Un monstruo en Afganistán: detrás de la investigación sobre el general Abdul Raziq

El general Abdul Raziq custodiado por uno de sus numerosos guardaespaldas, en su casa de la ciudad de Kandahar en 2015. (Bryan Denton/The New York Times)
El general Abdul Raziq custodiado por uno de sus numerosos guardaespaldas, en su casa de la ciudad de Kandahar en 2015. (Bryan Denton/The New York Times)

Las fuerzas del general Raziq, aliado de EE. UU., desaparecieron a miles de personas para cimentar su poder como comandante en Kandahar.

Lo único más rápido que la retirada estadounidense de Afganistán podría ser la rapidez con la que el mundo siguió adelante.

El gobierno de Joe Biden dejó de hablar del tema. Y la mayoría de las organizaciones noticiosas ya estaban reduciendo su presencia en Afganistán cuando los talibanes tomaron el poder.

Pero quedó una pregunta, a la vez básica y vasta.

¿Cómo se llegó a esa situación? ¿Cómo es que el grupo por el que Estados Unidos invadió Afganistán ha regresado al poder?

Con el fin de la guerra, The New York Times por fin pudo viajar a algunas zonas que eran inaccesibles durante los combates, para averiguar lo que ocurrió.

Descubrimos que uno de los socios más importantes de Estados Unidos en la guerra contra los talibanes —un célebre general llamado Abdul Raziq— realizó una campaña sistemática de desapariciones forzadas que acabó con la vida de cientos, si no es que miles, de personas.

La historia del general Raziq no solo es una historia conocida sobre las tragedias y pérdidas en una guerra lejana. En todo Afganistán, Estados Unidos encumbró y empoderó a señores de la guerra, políticos corruptos y criminales declarados para llevar a cabo una guerra de conveniencia militar en la que, a menudo, el fin justificaba los medios.

Estos son algunos de los hallazgos que ayudan a explicar por qué Estados Unidos perdió la guerra.

Lo que descubrimos

El general Raziq era el jefe de policía responsable de la seguridad en todo Kandahar. Durante años, el ejército de Estados Unidos lo consideró como un combatiente feroz y un socio leal. Los generales estadounidenses iban a verlo.

Pero su destreza en el campo de batalla se basó en años de torturas, ejecuciones extrajudiciales y la mayor campaña conocida de desapariciones forzadas durante los 20 años de la guerra de Estados Unidos en Afganistán, según descubrió el Times.

Obtuvimos cientos de páginas de libros de contabilidad pertenecientes al antiguo gobierno respaldado por Estados Unidos. En ellos, identificamos casi 2200 casos de presuntas desapariciones solo en la provincia de Kandahar, con familias que denunciaban la desaparición de sus parientes.

A partir de esa lista, recopilamos pruebas detalladas de 368 casos de desapariciones forzadas y decenas de ejecuciones extrajudiciales atribuidas por familiares, testigos y registros oficiales a las fuerzas respaldadas por Estados Unidos bajo el mando del general Raziq.

Es casi seguro que se trata de una cifra muy inferior a la real. El Times solo registró los casos corroborados por al menos dos personas. Muchas de las familias que habían denunciado la desaparición de seres queridos eran imposibles de localizar, y muchas otras nunca presentaron denuncias.

Un mecánico y un conductor de bicitaxi. Sastres y taxistas. El recuento humano ayuda a explicar por qué muchos afganos rápidamente apoyaron a los talibanes tras la retirada estadounidense.

“Ninguno de nosotros apoyó a los talibanes, al menos al principio”, dijo Fazul Rahman, cuyo hermano fue secuestrado. “Pero cuando el gobierno se derrumbó, corrí por las calles, regocijándome”.

Cómo lo hicimos

Cuando los talibanes tomaron el control del país, se quedaron con casi todo lo que había pertenecido al gobierno respaldado por Estados Unidos. Las computadoras, las desvencijadas sillas de oficina, incluso las tazas de té.

También tuvieron acceso a documentos, al menos a los que no habían sido destruidos.

El Times obtuvo y revisó una década de libros de contabilidad manuscritos, puestos a nuestra disposición por los talibanes, que abarcaban desde 2011 hasta el colapso de la República de Afganistán, respaldada por Estados Unidos, en 2021.

Utilizando los libros de contabilidad como pistas, los investigadores locales del Times buscaron a las familias de los desaparecidos. A cada una se le pidió que rellenara un formulario con los detalles de la desaparición y que aportara registros que corroboraran la reclamación: informes policiales, denuncias, historiales médicos, documentos gubernamentales, lo que tuvieran.

Hablamos con casi 1000 familias y redujimos la lista a cientos de casos verificados de desaparición forzada.

En todos los casos, las personas siguen desaparecidas.

¿Por qué los estadounidenses apoyaron a Raziq?

El general Raziq fue uno de los aliados más importantes de Estados Unidos en Afganistán. Cuando se hizo cargo de unidades en Kandahar, logró derrotar a los talibanes.

Siempre le persiguieron acusaciones de abusos contra los derechos humanos. Pero los estadounidenses le apoyaron hasta el final.

Cuando fue abatido por un asesino talibán encubierto en 2018, estaba junto al máximo comandante estadounidense en Afganistán, el general Austin S. Miller, quien lo calificó como un “gran amigo” y “patriota”.

Era visto como el único socio capaz de vencer a los talibanes en el corazón de la insurgencia.

“Sabíamos lo que hacíamos, pero pensábamos que no teníamos elección”, dijo Henry Ensher, antiguo funcionario del Departamento de Estado.

Pero muchos afganos afirman que el general Raziq utilizó su posición, y su apoyo estadounidense, para realizar venganzas personales y rivalidades tribales de décadas. Para muchos ciudadanos, el general Raziq era la mano cruel del gobierno estadounidense. Incluso los talibanes parecían preferibles.

Como tantas otras cosas sobre la guerra de Afganistán, esto es algo que los antiguos altos mandos estadounidenses dicen que nunca llegaron a entender del todo.


Azam Ahmed
es corresponsal de investigaciones internacionales del Times. Ha informado sobre los escándalos de Wall Street, la guerra de Afganistán y la violencia y corrupción en México, Centroamérica y el Caribe. Más de Azam Ahmed

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