París 2024, inolvidable

Arturo Sanguino

PARÍS, Francia., julio 27 (EL UNIVERSAL).- Dicen que la lluvia es de buena suerte... Y nunca dejó de caer durante las cuatro horas que duró la ya inolvidable ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos 2024.

París aguardó 100 años para volver a recibir el fuego olímpico y le dio una bienvenida única, fuera de un estadio, frente a su lugar más icónico... El más icónico del orbe: La Torre Eiffel.

Francia le presumió al mundo su historia y clase, pero también la creatividad que le permitió construir la inauguración más memorable, apoyada en una escenografía tan incomparable como natural.

El Louvre fue parte del recorrido de la llama. Richard Heathcote / POOL / AFP)

La primera sorpresa llegó pronto. Zinedine Zidane apareció en las pantallas portando la antorcha olímpica.

A la par, los invitados estrella (atletas) subían a sus respectivas embarcaciones para recorrer seis kilómetros por el río Sena, trayecto en el que sintieron el cariño de la gente.

Cuando las 85 embarcaciones trasladaron a las 205 delegaciones a Trocadero, se sintió la verdadera fiesta de los Juegos Olímpicos. Antes, sólo era ver por pantallas gigantes a todos los protagonistas, bajo la incesante lluvia.

Ya con todas las banderas y delegaciones cerca de la Torre Eiffel, Zidane volvió a aparecer con la antorcha olímpica. La sorpresa aumentó cuando le entregó el fuego a Rafael Nadal, quien corrió a una embarcación, donde ya lo esperaban Nadia Comaneci, Serena Williams y Carl Lewis.

Los últimos galos en portar tan importante símbolo de unidad fueron la exvelocista Marie-José Perec y el judoca Teddy Riner, quienes se dirigieron al pebetero de París 2024: Un enorme globo aerostático que se elevó con el fuego e iluminó a la Ciudad Luz, en el encendido más peculiar en toda la historia.

El fuego olímpico empezó a arder... Y la lluvia terminó.