Marcelo Ebrard toca fondo: de aspirante presidencial a agarrar el 'hueso' que sea

Marcelo Ebrard, excanciller de México y aspirante presidencial @ Foto Archivo: Cuartoscuro
Marcelo Ebrard, excanciller de México y aspirante presidencial @ Foto Archivo: Cuartoscuro

La esencia de las competencias es que solo hay un ganador. También vale en la política. La disputa por el poder dentro de un partido es un concurso en el que los derrotados, como en México, cambian para continuar. Este caso se da en todos los niveles, hoy Marcelo Ebrard encarna esas etapas y prepara su salto a otro partido. El gran brinco de un grillo.

El modelo de la sucesión presidencial diseñado por Andrés Manuel López Obrador consistió en la simulación de una competencia entre algunos jugadores, entre los que estuvo Marcelo Ebrard. Al final ocupó el segundo lugar y no aceptó la derrota. En el transcurso de la carrera por la nominación, denunció lo que llamó inequidades y, según dice, las documentó. Presentó una queja al interior de Morena, misma que después de algunos meses no ha sido resuelta.

El resultado de las encuestas que ubicaron a Marcelo Ebrard en segundo lugar abrió la puerta a diversas especulaciones relacionadas con su ruptura y eventual salida de Morena, lo que negó con el argumento de que confía en la normatividad interna para erradicar lo que llama “prácticas priistas”. Pasaron casi tres meses desde que no ganó, sus apariciones públicas sirvieron para anunciar la creación de una Asociación Civil llamada “El Camino de México”, no reconocida por su partido, desde la que impulsa una organización que le permita negociar.

Con más de treinta años en la política, la experiencia de Marcelo Ebrard es reconocida por las diversas muestras de trabajo en cargos de la administración pública y en puestos de elección popular. Su trayectoria lo ubica como una persona capaz de desempeñarse de manera competitiva en la disputa por el poder. En la circunstancia actual, la ley solo le ofrece la opción de participar como candidato de un partido y el único abierto para esa oportunidad es Movimiento Ciudadano (MC).

Desde que no gano el primer lugar en Morena se especuló que Marcelo Ebrard podría estar en la boleta electoral como representante de MC que, en el pasado, lo llevó a la Cámara de Diputados. En días recientes Dante Delgado, dirigente del partido, manifestó que Ebrard podría ser candidato externo, si se inscribe para participar. Como candidato interno mencionó a Samuel García, gobernador de Nuevo León.

El gobernador Samuel García, con voto de calidad en MC, desea ser candidato a la presidencia y solicitó licencia por seis meses al Congreso del Estado de Nuevo León, con el que no tiene buenas relaciones, pero ya lo autorizó

La determinación de Samuel García de ser candidato de MC, implica un obstáculo real para Marcelo Ebrard que deberá competir por esa posición ante un aspirante joven que cuenta con el apoyo de un importante sector del grupo empresarial de su estado y el voto duro de MC en la entidad y en Jalisco. Además, ha sido estimulado por López Obrador.

La convocatoria de MC para que se inscriban los aspirantes a la candidatura a la presidencia fue publicada el 29 de octubre. El plazo para la inscripción vence el 12 de noviembre, fecha en la que los participantes deberán de presentar 500 mil firmas, conseguidas en 17 estados.

Pronto se sabrá si Marcelo Ebrard buscará ser candidato de MC porque, según reveló el diario El País, habría planteado tres condiciones para ser candidato externo. La primera tener prioridad en la designación de puestos en las listas del Congreso, para su equipo. Segunda, articular una candidatura de unidad y la tercera paciencia, para procesar su salida de Morena.

Las opciones de Marcelo Ebrard no terminan en MC. Para continuar en Morena le puso condiciones. Pide el 26 por ciento de las candidaturas para su equipo cercano; una disculpa pública de la dirigencia del partido, en la que reconozcan “errores e irregularidades en la encuesta”, en la que ganó Claudia Sheinbaum.

Las demandas planteadas por Marcelo Ebrard a MC y Morena ponen en evidencia la existencia de un “mercado de popularidad” y la elevada autoestima del aspirante. Dante Delgado tendrá que convencer a la dirigencia de su partido para que accedan a entregar las mejores posiciones a un externo, lo que implica el riesgo de no alcanzar el número de posiciones para sus aliados, compromete el futuro del partido y la posible pérdida de su influencia legislativa, que pasaría a Ebrard.

Las demandas de Ebrard para Morena no parecen viables, parece extremo que los dirigentes reconozcan los “errores e irregularidades” porque desacreditarían su principal herramienta para la designación de puestos de elección, simuladas como voluntad popular por una encuesta, cuya metodología se ignora. Reconocer lo que quiere Ebrard implica acreditar que él tuvo razón y Claudia Sheinbaum hizo trampa. No pasará.

La estrategia de Marcelo Ebrard es para su subsistencia política. Su demanda de posiciones en el congreso, tanto a MC como a Morena, significa la integración de un grupo de presión para negociar las determinaciones legislativas, según convenga a sus intereses.

Ya sabe que no va a ser presidente, pero si quieren que sea la tercera opción en la boleta electoral, el esquirol que arrebate los votos de la clase media, con un discurso disfrazado de opción auténtica, entonces tiene el precio de su influencia en el legislativo. La triste historia, de ser hombre poderoso, a mercenario de la política, para seguir viviendo del presupuesto y no caer en el error. De lo perdido, lo que se encuentre.

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