Naufragio en Mar del Plata: tras siete días de rastrillaje, acotan el operativo de búsqueda de los dos tripulantes desaparecidos

La lancha se hundió a unos 60 kilómetros de la costa
La lancha se hundió a unos 60 kilómetros de la costa - Créditos: @Gentileza de Prefectura Naval Argentina

MAR DEL PLATA.- A más de una semana del hundimiento de la lancha de pesca Proa al sol II, ocurrido en la noche del sábado 13 pasado y que hasta el momento solo tiene un único sobreviviente, se sostiene un último esfuerzo de búsqueda de Martín Parodi e Iván Kohen, los otros dos tripulantes que permanecen desaparecidos.

Tras siete jornadas consecutivas de rastrillaje que incluyó embarcaciones y aeronaves de Prefectura Naval y de la Armada argentinas, la misión quedó ahora solo en manos de la fuerza de seguridad marítima, pero ya no con presencia permanente en la zona sino con recorridas “periódicas”, según pudo confirmar LA NACIÓN.

Este lunes, desde su amarradero en el puerto de Mar del Plata, volvió a zarpar el guardacostas Buenos Aires hacia la zona de naufragio, a casi 30 millas al sudeste del Faro de Punta Mogotes.

Nicolás Banza, que era uno de los tripulantes y logró permanecer a flote durante casi tres horas, aferrado a la proa del casco de la embarcación que se iba a pique, fue quien confirmó un final trágico porque fue protagonista y hoy único testigo de lo ocurrido.

Nicolás Banza, el único sobreviviente
Nicolás Banza, el único sobreviviente - Créditos: @Mauro V. Rizzi

A LA NACIÓN le contó que Parodi, que era el dueño de la lancha y estaba al comando del timón, “fue a la cabina a buscar los chalecos [salvavidas] y no lo volví a ver”. En cuanto a Kohen, que era su amigo y lo había invitado a subir por primera vez a esta embarcación, dejó un testimonio dramático por el vínculo que los unía. Dijo que lo vio hundirse en el agua, cuando no logró mantenerse a la porción de la lancha que permanecía en la superficie.

Se pudo confirmar de fuentes de la Armada Argentina que el viernes último fue el último día en el que patrullaron la zona de hundimiento con las embarcaciones de esta fuerza. Entonces habían operado con el patrullero oceánico ARA Piedrabuena en combinación con vuelos realizados con un avión Beechcraft TC-12B Hurón, que es parte de Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima.

El operativo

Durante esa semana de “peine” del lugar de hundimiento y zonas cercanas solo hubo un único momento con resultados positivos. Fue cuando se lograron rescatar un chaleco salvavidas, una zapatilla y una mochila.

Desde entonces lo que se ha buscado es reforzar y complementar la vigilancia de la zona con aporte de otras embarcaciones particulares que navegan por la zona y a las que se les ha recomendado muy especialmente prestar atención a la aparición en superficie de cualquier resto náufrago.

Banza dio por sellada la suerte de sus compañeros de excursión. A Parodi lo conoció ese día, pero con Kohen tenía una relación de varios años. “Me fui de su casa saludando a sus hijos y tuve que volver a decirles que su papá ya no va a regresar”, dijo la semana pasada, cuando contó a los medios la tremenda experiencia que vivió en la más absoluta soledad, en medio del mar y convencido que nadie sabía del naufrago.

“Tengo que agradecer a Martín que dio el mayday”, dijo luego sobre el aviso que Parodi llegó a hacer para declarar a la embarcación en emergencia y pedir la ayuda que, horas después, llegó primero con un buque granelero, desde el que se vio por primera vez al sobreviviente, y luego con un helicóptero de Prefectura Naval, que realizó un arriesgado rescate ya que estos operativos casi no se realizan de noche.

Banza también aportó tanto ante la autoridad marítima como en sede judicial, donde se investiga el hecho, un detalle de los motivos que derivaron en el hundimiento. Confirmó que tuvieron una falla en la bomba de achique, lo que provocó un importante ingreso de agua en la bodega y luego, en la cubierta. Además ratificó que venían con una importante carga de pescado que habían logrado al cabo de una jornada fructífera, con 300 a 500 kilos de chernia. Y, por último, dejó constancia que llegaron a alejarse casi 20 kilómetros del punto de pesca que al momento de zarpar habían anunciado como destino, lo que los llevó a un regreso demorado.