Newell’s le dio un golpe a San Lorenzo y empieza otro campeonato: el Ciclón falló, manda River y ahora se animan varios

Grita Heinze, San Lorenzo está en el piso: Newell's bajó al Ciclón de la punta
Grita Heinze, San Lorenzo está en el piso: Newell's bajó al Ciclón de la punta - Créditos: @SGRANATA

Un llamado de atención mayúsculo. San Lorenzo no solo jugó (muy) mal: fue una confusión táctica. Lo quiso modificar el Gallego Insua, el creador de un equipo noble y disciplinado, durante el primer tiempo, pero se equivocó antes, durante y después. Newell’s mereció algo más que el exiguo 1-0: Heinze le ganó el duelo táctico y el estratégico al experimentado conductor, que extrañó a Andrés Vombergar, convocado para la selección de Eslovenia. La derrota de San Lorenzo abre un nuevo mundo: River es el nuevo líder.

Y el equipo rosarino, Racing y Defensa y Justicia están a cuatro puntos de la cúspide. Otro campeonato. Fue un suplicio el primer capítulo para San Lorenzo. Desconocido, acorralado, sin una brújula clara, con la táctica por el piso. Y lo mejor, lo que suele sostenerlo, es el empuje, el corazón en la mano. Para convertirle un gol a San Lorenzo hay que darle un golpe de KO, porque con avances peligrosos, con presión permanente, no alcanza. Al Ciclón lo derriba... un ciclón. Algo que no es, precisamente, Newell’s, una formación juvenil (Ramiro Sordo, de 22 años, Brian Aguirre, 19, Cristian Ferreira, 23, Juan Sforza, 21), con buenas intenciones y falsas resoluciones. Sólo marcó 9 goles en el certamen .

Recalde, el goleador de Newell's
Recalde, el goleador de Newell's - Créditos: @Twitter @Newells

Un mano a mano que Batalla le ganó a Cristian Ferreira, un despeje en la línea de Gattoni y un mar de ataques punzantes, aunque sin claridad en los metros finales, provocaron un temblor en el equipo azulgrana, un ex líder en la disciplina táctica y peligroso en el área rival, sólo cuando lo decide. Con un dibujo con la tónica de un 5-4-1, pero con serios contratiempos en el mediocampo y espacios libres insospechados en una formación rocosa, de las que sabe utilizar Rubén Insua; el equipo quedaba a mitad de camino casi siempre. Por las bandas, sobre todo. Por el medio, también. Fue, sin dudas, el peor primer tiempo de San Lorenzo en el campeonato. Largo, ancho, improductivo y sin solidez.

Un toque de magia de Martegani, que surgió solo de a ratos
Un toque de magia de Martegani, que surgió solo de a ratos - Créditos: @Juan Jose Garcia

El entrenador tomó nota del error táctico. Y de los huecos que exponían a casi todos, desde el improvisado Iván Leguizamón, un delantero de 20 años que se destaca en los espacios, reconvertido en volante de salida hasta a la Roca Sánchez, de 37, agobiado por el calor y las circunstancias. También Jalil Elías, el capitán, estaba con la brújula vencida: no sabía si apoyar los despistes de las bandas o volver a la zona central.

“¿Qué estamos haciendo?”, se preguntaba, gritaba, en realidad, el Gallego, desde los 15 minutos de la primera mitad. En un momento, llamó a... Augusto Batalla, el arquero, líder naciente, que entiende el juego y que, además, conserva la calma en las peores tempestades. El 1 hace tiempo que transformó su historia, a propósito de esos años en falso (esas salidas en falso) de sus jóvenes épocas en River.

Pura lucha, entre Pittón y Cerutti
Pura lucha, entre Pittón y Cerutti - Créditos: @Juan Jose Garcia

A los 25 minutos, entonces, Insua dispuso del primer cambio: ingresó Luján, un lateral-mediocampista, con características defensivas, por Cerutti, el delantero devenido en volante, sacrificado tácticamente. Al rato, debió ser expulsado Rafa Pérez, por una infracción durísima sobre Sordo. Para Merlos fue sólo una amonestación, el VAR lo dejó pasar . Y San Lorenzo zafó: de la roja a su defensor, de los contratiempos de un capítulo esquivo y de los pecados de un equipo que intenta y choca, bajo los ojos de un Coloso repleto y con Tata Martino, después de su desafortunada experiencia en México, en un palco.

Los minutos transcurrieron con una tónica parecida: al ataque Newell’s, refugiado San Lorenzo, sin la pelota, con la lengua afuera, aunque con la convicción de que el equipo local no tiene la sintonía fina. Hasta que... a 15 minutos del final, un golpe a la ilusión (de San Lorenzo): pase de Jeremías Pérez Tica (otro pibe, de 19), definición con clase de Jorge Recalde.

Lo merecía largamente, San Lorenzo estaba tan refugiado en sus propios miedos, que ni se acordaba a esa altura que era el líder, que estaba peleando el campeonato. Se despertó, en ese último tramo, con las ganas que nunca le faltan y, al mismo tiempo, con las ideas que suelen escasearle.

La Roca Sánchez se vio superado en casi todo momento en la zona central
La Roca Sánchez se vio superado en casi todo momento en la zona central - Créditos: @SGRANATA

Estaba Barrios en el campo de juego, ingresó Blandi por la Roca Sánchez, toda una osadía para un equipo que suele ser un culto del equilibrio. Perdido por perdido, tomó la pelota: a esa altura, sólo la había tenido un 33 por ciento. Lo mejor del espectáculo vino a continuación: San Lorenzo atacó con alma, vida y una mínima dosis de ingenio y Newell’s, convencido de que podía empezar una nueva historia en su búsqueda de protagonismo, sufría de ansiedad.

Y respondía, con menos vértigo que antes, pero con el empuje de su gente, de un lunes por la noche que puede quedar como punto de partida, el comienzo de algo grande. Ganó todos los partidos de local. ¿El próximo? El clásico... Y perdió San Lorenzo: a veces, un llamado de atención a tiempo puede ser el prólogo de una historia mucho mejor, mucho más grande. Pero debe tomar nota: fue una confusión táctica, de principio a fin.

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