Un paseo por la sala de arbitraje, el corazón de la Copa del América
Barcelona, 2 sep (EFE).- La 37ª Copa del América de Barcelona tiene como protagonistas a los seis equipos competidores, los regatistas y sus AC75, las embarcaciones con la tecnología náutica más avanzada del mundo, pero también a un equipo de árbitros y jueces que controlan el buen desarrollo de la competición.
Dadas las altas velocidades que alcanzan los monocascos (hasta 53,3 nudos, 98,8 km/h), el número de árbitros en el agua se ha ido reduciendo con el paso de las ediciones para evitar poner en riesgo su salud. Ya en Auckland, en 2021, solo dos lanchas de arbitraje siguieron a los AC75, llegando a alcanzar una velocidad de 47 nudos (87 km/h).
"Seguirlos con una lancha es ya muy difícil y la tecnología que utilizamos (en tierra) nos da un grado de precisión muy grande para observar maniobras ilegales por centímetros u otras situaciones", apuntó, en declaraciones a EFE, el juez árbitro internacional Miguel Allen.
Es por eso que en Barcelona, bajo las órdenes del Director de Regatas Iain Murray y el equipo arbitral (Richard Slater, Miguel Allen, Craig Mitchell, Sofía Truchanowicz y Arnaud Manté), no hay jueces en el agua y todo el arbitraje de las regatas se realiza desde tierra por primera vez en la competición.
En esta edición, los árbitros imponen o quitan las penalizaciones por irregularidades desde una sala alejada de las miradas del público y coordinada con la producción de televisión de la Copa, ya que el programa de los árbitros es una versión del software televisivo muy avanzada y adaptada sus necesidades.
La sala de arbitraje es un espacio prohibido a toda persona ajena por la alta discreción que allí se exige. Es uno de los lugares más secretos de la Copa. Un silencio casi absoluto, pantallas de ordenadores a ambos lados de la sala donde los informáticos controlan el programa, analizan datos e incluso desde allí se controlan las boyas automáticas que marcan las salidas, los finales de tramo, etc.
A un lado de la sala está el centro de mando, con cinco pantallas y dos sofisticados aparatos de radio con los canales de cada uno de los competidores para comunicarse con ellos, y, detrás, una mesa idéntica con dos pantallas y aparatos de radio donde está también la pantalla de Slater, que coordina todas las acciones.
Allen explicó que la sala de arbitraje de la Copa del América "es como el Box de los equipos de Formula Uno desde el que se comunican con los pilotos y les facilitan datos", aunque incidió en que ellos no hacen esto último.
La pantalla gigante de la pared frontal se puede subdividir en once para tener visión en directo del campo de regatas, y los equipos arbitrales cuenta también con dos helicópteros, dos 'Chase Zero' (embarcaciones con 'foils') y con una cámaras en la proa y la popa de cada barco que facilitan imágenes y datos.
En una pantalla lateral de la mesa está la sofisticada pantalla con información gráfica de las mangas (velocidad, ángulo de recorrido viento real y viento aparente, etc), que, con un sofisticado sistema, permite detectar y penalizar cualquier infracción de los AC75.
En el caso de la famosa maniobra 'babor-estribor', por ejemplo, donde el barco de estribor tiene derecho de paso, el sistema detecta y avisa de las irregularidades y si el otro barco se acerca a menos de cuatro metros de su rival, es sancionado y debe dejar 75 metros de distancia con él.
El árbitro que ha impuesto la penalización puede ver la repetición de la acción y, después de consultar con Slater, le debe comunicar al timonel del barco la sanción y este debe cumplirla dentro de los 60 segundos siguientes.
"La diferencia entre nuestra sala de arbitraje y la del VAR -en el fútbol- es que el VAR puede cambiar una decisión arbitral y en el nuestro no se puede variar porque saben que está totalmente argumentada y visionada desde decenas de ángulos", finalizó Allen.
Josep Margalef
(c) Agencia EFE