Mundial Qatar 2022: tecnología y posición adelantada, una batalla desigual contra el jugador

El sistema de offside automático ya se puso en marcha en Qatar-Ecuador, el encuentro inaugural del Mundial 2022
El sistema de offside automático ya se puso en marcha en Qatar-Ecuador, el encuentro inaugural del Mundial 2022

Lanzado finalmente el fútbol, y archivada una previa que pareció durar una vida entera, la primera acción relevante que tuvo el Mundial fue el alarde de tecnología hecho por la FIFA con su sistema semiautomatizado del fuera de juego. Antes de los cinco minutos en el partido de apertura entre Qatar y Ecuador, el sistema despertó muy temprano a los árbitros de la sala del VAR para anular el gol de Enner Valencia.

Un gráfico en 3D mostró que el delantero Michael Estrada tenía un pie de adelanto en la acción previa al gol. Un sensor en la pelota y 12 cámaras de tracking esquelético de 29 puntos del cuerpo humano, con envío de datos 50 veces por segundo, construyen un tendido que genera una alerta para que luego los árbitros decidan. Sistema automático, pero decisión humana: eso lo hace semiautomatizado. Esto significa que el sistema no decide solo, aunque tecnológicamente podría hacerlo como si sucede con el Goal In instalado en Brasil 2014 para determinar si el balón traspasó o no la línea de gol.

La FIFA denomina al Goal In como tecnología de “blanco o negro”. Es gol o no lo es, así de simple. Las variantes del VAR y el sistema semiautomatizado del offside tienen grises. En ocasiones demasiados. En esa gama de tonos se sitúa el pie de adelanto de Estrada para anular un gol que, en definitiva, no alteró el resultado final. Otro drama se hubiera dado si efectivamente influía en el desenlace.

El VAR detectó un offside a los 3 minutos de juego y por eso el juego entre Ecuador y Qatar siguió 0-0; luego ganaría el equipo de Gustavo Alfaro 2-0
El VAR detectó un offside a los 3 minutos de juego y por eso el juego entre Ecuador y Qatar siguió 0-0; luego ganaría el equipo de Gustavo Alfaro 2-0 - Créditos: @GLYN KIRK

El fútbol como juego tiene sus reglas y sus prohibiciones. Parte de la habilidad de los jugadores es ponerse al filo de ese límite y sacar ventaja de determinadas situaciones. No hablamos de engaños o trampas, sino, por ejemplo, de marcar a un rival sin cometerle infracciones, pero con rigor. Quitar una pelota a partir de un duelo corporal sin exponerse a una tarjeta. Y por supuesto, cómo ubicarse con respecto a los defensores ante la posibilidad de “caer en el offside”. El futbolista administra sus capacidades para lograr lo que se propone sin ser sancionado o que su acción se anule.

Entonces, ¿de qué herramientas dispone un jugador cuándo debe tratar de evitar una posición adelantada por el tamaño de un pie? Esa medida es determinante y automatizada cuando se trata de dirimir si la pelota pasó la línea de gol. Es demasiado subjetiva para cobrar una posición adelantada que suprime un gol.

El árbitro italiano Daniele Orsato, juez del partido inaugural entre Qatar y Ecuador
El árbitro italiano Daniele Orsato, juez del partido inaugural entre Qatar y Ecuador - Créditos: @Manu Fernandez

Es aquí donde el futbolista se enfrenta a una batalla desigual con la tecnología. En otras situaciones, sus habilidades, lecturas posicionales y viveza bien entendida le da elementos para llegar al filo de lo reglamentario y frenar antes de traspasarlo. Cuando un sistema encuentra una posición adelantada del tamaño de un botín, las decisiones se vuelven aleatorias y antojadizas.

La tecnología en el fútbol no es un problema cuando asiste a los árbitros, corrige errores y le brinda justicia al juego. Hay que decirlo frente ante tanto discurso emocional y anti-tecnológico: cuando se administra bien la tecnología, soluciona problemas. Cuando en realidad se vuelve en contra de los recursos de un futbolista, se da una batalla sin equivalencias que no debería suceder.