Como en la noche negra de Marsella: cuando los Pumas jugaron tan mal como contra Inglaterra en un Mundial

Sudáfrica, 1995: una de las peores derrotas de los Pumas en una Copa del Mundo, frente a Samoa
Sudáfrica, 1995: una de las peores derrotas de los Pumas en una Copa del Mundo, frente a Samoa - Créditos: @Mark Leech/Offside

MARSELLA, Francia.- El sol y el calor atormentan cualquier alma en el mediodía de Marsella. Al borde del mar, en la turística zona del Puerto Viejo, miles de escoceses y sudafricanos se emborrachan en la previa del gran test del domingo en el Velodrome. Los argentinos que todavía quedan aquí, con camisetas de Messi o de los Pumas, siguen desconcertados con lo que ocurrió la noche anterior. En cada encuentro brotan las mismas preguntas: “¿Viste alguna vez jugar tan mal a los Pumas?”, “¿Sabés qué pasó?”. Nadie le encuentra explicación a la decepcionante imagen que dejó el seleccionado argentino en la derrota con Inglaterra. Se esgrimen razones de todos los colores, pero todas desembocan en un estado: la desazón.

Cuando se revisa la historia de los Pumas en los Mundiales sólo se encuentra una actuación que podría calificarse de igual modo no por la magnitud del rival, sino por lo ofrecido por el seleccionado. Fue precisamente el debut en este torneo, en 1987. El equipo capitaneado por Hugo Porta llegaba como favorito para atravesar la primera rueda junto a los All Blacks. Se creía que aquel fantástico 1985 iba a tener correlato en la primera edición de la William Webb Ellis. Sin embargo, hubo una dura derrota de 28-9 ante Fiji, en Hamilton. Aquel test era decisivo para clasificarse a los cuartos de final y significó la despedida anticipada.

Otro equipo del Pacífico Sur también provocó duras caídas -y eliminaciones- en las ediciones de 1991 y 1995. La entonces Western Samoa actuó de verdugo en ambas. En Pontypridd, Gales, con un categórico 35-12 y en East London, Sudáfrica, por 32-26. Esa isla, ahora como Manu Samoa, vuelve a aparecer en el camino, y de lo que ocurra el viernes 22, en Saint Éttiene, dependerá en buena parte la suerte de los argentinos.

Claro que en aquellas tres primeras ediciones de la Copa del Mundo el rugby de los Pumas era totalmente amateur y muy lejos se estaba de las preparaciones físicas y técnicas que se ven hoy. El de Fiji en 1987 sí fue una sorpresa por lo flojo que estuvieron los argentinos, erráticos y sin alma, pero las derrotas con Samoa en 1991 y 1995 fueron producto en uno de un equipo sin roce internacional y en el otro de un período de transición caótico en las estructuras del rugby argentino, que se trasladaron al juego, por más que en el test de 1995, los Pumas fueron muy superiores a Samoa.

Juan Cruz Mallia encarna la decepción en el debut mundialista de los Pumas frente a Inglaterra, en Francia 2023
Juan Cruz Mallia encarna la decepción en el debut mundialista de los Pumas frente a Inglaterra, en Francia 2023 - Créditos: @David Rogers

Pero desde 1999 –cuando se rompió la seguidilla de derrotas justamente con Samoa– para acá no se encuentra una actuación tan deslucida de los Pumas como la del sábado a la noche en Marsella. Ni aún en derrotas duras –incluso la de Francia en Japón en 2019– se vio a un equipo tan apagado, sin conducción, sin liderazgo y sin el fragor que exigen este tipo de partidos. ¿Dónde quedaron el scrum dominante e intimidante y la fiereza para sortear adversidades tan características e históricas del seleccionado argentino? ¿Qué sistema o qué plan se las llevó?

Desde hace un tiempo, desde que se instalaron las estructuras de alto rendimiento en la Argentina, los Pumas, salvo excepciones, quedaron encorsetados en diseños de juego –antes era el sistema, ahora es a planificación– que sirvieron para mejorar las cualidades físicas, las destrezas, la preparación, pero que parecen haber coartado la rebeldía.

Cuando desde el staff se habla de que no se cumplió lo planificado, que el plan no se cambiará y que habrá que ver qué es lo que se hizo mal, vale preguntarse: ¿no puede haber fallado también el plan y no cómo se ejecutó? Porque en este plan –que además incluyó encierro absoluto en las últimas semanas– falló lo mental, lo anímico y en la toma de decisiones. Se vio a jugadores atados, apagados, nerviosos, empecinados en ir por un lado cuando había que ir por otro, jugando a lo que quería Inglaterra. Como bien definió el periodista español Fermín de la Calle, “queriendo ser más ingleses que los ingleses”.

Por el contexto, por los tiempos, esta fue la peor actuación de los Pumas en un Mundial. No hay otra igual, ni siquiera aquella lejana ante Fiji.

El coach de los Pumas, Michael Cheika, parece bucar respuestas tras el frustrante debut en el Mundial de Francia 2023
El coach de los Pumas, Michael Cheika, parece bucar respuestas tras el frustrante debut en el Mundial de Francia 2023 - Créditos: @Santiago Filipuzzi

Pero, se insiste, nunca hay que darlos por vencidos a los Pumas. De algún lado íntimo de cada uno, de los jugadores y del staff, tendrá que salir el fuego sagrado que marca la historia, la locura tan característica de los que se calzaron esa camiseta. Se sabe que con eso solo no alcanza, pero sin eso también es imposible.

Los Pumas han sido la gran decepción de esta primera parte de la Copa del Mundo. La prensa internacional hizo hincapié en la floja actuación desde todo punto de vista de un equipo al que tenía como candidato y ante una Inglaterra que llegaba muy golpeada y que desde el comienzo jugó con un hombre menos.

Samoa es parte de la historia de los Pumas en los Mundiales. De duras derrotas pero también de una victoria como la 1999 que significó un despegue. Ahora no hay margen. O el equipo aparece en Saint Ettiene o se estará ante una debacle más pronunciada que la de la noche negra de Marsella.

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