Luis Rubiales dimite como presidente de la Federación Española de Fútbol y como vicepresidente de la UEFA tras la polémica por el beso a Jenni Hermoso

Rubiales
El 25 de agosto, Rubiales repitió cinco veces “no voy a dimitir” en un discurso en el que reaccionó a la polémica.

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ​​Luis Rubiales, envuelto en un escándalo por darle un beso no consentido a la jugadora Jenni Hermoso tras la final del Mundial, anunció este domingo su dimisión en un comunicado.

La renuncia, que fue confirmada por la RFEF, se da luego de que el viernes la fiscalía española presentara una denuncia contra Rubiales por agresión sexual y coacción por besar en los labios a Hermoso.

El técnico de 46 años también renunció a su cargo de vicepresidente del comité ejecutivo de la UEFA, cargo del que estaba suspendido temporalmente.

"Insistir en esperar y aguantar no va a aportar nada positivo, ni a la federación ni al fútbol español", se lee en el comunicado de Rubiales.

Rubiales siempre insistió en que el beso a Hermoso fue "mutuo y consensuado", aunque la jugadora presentó una denuncia en su contra frente a la fiscalía el pasado 6 de septiembre.

Jorge Vilda, entrenador de la selección femenina de fútbol de España y aliado cercano de Rubiales, fue despedido por la federación hace unos días.

Hasta ahora, 81 futbolistas de España, incluidas las 23 ganadoras del Mundial, habían dicho que no volverían a jugar para la selección mientras Rubiales estuviera al mando.

El origen de la polémica

La polémica comenzó el 20 de agosto nada más terminar la final del Mundial en Sídney, Australia, en la que España venció 1-0 a Inglaterra.

Luis Rubiales, en el palco VIP del estadio y sentado al lado de la reina Letizia y su hija la infanta Sofía, de 16 años, se agarró los genitales a modo de celebración.

Minutos después, durante la entrega de medallas a las españolas, besó a Hermoso, quien juega para el Club de Fútbol Pachuca Femenil de la liga mexicana.

En sus primeras reacciones ante medios, tanto Rubiales como Hermoso intentaron restar importancia al asunto, aunque en un directo en Instagram de las jugadoras en el vestuario la futbolista dijo, en referencia al beso, que “no le había gustado”.

Un día después, Rubiales pidió perdón en un video difundido por la RFEF, pero el presidente en funciones del gobierno español, Pedro Sánchez, dijo que esto no era suficiente y la vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda Díaz, pidió la dimisión del directivo.

Durante los días posteriores la polémica fue creciendo hasta tener alcance internacional, multiplicándose las demandas de dimisión contra rubiales.

El viernes 25 de agosto, durante una asamblea extraordinaria de la RFEF en que muchos daban por segura la dimisión de Rubiales, el directivo pidió disculpas por agarrarse los genitales, pero se negó enérgicamente a renunciar.

Luego prometió “luchar hasta el final” y dijo que el beso había sido “mutuo, eufórico y consentido”.

Tras esto, Futpro, el sindicato de futbolistas al que pertenece Jenni Hermoso, difundió un comunicado firmado por 81 futbolistas en el que anunciaron que no jugarían con la selección española mientras Rubiales siguiera en su cargo, y parte del cuerpo técnico de la selección renunció.

Además, la FIFA suspendió provisionalmente al directivo por un período inicial de 90 días.

Esta semana se anunció el despido de Jorge Vilda como entrenador de la selección y la fiscalía española anunció una querella contra Rubiales a raíz de la denuncia presentada por Jenni Hermoso

El comunicado de Rubiales

En su comunicado de este domingo, Rubiales no nombra ni a Hermoso ni hace referencia al beso de la polémica.

"Insistir en quedarme a la espera y aferrarme a ello no va a contribuir a nada positivo, ni a la Federación ni al fútbol español. Entre otras cosas, porque hay poderes fácticos que impedirán mi vuelta", se lee en el comunicado.

"No quiero que el fútbol español pueda resultar perjudicado por toda esta campaña tan desproporcionada (...) Debo mirar adelante, mirar al futuro. Ahora hay algo que me ocupa con firmeza. Tengo fe en la verdad y voy a hacer todo cuanto esté en mi mano para que prevalezca", escribe Rubiales.

"Mis hijas, mi familia y la gente que me quiere han sufrido los efectos de una persecución desmedida, así como muchas falsedades, pero también es cierto que en la calle, cada día más, la verdad se está imponiendo".

Rubiales termina dando las gracias a los que le han apoyado desde que estalló la polémica.

El turno de la justicia

Ahora la justicia española debe evaluar la querella por agresión sexual y coacción presentada el viernes contra Rubiales por la fiscalía, y decidir si la acepta o la archiva.

Si se acepta, se asignará a un juez para que dirija una investigación, que concluirá con una recomendación para que el caso vaya a juicio o sea desestimado.

El cargo de agresión sexual según la legislación española puede conllevar una pena que va desde una multa hasta cuatro años de prisión.

El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), la máxima autoridad para dirimir estos casos en España, realizó una investigación contra Rubiales por mala conducta, concluyendo que lo sucedido era una "falta grave".

El TAD no lo calificó de "falta muy grave" como había solicitado el gobierno y que habría supuesto la suspensión de Rubiales.

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