Mundial de rugby Francia 2023: lo que pasó en estos 16 años entre el torneo de los Pumas de Bronce y el que está por empezar

Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, atestigua la entrega de la copa William Webb Ellis por parte de su par sudafricano, Thabo Mbeki, a John Smit, el capitán de Springboks, campeón mundial de rugby en 2007.
Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, atestigua la entrega de la copa William Webb Ellis por parte de su par sudafricano, Thabo Mbeki, a John Smit, el capitán de Springboks, campeón mundial de rugby en 2007. - Créditos: @Warren Little

LA BAULE-ESCOUBLAC.– La Copa del Mundo de rugby vuelve a Francia después de 16 años. Vuelve también a Europa, el continente que la ha alojado en cinco de las diez disputas, incluida la inminente. Vuelve para celebrar aquí los 200 años del rugby. Vuelve al país donde descansan los restos de quien da el nombre al trofeo y a quien se adjudica la invención de este juego. La tumba del inglés William Webb Ellis, que murió el 24 de enero de 1872, está en el cementerio de Menton, sobre la glamorosa Costa Azul, la ciudad a la que Ellis llegó ordenado sacerdote. Vuelve a Francia luego del recordado 2007, un mojón que marcó un despegue global para el rugby (estadios llenos, récords de audiencias televisivas) y –ni que decirlo– para el rugby argentino.

Francia 2023 será el primer Mundial de rugby post pandemia y el primero con una guerra a 2000 kilómetros, con efectos colaterales directos. Si 2007 fue el momento de los blogs, hoy es el de la inteligencia artificial. El mundo cambió drásticamente en los 16 años que separan a Francia 2007 de Francia 2023. En aquel torneo no existían aún los teléfonos inteligentes. A fin de ese año, Apple rompió el mercado con la aparición del IPhone. En Francia 2007 empezaba a aparecer Facebook, pero casi no había noticias de Twitter. No existían Instagram ni Whatsapp. Ni Amazon, ni Uber. Sin embargo, el rugby, en su juego tradicional de XV, muestra ciertos retrocesos. Si bien no es el mismo, claramente, está encerrado en las obediencias a estrategias, con ataques que no logran doblegar a defensas. World Rugby (en 2007 era International Rugby Board) no le encontró la vuelta al reglamento para hacerlo más atractivo y menos mecánico, y las libres interpretaciones están a la orden del día, lo que lo hace más conflictivo.

Para la Argentina cambió aquel tercer puesto en Francia 2007: fue más aceptada en la competencia internacional, potenció su seleccionado y creó equipos para jugar contra franquicias.
Para la Argentina cambió aquel tercer puesto en Francia 2007: fue más aceptada en la competencia internacional, potenció su seleccionado y creó equipos para jugar contra franquicias. - Créditos: @JACQUES DEMARTHON

Francia 2007 tuvo a un presidente, Nicolas Sarkozy, que recién asumía como la gran esperanza conservadora. Carismático, surgido como alcalde del distinguido distrito de Neuilly-sur-Seine, el primer mandatario fue uno de los grandes protagonistas de aquel Mundial. Hoy está condenado a prisión por tráfico de influencias, financiación ilegal de su campaña y pago de sobornos a un juez. Y atraviesa una situación similar el que fue el entrenador de les Bleus en aquel torneo, Bernard Laporte, que más tarde se desempeñó como ministro de Deportes del gobierno de Sarkozy. En el momento de ser acusado de corrupción y tráfico de influencias, Laporte era el presidente de la Federación Francesa de Rugby (FFR) y vicepresidente de World Rugby. De ambos cargos fue apartado. Aquí debaten sobre si lo invitan o no a los partidos.

Francia 2023 es la de Emmanuel Macron, que al igual que Sarkozy, no se mantendrá al margen del torneo. Ya visitó al equipo capitaneado por la estrella Antoine Dupont y estará en el partido inaugural del viernes, en el Stade de France, entre su seleccionado y los All Blacks. Macron lidera un país en estado de ebullición social, religiosa y racial. Un síntoma fue la polémica que se generó por la citación al seleccionado del segunda línea Bastien Chalureau, que en 2020 había sido condenado en primera instancia por actos de violencia racista. Tal fue el revuelo que el jugador dio una conferencia de prensa para aclarar: “No soy racista”. A todo esto, Macron, uno de los pocos líderes mundiales que han detenido a la extrema derecha que azota a gran parte de Europa y que resurgió tras la crisis europea que empezó a estallar a fines del propio 2007, tratará de ser el talismán, como lo fue cuando Francia ganó el Mundial de fútbol Rusia 2018.

Bernard Laporte dirigió al seleccionado bleu en 2007, fue funcionario nacional y tuvo que dar explicaciones ante la justicia por su gestión como presidente de la Federación Francesa de Rugby; ahora en su país se debate si se lo invitará a los partidos del Mundial.
Bernard Laporte dirigió al seleccionado bleu en 2007, fue funcionario nacional y tuvo que dar explicaciones ante la justicia por su gestión como presidente de la Federación Francesa de Rugby; ahora en su país se debate si se lo invitará a los partidos del Mundial.

Si bien el rugby no consigue aún acomodar su reglamento –pese a los continuos cambios– y el margen de sorpresa en los mundiales sigue siendo mínimo –Francia 2023 está más abierto que otros, pero los que se agregan al favoritismo, el local e Irlanda, son de alto nivel histórico y miembros del poder de este juego–, esta disciplina está todavía al margen de los nuevos emporios que ponen en jaque al deporte en su esencia: no predominan las patrocinios de las casas de apuestas ni la obscenidad del dinero que promueve el mundo árabe, que ya enlazó al fútbol y el golf y amenaza hacerlo también con el tenis.

Hay, de todos modos, y con lógica, una búsqueda sostenida de atrapar más mercados y de llegar a más países. World Rugby fue explorando plataformas en estos 16 años. En Japón 2019 incursionó con un muy buen programa diario viralizado en Instagram y con fuerte presencia en las redes. Ahora va por más audiencias y participantes con el Fantasy Rugby, un juego similar a El Gran DT.

Preparativos para el Francia vs. los Pumas inaugural de 2007

Volvamos a Francia 2007. Aquel torneo ganado por los Springboks fue un impulso clave para que el rugby volviera a los Juegos Olímpicos. Dos años después, y vista la gran trascendencia que tuvo ese Mundial, el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió en su reunión de Copenhague 2019 admitir de nuevo al rugby como deporte olímpico. Y ese hecho empujó el crecimiento del rugby practicado por mujeres. Un hombre que mucho tuvo que ver con esos logros (Mundial 2007, Juegos) fue un francés, Bernard Lapasset, que partió el año pasado. Francia, con su ciudad emblemática, París, será sede de los Juegos el año próximo. También fue importante un argentino, Agustín Pichot, uno de los embajadores de la cruzada olímpica del rugby y cuya exposición en favor de la inclusión terminó de convencer a la aristocracia olímpica.

Para los Pumas capitaneados por Pichot, Francia 2007 será por siempre inolvidable, y parte de todo ese proceso que siguió alimenta las esperanzas ahora, en 2023, cuando el Mundial vuelve a Francia. Pasaron dieciséis años y es otro el mundo.