El otro Míchel: quién es el ídolo de Vallecas que convirtió a Girona en el equipo sensación de la liga de España

La alegría de Míchel, DT de Girona, luego de un partido
La alegría de Míchel, DT de Girona, luego de un partido - Créditos: @@gironafc

Este domingo hay derby catalán en Barcelona, pero no es el de siempre ni sigue las coordenadas habituales. Estará el Barça, por supuesto, en este caso ejerciendo como local en el estadio de Montjuic. Pero su rival no será el Espanyol, que esta temporada juega en segunda división, sino Girona. Y las circunstancias previas son bien distintas. Porque el que llega como líder de la Liga luego de 15 fechas (comparte la punta con Real Madrid) es el pequeño club del norte; y el que necesita el triunfo para recortar sus 4 puntos de desventaja es el poderoso blaugrana.

La situación obliga a poner el foco en uno de los principales responsables de esta vuelta de tortilla, tan curiosa como inesperada en un fútbol poco adicto a los golpes de timón.

Michel Sánchez, el entrenador de Girona
Michel Sánchez, el entrenador de Girona - Créditos: @Jose Breton

Decir Míchel en el fútbol español de los últimos 40 años remitió siempre a pensar en aquel espigado número 8 del Real Madrid y la selección de su país, un mix de volante y puntero derecho que desplegaba su calidad para llenar el área contraria de centros que aprovechaban el mexicano Hugo Sánchez, Emilio Butragueño, Raúl y cuando delantero pasara por ahí.

Pero mientras el Míchel famoso comenzaba a transitar sus los últimos años en el templo blanco, en el humilde barrio madrileño de Vallecas donde había nacido surgía un Míchel zurdo. Mucho más silencioso y menos promocionado que el primero, con diez centímetros menos de altura aunque no con menos clase, Miguel Ángel Sánchez Muñoz empezaba a convertirse en emblema del Rayo Vallecano, club donde jugó durante 15 de sus 20 años de carrera. Pero más que eso, en ídolo de su gente. “El cariño de ellos hacia mí es recíproco. Somos de un barrio trabajador, que lucha por sus sueños, y el Rayo es mi casa”, repite cada vez que se le pregunta.

El diario Mundo Deportivo y su lectura del choque Barcelona-Girona
El diario Mundo Deportivo y su lectura del choque Barcelona-Girona

Con el tiempo, y una vez retirados, los dos Míchel continuaron sus carreras como técnicos. Merced a su fama previa, al hombre del Real se le fueron abriendo puertas en España, pero también en Grecia, Francia y México. El de Vallecas, fiel a sus orígenes, debió recorrer otros caminos. Comenzó siendo director de Metodología en las inferiores del Rayo –”Nuestra misión era formar mejores futbolistas. Allí aprendí que el foco de un entrenador debe estar siempre en ayudar al jugador a ir dando pasos hacia adelante”, afirma-, y solo seis años más tarde tuvo su debut como técnico. En su casa, por supuesto.

El Míchel que disputó 65 partidos con su selección, incluyendo dos Mundiales y una Eurocopa, tuvo resultados dispares como entrenador. Ganó dos ligas griegas con el Olympiacos y actualmente dirige el equipo árabe Al-Qadisiyah, de segunda división. El Míchel que apenas se puso la camiseta roja de España en el Mundial sub-20 de Qatar logró tres ascensos de segunda a primera división (Rayo Vallecano, Huesca y Girona) y hoy es el entrenador de moda en la Liga.

Sport contrasta a Xavi y Míchel en la previa del duelo Barcelona-Girona
Sport contrasta a Xavi y Míchel en la previa del duelo Barcelona-Girona

“Esto es una sorpresa para todo el mundo, incluso para la plantilla. Éramos optimistas, pero venimos superando las expectativas”, confiesa el técnico albirrojo. Los números avalan el asombro. Girona lleva 12 victorias, 2 empates y una única derrota en los 15 partidos jugados, con un espectacular récord como visitante: igualó el primer encuentro contra la Real Sociedad y ganó los 6 siguientes.

