Mundial Femenino: la dolorosa eliminación de EEUU por milímetros a través del VAR. Y nadie de ellas se quejó

EEUU vs Suecia fue un partido que se decidió por cuestión de milímetros. (REUTERS/Hannah Mckay)
EEUU vs Suecia fue un partido que se decidió por cuestión de milímetros. (REUTERS/Hannah Mckay)

EEUU vs Suecia fue un partido para no olvidar, y para tomar un par de ejemplos. Estados Unidos vivió en viva piel lo caprichoso que puede ser el futbol. Cuestión de nada: unos milímetros. Esa fue la diferencia entre seguir en la Copa del Mundo Australia-Nueva Zelanda 2023 y despedirse. La jugada habría sido todo un dilema sin la existencia de la tecnología. Y más con la rapidez que debía distinguir al arbitraje en los tiempos previos al VAR. Ahora no fue así. La tanda de penales fue emotiva y emocionante (las suecas habían errado en dos ocasiones, y las estadounidenses en tres). El último cobro, que representó el 5-4 final, fue firmado por Lina Hurting.

Pero el procedimiento de su gol dejó atónico al mundo. Disparó con potencia, pero Alyssia Naeher contuvo su disparo de manera efectiva... al menos en primera instancia. El balón dibujó una peculiar trayectoria, que lo llevó a rebasar la línea de cal de manera aérea, pues Naeher le dio una manotazo al esférico antes de que cayera a tierra. El gol no fue visible de manera evidente, pero la revisión cotejó que era efectivo. Por unos segundos, la expectación reinó en el Melbourne Rectangular Stadium. Cuando Stéphanie Frappart, la árbitro del encuentro, dio por bueno el tanto, el júbilo amarillo inundó las pantallas de todo el Globo.

Suecia se quedó con el boleto a los Cuartos de Final, mientras que Estados Unidos, la superpotencia del futbol femenil, se quedó fuera por unos milímetros. No reclamaron. No hicieron aspavientos exagerados ni tampoco lincharon al arbitraje ni a la FIFA en sus declaraciones posteriores. Perdieron y punto. Como puede pasarle a cualquier equipo en el futbol y en todos los deportes. Desde luego, hubo tristeza y frustración. No podía ser diferente. Eran favoritas a ganar el Mundial, como siempre. Además, dos leyendas han dicho adiós: Megan Rapinoe y Julie Ertz.

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No hay conspiraciones absurdas que digan que el Mundial está armado para Suecia nada más porque la tecnología les brindó un gol legítimo. No hay campañas en redes sociales para repetir el partido o para que Frappart no vuelva a arbitrar en lo que resta de Copa del Mundo. Esas cosas pertenecen a otros mundos, en donde una derrota nunca lo es. Un ganador, tampoco. Siempre pasa algo y, sin excepción, el torneo está armado para alguien: por ejemplo, Argentina en el último Mundial varonil pasado. No se puede aceptar una derrota porque equivale a darle méritos al rival.

Y el rival, por lo visto, no merece nada. Y menos si gana "con ayudas", con conspiraciones. Acá no hubo tiempo para las excusas. Sí para las despedidas, como la de Rapinoe, que respondió a quienes la criticaron por reírse después de fallar su penal: "Una broma cruel. Es por eso que tenía esa sonrisa en mi rostro. Como, 'Tienes que estar bromeando. ¿Voy a fallar el penalti?' Sinceramente, no puedo recordar la última vez que fallé un penalti. Hacía mucho tiempo que no lo hacía en un partido. Pero así son las cosas. Definitivamente he pensado en eso antes, siempre es una posibilidad cuando te acercas. Pero pensé que lo lograría. Pensé que todas lo lograrían".

¿Habría sido cuestionable que reclamaran la decisión? Seguramente no, porque la jugada fue polémica. A nadie le gusta irse de un Mundial, pero irse por una diferencia tan pequeña debe doler todavía más. Y con los ánimos frescos, lo normal sería reclamar. Quejarse después, lo que sea con tal de desahogar la inevitable tristeza por la eliminación. No lo hicieron. No hay proclamas que denuncien un Mundial amañado. Y es lo normal, pero es tan normal que, justamente, choca con la nula lógica que tantas veces nubla el juicio de los jugadores y aficionados del futbol. Como es normal parece no normal. Lo nunca visto: eliminación polémica sin reclamos.

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