Lo que pasó en Venezuela no es nuevo: ya sabemos qué pasará después de las elecciones

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, muestra su voto previo a depositarlo en una urna durante las elecciones
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, muestra su voto previo a depositarlo en una urna durante las elecciones - Créditos: @[e]LI MUZI

CARACAS.- Incluso antes de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) hiciera públicos los resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela, el ministro de Asuntos Exteriores de ese país, Yván Gil, se comunicó, según fuentes en Caracas, con su par brasileño, Mauro Vieira, para transmitirle el optimismo del gobierno de Nicolás Maduro.

Viendo todo lo que sucedió después, no hay muchas razones para ser optimistas sobre el futuro de Venezuela, que ahora tiene un jefe de Estado declarado oficialmente ganador y un candidato de la oposición que se ha declarado extraoficialmente presidente electo. Con algunas diferencias, ya hemos visto esta película, y trajo al país –y a los venezolanos– más sanciones económicas, crisis, pobreza, éxodo de miles de personas y aislamiento internacional.

Venezuela lleva 25 años dando vueltas en círculos. Desde que Hugo Chávez fue elegido presidente en 1998, la dinámica política del país ha sido un factor que ahuyenta la inversión, dificulta la vida de los empresarios locales y, en consecuencia, afecta negativamente su economía.

Cuando el petróleo estaba en alza, el chavismo tuvo períodos de fortuna que le permitieron financiar una política social clientelista, pilar de los primeros gobiernos de Chávez. Pero Maduro se hizo cargo del país en circunstancias muy distintas, y a ello se sumaron conflictos internos –ante una estrategia represiva no vista en los años de Chávez– y externos que llevaron a países y bloques como la Unión Europea a imponer casi un millar de sanciones contra Venezuela.

En sus gobiernos, Maduro enfrentó hiperinflaciones y recesiones económicas dramáticas. Fueron estos motivos los que, principalmente, expulsaron del país a millones de venezolanos. La persecución política pasó factura en muchos casos, pero en la gran mayoría fue el desastre económico, del que el chavismo culpa a las sanciones externas. La oposición que ahora canta victoria apoyó y apoya estas sanciones.

La narrativa del chavismo después de las elecciones será que el pueblo votó a favor de Maduro en su lucha contra el imperialismo que busca asfixiar a Venezuela. El ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López, lo expresó así: “Podemos decir, aún antes de conocer los resultados, que el pueblo de Venezuela se levantó con fuerza y fuerza para rechazar y exigir el fin de las sanciones criminales contra Venezuela”.

Pero las sanciones no sólo continuarán sino que aumentarán. Y la tragedia venezolana se profundizará. Esto lo escuché de defensores del chavismo, que, luego de conocerse los resultados, no se sintieron aliviados. Se trata de personas que, como millones de opositores, tienen a sus hijos viviendo lejos, no ven crecer a sus nietos de cerca y la pantalla de un teléfono celular es su principal vínculo con una familia dañada por las guerras políticas y económicas del país. Son chavistas que votaron por Maduro, pero quieren un cambio. Quieren, según sus palabras, “salir de este agujero en el que ya nadie puede vivir”.

Maduro fue declarado ganador, pero hasta el momento varios países no lo reconocen. Los gobiernos de Brasil y Colombia, sus principales vecinos, están conversando, quieren estar seguros y eventualmente podrán felicitar al presidente. Pero no lo hicieron de inmediato y eso es una señal. El anuncio del CNE no fue suficiente.

Finalmente, el enviado de Lula para monitorear las elecciones en Venezuela, el asesor especial Celso Amorim afirmó este lunes que el gobierno está a la espera de los “datos necesarios” para comentar el resultado y afirmó que la falta de transparencia es “molesta”.

Estados Unidos expresó, a través del secretario de Estado Antony Blinken, “serias preocupaciones de que los resultados no reflejen el deseo que los venezolanos expresaron con su voto”.

Ante la tardía publicación de los resultados por parte del CNE, hecho que causó preocupación en la comunidad diplomática en Caracas, incluso entre representantes del gobierno brasileño, el deseo expresado por representantes del gobierno chavista a interlocutores externos era que esta elección no terminara como la de 2018, cuando la oposición decidió no participar. En otras palabras, que esta elección traería legitimidad interna pero, principalmente, externa. Esto, dijeron los chavistas, los fortalecería en las negociaciones para levantar las sanciones. Pero no sucedió.

Maduro podría anunciar un nuevo diálogo nacional, incluso la liberación de algunos presos políticos, pero hay dudas sobre las posibilidades de que este tipo de iniciativas prosperen. El papel de Brasil y Colombia será importante, pero ninguno de los dos países podrá cambiar de rumbo. Las elecciones venezolanas no normalizaron la situación en el país, como esperaba el presidente Luiz Inacio Lula da Silva. Las tragedias continuarán y sus consecuencias también.