuvieron allí desde el principio”, dijo. Terry Hayes se hizo cargo del guion, el cual fue descripto por el presidente de Fox de ese entonces como “uno de los mejores” que había leído. Al poco tiempo, Arnold Schwarzenegger firmó contrato para protagonizar el film. Phillip Noyce sería el director, tras pensar en Chuck Russell, y Stan Winston estaría detrás del maquillaje. Ante algunas sugerencias en torno al guion entre productores y guionistas, no solo renunció Hayes sino que se fue casi al mismo tiempo Noyce. Otra vez, El planeta de los simios quedaba postergado.
Entonces Sam Hamm se puso a trabajar en el guion mientras Winston seguía pensando en el maquillaje, más tarde tomó la posta Roland Emmerich y Fox puso la mirada en James Cameron para que participara como guionista y productor.
Cada uno de los productores y guionistas que se sumaban al proyecto iban modificando la trama: algunos incluían elementos del primer film y los mezclaban con otros de las secuelas; otros hacían foco en la obra original. Lo cierto es que aún estaba todo verde y que Cameron, tras el éxito de Titanic, se enfocó en otros trabajos y no quiso ser parte. Otra vez Peter Jackson entró en el radar, pero él no quería saber nada con la idea de que Schwarzenegger fuera el protagonista. A mediados de 1999, los hermanos Hughes se interesaron en dirigir el film pero estaban con otros proyectos y no pudieron hacer cuadrar sus agendas. Todo este camino desembocó en Tim Burton: el director se había consolidado como uno de los más originales y de culto de la industria, cada una de sus películas [desde El joven manos de tijera a Batman, pasando por Mars Attacks!] se había ganado la aprobación tanto de la crítica como del público. Fox no dudó y pensó que era el indicado. William Broyles Jr. puso en marcha un nuevo guion. Burton, quien se sentía atraído por la historia por haber visto de niño la saga, quería reimaginarla con aportes de la novela homónima de Pierre Boulle.
El proceso
Burton y Broyles trabajaron en un guion proyectado para un presupuesto de 200 millones de dólares; Fox quiso recortarlo a la mitad para lo que llamó a Lawrence Konner y Mark Rosenthal, quienes reescribieron el texto y lo adaptaron a ese monto. Se dice que los guionistas trabajaban el libreto incluso mientras se construían los decorados.
Así fue como, por ejemplo, Ari, el personaje que interpretó Helena Bonham Carter [quien fue pareja de Burton hasta 2014 y desde 2001 apareció en casi todos su films], pasó de ser una princesa a la hija liberal de un senador; también, como el General Thade (encarnado por Tim Roth) se transformó en un chimpancé en lugar de ser un gorila albino y Limbo (el personaje de Paul Giamatti) pasó de ser una buena persona que crecía a medida que avanzaba la trama a “un simple tonto”.
Hubo un último cambio antes de que todo comenzara, Wiston, quien era el diseñador de maquillaje original, renunció por diferencias creativas. En un principio, Fox pensó en imágenes generadas por computadora, pero Burton insistió y así el nombre de Rick Baker regresó al proyecto. Baker [quien había trabajado en el diseño del maquillaje de los simios de Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos, Gorilas en la niebla y Mi gran amigo Joe] tenía una deuda pendiente luego de haber hecho el King Kong de 1976 y pensar que no había logrado el realismo que buscaba. Wiston encontró en este trabajo la expectativa de superarse y tener su revancha. Rick Heinrichs estuvo a cargo del diseño de producción y Colleen Atwood, del diseño de vestuario. En tanto, la música fue, como en otras películas de Burton, de Danny Elfman. A pesar de que aún las filtraciones no eran tan comunes en esos tiempos (las redes sociales no asomaban a lo que hoy son), decidieron no incluir en el guion el final para conservar el secreto.
Entre las licencias que se tomaron los guionistas estuvo la de darle voz a los humanos: en el film original habían perdido el habla en el viaje; también, la de incluir a Linda Harrison (Nova en El planeta de los simios de 1968) en el elenco como una suerte de guiño y también la de hacer un cameo en donde aparece Rick Baker personificando uno de los simios que él mismo ayudaba a caracterizar.
Como el director quería que los simios fueran “más animales”, y mostrarlos volando a través de los árboles, trepando paredes y abriendo ventanas, un mes y medio antes de iniciar el rodaje, los actores que interpretaban simios asistieron a la “Escuela de monos” [montada especialmente y dirigida por miembros del Cirque du Soleil], donde entrenaron para lograr más naturalidad en esos movimientos.
Un rodaje entre falta de agua y polvo excesivo
La filmación de El planeta de los simios arrancó en octubre de 2000, pero fue aplazado a noviembre, y terminó en abril de 2001. En ese momento Burton se encontró con otra dificultad: tuvo que acelerar los tiempos, por la imposición de Fox que quería lanzar el film en julio del otro año. Desde la preproducción hasta la edición, incluyendo el trabajo de efectos visuales se realizaran a contrarreloj, algo que no le permitió a Burton poner toda su creatividad en función del trabajo. Para algunos, esa podría ser una de las razones por las que es tan difícil reconocer al director en la película. Al respecto contaba Mark Wahlberg, protagonista del film, en una entrevista de MTV: “No tenían el guion correcto. Fox Studios tenía una fecha de estreno antes de que Tim Burton rodara un ápice de la película. Lo estaban empujando y empujando en la dirección equivocada. Tenés que dejar que Tim haga lo suyo”.