Pero la tabla de posiciones no hace más que reflejar algo más llamativo, la calidad y vistosidad del juego del equipo. “Es mi tercer año en el club y eso nos da una base sólida para trabajar”, explica Míchel, y agrega: “Los jugadores que siguen con nosotros desde que estábamos en segunda son la base y el corazón de nuestro estilo, los que les facilitan la entrada a los que van llegando”. Básicamente, el técnico se refiere al papel que desempeñan el uruguayo Cristian Stuani (37 años, en Girona desde 2017), el colombiano Bernardo (34 años), y los españoles Juanpe (32 años), Borja (33) y Juan Carlos (35), todos con larga permanencia en el plantel.

“Ellos dan el ejemplo. Vienen al entrenamiento una hora y media antes para desayunar juntos, se cuidan en la alimentación, hacen un trabajo previo de gimnasio... En definitiva, crean una cultura deportiva que engancha al joven que puede venir del Manchester City o del Barcelona con la idea de que solo por eso será titular y se da cuenta de que para quitarle el puesto a Stuani tendrá que trabajar mucho”, señala Míchel.

¿Cómo juega Girona? Fundamentalmente al ataque, porque así lo hacía su técnico cuando su zurda dibujaba gambetas y sumaba goles y asistencias en la cancha y porque así lo aprendió de Paco Jémez, el entrenador que cambió la mentalidad futbolística del Rayo Vallecano hace una década. “Nuestro objetivo es atacar, aunque con el tiempo fui aprendiendo a controlar mejor los movimientos del equipo en la fase defensiva, algo que me faltó sobre todo en mi primera experiencia con el Rayo en la máxima categoría”, analiza Míchel.

Tanto con el equipo de Vallecas como en Huesca, el actual técnico de Girona fue destituido algunos meses después de lograr el ascenso. Decidió aprender: “Fui a ver cómo entrenaba el Cholo Simeone, y conversé mucho con mi amigo Julen Lopetegui (ex del Real Madrid, la selección española y Wolverhampton, entre otros), que me dio consejos sobre cómo mejorar en defensa respetando mi idea general de juego”, recuerda.

Los resultados pueden verse cada semana. Pese a perder hombres importantes esta temporada -dejaron el equipo el argentino Valentín Castellanos, el central Santi Bueno, Rodrigo Riquelme y, sobre todo, Oriol Romeu, el cerebro en la mitad de la cancha que esta vez será rival con el Barça-, Girona propone un fútbol agresivo y vistoso. Los sellos del equipo están bien establecidos: una presión enérgica en campo contrario (especialmente fuerte tras perder la pelota), la búsqueda de amplitud de campo con laterales que se proyectan de manera constante para generar duelos individuales por las bandas, y la creación constante de superioridades numéricas que permitan la continuidad en los pases si el balón circula por dentro.

El delantero ucraniano Artem Dovbyk y el arquero argentino Paulo Gazzaniga, en primer plano, figuras claves en Girona
El delantero ucraniano Artem Dovbyk y el arquero argentino Paulo Gazzaniga, en primer plano, figuras claves en Girona - Créditos: @OSCAR DEL POZO

“La marcha de Oriol nos obligó a transformarnos un poco esta temporada. Él nos aseguraba mayor recuperación en el medio; en cambio Aleix García, que de alguna manera ha ocupado su sitio, tiene otras características. Ahora necesitamos hundir más al rival para que nuestra presión tras pérdida se haga más adelante y para eso debemos ser más dominadores y dar más pases”, explica el entrenador.

El cambio ha potenciado al citado Aleix García, quien acaba de debutar en la selección. Junto a él, nombres como los de los ucranianos Viktor Tsigankov, extremo derecho, y Artem Dovbyk (goleador del equipo con 7 tantos); los juveniles brasileños Savio y Yan Couto; el veterano neerlandés Daley Blind o el venezolano Yangel Herrera le dan a este asombroso Girona una identidad bien definida. También tiene un guardián argentino en el arco: el santafesino Paulo Gazzaniga, de pasado en Tottenham, que afronta su segunda temporada en el equipo catalán.

Barcelona, vigente campeón de la Liga, es el próximo desafío y la vara para medir para qué está verdaderamente el conjunto albirrojo. “Si queremos crecer no podemos conformarnos con decir eso de ‘hoy no tenemos nada que perder’ o frases parecidas”, subraya Míchel, recordando que la única caída en el torneo fue ante el Real Madrid (3-0). Lo dice un técnico que conoce muy bien el significado de venir desde muy abajo y las dificultades para sostenerse en la cúspide. Por algo siempre fue “el otro Míchel”, el modesto zurdito destinado a ser “apenas” pero nada menos que un ídolo de barrio.