La media inglesa: la resurrección de Gareth Southgate, con Bilardo en el espejo

Gareth Southgate y su último grito de guerra
Gareth Southgate y su último grito de guerra - Créditos: @KENZO TRIBOUILLARD

Abucheado en los estadios y criticado en la prensa durante toda la Eurocopa 2024, Gareth Southgate logró clasificar a Inglaterra a su segunda final continental consecutiva, algo inédito en el país del fútbol, donde las decisiones del seleccionador son ahora elogiadas.

“Cuestionado e insultado, pero la Inglaterra de Southgate está en la final”, resume el diario The Guardian, bajo un interesante análisis. Disputar una nueva final, tres años después de la perdida en Wembley contra Italia en los penales, constituye “un extraordinario progreso, dada la historia de Inglaterra”.

Southgate no es Alf Ramsey, el seleccionador que llevó a los “Three Lions’ a ganar el Mundial 1996 como anfitriones, pero estabilizó al equipo en la cima del fútbol en los últimos ocho años, con unos cuartos de final en el Mundial 2022, una semifinal en el Mundial 2018 y las dos últimas finales de la Eurocopa.

Casi siempre cuestionado y ciertamente
Casi siempre cuestionado y ciertamente "exitoso", Gareth Southgate sigue hacia adelante - Créditos: @KENZO TRIBOUILLARD

Antes de su llegada al banco en 2016, Inglaterra tan solo había disputado la final que los coronó campeones del mundo, un pobre bagaje en 23 grandes torneos para el inventor del fútbol. El miedo a la derrota frente a una España favorita también pesa en los pies de las grandes figuras británicas. El espejo de la Argentina puede ser suficiente: luego de perder dos finales de Copa América (y el Mundial 2014), el equipo que dirige Lionel Scaloni alcanzó la cúspide mundial. Antes, rompió el maleficio en el Maracaná y, ahora, puede consagrarse otra vez, en Miami. De todos modos, la trayectoria histórica de Inglaterra no es tan exitosa.

El entrenador, de 53 años, con una experiencia limitada (Cristal Palace, Aston Villa y Middlesbrough), supo construir unos pilares sólidos sobre un solar en ruinas, cuando la Federación (FA) le confió el cargo tras el fiasco en la Eurocopa 2016 bajo la batuta de Roy Hodgson y una brevísima transición con Sam Allardyce.

Locura de los hinchas en Londres
Locura de los hinchas en Londres - Créditos: @Zac Goodwin

“Creo que hemos ofrecido a nuestros aficionados algunas de las mejores noches de los últimos 50 años y estoy muy orgulloso”, disfrutó luego de la clasificación contra Países Bajos (2-1). El viento empezó a soplar también en la cara de la prensa tras la victoria en Dortmund, luego de críticas huracanadas durante el torneo de Alemania. “Todos queremos ser amados ¿verdad? Pues cuando estás haciendo algo para que tu país y tú mismo se sientan orgullosos de ser ingleses y todo lo que lees son críticas, es duro”, dijo el seleccionador tras el partido. El recuerdo de Carlos Bilardo en la selección representa todo un símbolo. ¿Cuántos querían al Narigón antes de la gesta del estadio Azteca?

La táctica, las decisiones controvertidas, las salidas de algunas estrellas y los grandes ausentes, cuando plantea los partidos con línea de 3: en todo eso se parece a Bilardo, tres, casi cuatro décadas después. “Así que poder celebrar una segunda final, es muy, muy especial”, acepta.

Una imagen del Millennium Square en Leeds
Una imagen del Millennium Square en Leeds - Créditos: @Danny Lawson

El último partido amistoso antes del torneo, perdido contra Islandia en Wembley (1-0), terminó con silbidos (¿alguna comparación más?, dirigidos en especial hacia el seleccionador, incapaz según el público de hacer brillar el gran talento de sus jugadores. Con los “Three Lions” en Alemania, las críticas se multiplicaron, en especial por parte de leyendas ya retiradas de la selección.

Durante una discreta fase de grupos, Southgate llegó a recibir incluso el lanzamiento de vasos de plástico, en vuelo desde las gradas, recuerda la agencia AFP. Tocado, pero no hundido, el técnico asumió sus decisiones tácticas, con la entrada del joven Kobbie Mainoo (Manchester United), de 19 años, en su once inicial, como único gran cambio.

“¿No pedían los espectadores y expertos que Jude Bellingham y Harry Kane fueran sustituidos luego de haber pasado inadvertidos contra Eslovaquia en octavos? Pues el primero (de lo mejor en la actualidad mundial) mandó de forma agónica el partido a la prórroga y el otro (el goleador extraordinario que jamás ganó un título) la sentenció.

En cuartos de final, sus cambios tardíos sacaron de quicio a los aficionados, pero Cole Palmer, Ivan Toney y Trent Alexander-Arnold aseguraron la clasificación en una tanda de penales sin fallos contra Suiza. Una tanda que alejó el doloroso recuerdo de la final perdida contra Italia, también desde los once metros.

Histórica Inglaterra, otra vez en la final: así lo celebraron sus hinchas en Dortmund
Histórica Inglaterra, otra vez en la final: así lo celebraron sus hinchas en Dortmund - Créditos: @ODD ANDERSEN

Y en la semifinal contra Países Bajos, el gol de la victoria llegó por parte de dos suplentes, cuando Ollie Watkins marcó, asistido por Cole Palmer. “Me preguntaba cuando llegarían los cambios. Llegaron en el momento justo, perfectos”, valoró la leyenda Alan Shearer, muy crítico hasta ahora con Southgate.

Sin embargo, el entrenador sabe que la historia recordará su palmarés todavía vacío, pese a haber reconducido hacia la lucha por los títulos a la selección. Esa luz al final del túnel está en juego el próximo domingo contra España en Berlín. Por eso, estar ese día, a esa hora, en este estadio, representa todo un desafío para los ingleses.

Los aficionados arrancaron el operativo desesperado por entradas y alojamiento para uno de los partidos más importantes de su historia. Los precios de hotel para las pocas habitaciones que quedan normalmente cuadruplican sus niveles normales, mientras que las entradas para el partidos se venden hasta 20 veces su valor nominal en sitios web de reventa.

Los asientos premium se cotizan hasta unos 18.000 libras (unos 19.500 dólares) e incluso los lugares más baratos, normalmente disponibles a 70 libras, cuestan hasta unas 600 de la misma moneda. Una auténtica locura.

The Guardian, justamente, hizo una crónica de la efervescencia. Y rubrica el costo desde Londres hasta Berlín, con alojamiento y ticket para la final (siempre tomando en cuenta el milagro de conseguir una entrada “oficial”), puede llegar a costar algo más de unas 20.000 libras (casi 22.000 dólares), por toda la travesía... en menos de 48 horas.

Y cita: “El partido está agotado en el sitio web de la UEFA. Hay un número limitado de entradas disponibles para los miembros del England Supporters Travel Club que hayan asistido a partidos anteriores de Inglaterra, pero la mayoría de los que ahora contemplan un viaje a Berlín buscarán el mercado de la reventa. Las entradas para la final se pueden conseguir a unas 2500 libras.

“Este jueves, una aerolínea cobraba 918 por un asiento en un vuelo de Gatwick a la capital alemana, en comparación con los 167 de una semana antes. British Airways cuesta, ahora mismo, 782 libras por volar de Heathrow a Berlín para este sábado por la noche.

Cuatro y hasta cinco veces más de lo normal.