La primera locación fue en Los Ángeles, adentro del estudio; después las grabaciones siguieron en un pueblo a dos horas de la ciudad llamado Ridgecrest. “Estábamos todos en un motel chiquito como el de las películas y de ahí nos tomábamos el colectivo... A los que hacíamos efectos especiales a las 2 de la mañana nos llevaban a Los Pináculos de Trona, llegábamos a eso de las 3 y me acuerdo que hacía un frío infernal y empezábamos con los maquillajes. Con efectos especiales se tarda mucho más. Yo tenía un gorila y teníamos como 5 horas para hacer el maquillaje. El actor tenía que estar listo a las 7 cuando llegaba todo el resto del equipo para empezar a filmar”, cuenta a LA NACION Vera Steimberg, quien trabajó en el film como parte del departamento de efectos especiales junto a Will Huff.
Y suma: “Durante el día hacía un calor terrible, era en el medio del desierto, y tiraban desde unos ventiladores gigantescos full of earth, para simular que había más polvo en una de las escenas en la que se veía a los simios corriendo. Supuestamente es ilegal tirar ese material de polvo y tierra y en ese momento no había tantas regulaciones como ahora. Tiene unas partículas que son cancerígenas y tiraban bolsas y bolsas. Teníamos las máscaras normales como se usan ahora [los tapabocas] pero no unas especiales, terminábamos de trabajar y llegábamos al hotel como a las 9 de la noche y teníamos tierra por todos lados. La experiencia fue difícil, nos cansamos todos y yo terminé en la guardia del hospital del pueblo. No fui la única, éramos una fila de gente porque al tirar ese polvo todos terminamos con una infección respiratoria. Así que cuando llegabas al hospital te preguntaban si estabas trabajando en la película y te daban directamente la medicación. Estábamos todos con muchísima fiebre”.
Algunos incluso, revela la maquilladora argentina radicada en los Estados Unidos, llevaron el tema a la Corte porque se enfermaron gravemente. “A mí me duró 4 días y se me pasó, pero estábamos trabajando 18 horas por día de lunes a domingo, yo trabajaba de lunes a sábado y los domingo nos pedían que fuéramos cuando estábamos en esa locación... Yo los domingos no me sumaba porque no podía moverme. Fue una película agotadora para toda la gente que trabajó detrás de cámara, eran muchas horas. Mi primer día en la película trabajé 22 horas. Para nosotros es el día de hoy que hablamos y decimos que fue ‘la película del horror’. Fueron muchas horas, muy desgastante, un trabajo físico y mental muy duro. La locación, el frío, el calor, dormíamos 3 horas por día y no paramos. Pero la película quedó genial. Lo que la gente no sabe es que de glamoroso no hubo nada. Me acuerdo que llegaba a mi casa y pensaba: ‘Esto es inhumano, no puedo más’, y al otro día de vuelta”, recuerda.
Otro de los integrantes del film que tuvo problemas de salud fue Tim Roth quien no se equivocaba cuando decía que el traje de simio le quedaba apretado: al final del rodaje, descubrió que dos vértebras se habían herniado en su espalda.
Esta locación no fue la única que trajo algunos inconvenientes para el equipo, más tarde hubo escenas que fueron rodadas en el Lago Powell, mismo escenario donde habían sido filmadas varias tomas del film original, pero una sequía local complicó el panorama y la producción tuvo que recurrir a bombas de agua adicionales. El rodaje también tuvo lugar en los estudios Sony Pictures, en Culver City, California, y en las llanuras de lava en Hawaii.
Repercusiones contradictorias
El planeta de los simios se estrenó el 27 de julio de 2001 y batió récords: el primer fin de semana recaudó más de 68 millones de dólares en los Estados Unidos. Solo superó ese monto ese mismo año Harry Potter y la piedra filosofal. Más allá de haber sido muy taquillera -la recaudación mundial del film fue de 362 millones-, lo cierto es que no hubo un solo crítico que la defendiera.
Con mejores efectos, por cuestiones obvias, pero con un argumento que no convenció y un final que dejó a los espectadores con más dudas que certezas, esta remake no alcanzó a honrar a su predecesora. El único que salió bien parado de este proyecto fue Baker, quien fue nominado a varios premios por su trabajo en la confección de los simios. Burton no solo no quiso volver a saber del tema sino que nunca jamás intentó retomarla. Algunos críticos se animan a afirman que este film fue el peor de su carrera como director, que no tiene marcas de autor y que en ningún momento de la película aparece su sello.
La franquicia volvió a ver la luz 10 años después con una trilogía basada en los inicios con El Origen del Planeta de los Simios (2011), siguió con El Amanecer del Planeta de los Simios (2014) y más tarde llegó Guerra por el Planeta de los Simios (2017). Los films tuvieron gran aceptación y desde que fueron anunciados Fox explicó que no tenían relación con la remake de Burton.