Masacre de Napalpí, las voces después del olvido

Napalpí (Argentina), 19 jul (EFE).- "No vayan a destapar la olla, porque los van a perseguir y los van a matar", repetían con miedo, casi un siglo después, los pocos sobrevivientes de la Masacre de Napalpí, la matanza de 500 miembros de los pueblos Qom y Mocoi, y la extinción de gran parte de su idioma, cultura e historia, perpetrada el 19 de julio de 1924 por el Estado argentino.

Durante décadas, por temor a las represalias, los supervivientes callaron esa historia, pero unos años atrás, algunos aceptaron relatar a uno de los propios aquello que habían vivido.

Fueron esos testimonios los que en 2022 lograron que la justicia federal de la provincia de Chaco (norte) celebrara un juicio de la verdad, declarando los hechos ocurridos en Napalpí como crímenes de lesa humanidad, cometidos en el marco de un genocidio de los pueblos originarios.

Un largo silencio

Uno de los mayores impulsores para que esa memoria colectiva se recuperara fue el historiador indígena Juan Chico (Napalpí, 1977-2021), quien logró plasmar en sus libros, "La Voz de la Sangre" y "Las Voces de Napalpí", no sólo la historia de la masacre, sino la de su pueblo.

Chico investigó las causas por las que su comunidad había abandonado el uso de la lengua nativa, a diferencia de otras cercanas que continuaban empleándola. Comenzó así una pesquisa y dio con los sobrevivientes de la masacre.

"Muchos se resistieron a hablar, pero otros tantos aceptaron narrar la historia", comenta a EFE David García, traductor, intérprete y profesor de lengua qom, que trabajó con Chico en la traducción de sus libros.

Chico ayudó a que recuperaran su voz, la identidad de un pueblo que traslada toda su cultura e historia mediante la oralidad y que había sido privado de ella, señala García.

"Años de opresión, años de silencio, años de no hacer oír su voz, de no poder hablar sobre su cultura", reflexiona el profesor, quien junto con el historiador dio infinidad de talleres para que las personas pudieran retomar el uso de su lengua materna.

Ambos fueron miembros creadores de la Fundación Napalpí, organización que promueve la enseñanza de la lengua, la historia y la cultura de las comunidades, y que impulsó el juicio de la verdad.

Gracias a ese trabajo, los testimonios de los centenarios Rosa Grillo, Melitona Enrique y Pedro Balquinta lograron reescribir la historia de la comunidad.

"Nunca se habló de lo que pasó, recién ahora se habla", comentaba en su declaración la ya fallecida Grillo.

Aquel día

Mucho antes de la masacre, Napalpí ya era un lugar ancestral para las comunidades, pero la ampliación de la frontera agrícola del Estado nacional, lo transformó en un territorio apetecible para el negocio algodonero.

En 1924, las comunidades indígenas que habitaban la zona y trabajaban los campos exigieron a los terratenientes criollos una retribución justa por la cosecha. Para acallar el reclamo, el entonces gobernador dio la orden de reprimir.

Ese 19 de julio, reunidos a la espera de un encuentro con el funcionario, los habitantes fueron tomados por sorpresa y acribillados: "No estaban preparados para un enfrentamiento, sino para el diálogo porque ese era el compromiso del Estado", subraya García.

"Fue el proceso más aterrador en nuestra comunidad. Allí comenzó en la calle el silenciamiento, no hablar el idioma", subraya el especialista en lengua qom.

"Y les costó mucho recuperarlo", manifiesta García, quien agrega: "Hablar el idioma era ser perseguido otra vez. Costó mucho, pero hoy por hoy agradecemos el esfuerzo que hicieron porque se apoderaron de la historia, recuperaron valores de la cultura, recuperaron el idioma".

Reparación

Respecto a los actos de reparación, García comenta que ya hay algunas como la creación y difusión de la efeméride y los hechos, pero opina que falta mucho.

Gustavo Gómez, miembro del grupo de trabajo del memorial inaugurado en 2020, como parte de la política de reivindicación de los derechos indígenas y de reparación histórica de Chaco, celebra el resultado del juicio, pero lamenta que muchas veces todo queda en lo discursivo.

"A veces te duele. Nada para las necesidades de la comunidad, duele porque estamos viviendo la Masacre de Napalpí de otra manera. Llegamos a los 100 años y todavía estamos como en esa época. Constitucionalmente ganamos muchos derechos, pero en la práctica no lo vemos", agrega y recuerda que seguirán "en la lucha".

Julieta Barrera

(c) Agencia EFE