Lionel Scaloni y las tribulaciones sobre un mediocampo con variantes y lleno de estrellas: la sala de motores de la selección argentina
ATLANTA.- ¿Habrá tenido alguna vez la selección argentina el nivel de paridad competitiva en tantos puestos? La riqueza que ofrece la plantilla elegida por Lionel Scaloni echa por tierra el concepto de “los once de memoria”, muletilla que popularizó otro seleccionador argentino, Alfio Basile. Aquí –salvo Lionel Messi, claro- cualquiera está en condiciones de afrontar la titularidad.
Y los roles están perfectamente asumidos. Cada cual conoce sus fortalezas y su lugar en el grupo. Por eso las sonrisas y el clima de distensión general que se palpa cuando salen al campo de juego en el imponente campus de la Kennesaw University. Es el primer entrenamiento abierto a la prensa de la semana, previo a la inauguración de la 48ª Copa América, y el comienzo se demora por un imprevisto. No hay gimnasio en el lugar, por lo que el plantel vuelve al ómnibus para trasladarse a unas cuadras. Luego de media hora de aparatos, el micro vuelve al lugar para los trabajos de campo. Dos rondas para pases y luego ejercicios con arcos mínimos de los que participan los más prominentes integrantes del cuerpo técnico: Aimar, Ayala y Samuel. Afuera del campo, un espectador de lujo, Thiago Almada, campeón del mundo en Qatar 2022 y hoy emblema del Sub 23 que jugará en los Juegos Olímpicos.
Luego de los quince minutos de rigor, Scaloni convoca y la prensa debe irse. Es tiempo de intimidad, de trabajos tácticos y de ir ajustando detalles para el debut del jueves, a las 21 de Argentina, frente a Canadá. Es ocasión para el DT, también, de mirar semblantes, de profundizar la exigencia para tomar la determinación final, los once que dispondrá de entrada en la noche del Mercedes Benz Stadium. Un equipo titular que todavía no está claro del todo, pero que en este caso es una buena noticia: todos son competitivos.
Hay un duelo lógico y que en mayor o menor medida se ha repetido en la historia de la selección, el del centrodelantero. ¿Crespo o Batistuta? ¿Higuaín o Agüero? ¿Lautaro Martínez o Julián Álvarez? Sin embargo, la llamativa lucha se da en el corazón del equipo, en la verdadera sala de máquinas que tiene la selección: la mitad de la cancha. Hay en esa ubicación siete futbolistas para tres puestos, intercambiable en su mayoría, como para armar distintos módulos y que todo funcione a la perfección. Las Ferrari, como los bautizó el popular Jorge D’Alessandro durante la euforia de Qatar, los volantes que propulsan el motor de la selección.
¿Qué trío debería jugar? De Paul-Paredes-LoCelso es la fórmula que ganó la Copa América 2021; De Paul-Enzo Fernández-MacAllister fue el trinomio que terminó celebrando en Qatar. Y falta Exequiel Palacios, de enorme crecimiento en esta última temporada, factor clave en el año mágico del Bayer Leverkusen de Xabi Alonso. También aparece Guido Rodríguez, aunque sus características –es acaso el que más se diferencia del resto- requieren de un escenario específico para ingresar. O bien podría ser una combinación de ambos triunviratos.
Está claro que Rodrigo De Paul es número puesto. Por condiciones futbolísticas y también anímicas, el futbolista de Atlético de Madrid ocupará el lugar de interno por derecha en tanto su estado atlético sea el óptimo, con Palacios como reemplazante natural. ¿Pero qué pasará con el eje central? Paredes perdió el lugar durante Qatar 2022 debido a molestias físicas; su espacio lo ocupó casi siempre Enzo Fernández y fue un hallazgo de último momento. Pero es claro que el jugador de Chelsea se siente mejor más suelto y con opción de llegada al área rival. El otro es Alexis Mac Allister, a quien Jurgen Klopp reconvirtió en volante central tras su llegada a Liverpool. Scaloni lo utilizaba como interno por la izquierda hasta el último amistoso con Guatemala, donde por momentos apareció como 5.
Paredes sumó sus primeros minutos en la era Sampaoli, pero cobró relevancia de la mano de Scaloni, con quien jugó 59 de sus 62 partidos en la selección. El volante surgido de Boca recobró ritmo de competencia en la última temporada con Roma y podría retomar el lugar que alguna vez fue suyo.
Enzo Fernández fue la gran aparición en el año de la gloria: debutó menos de dos meses antes de la gesta de Qatar y no salió más (lleva 23 encuentros). Scaloni lo utilizó en los últimos dos amistosos, pero da la sensación de que necesita más rodaje luego del parate por la operación.
Lo Celso llegó a la selección de la mano de Jorge Sampaoli en 2017. Sin embargo, fue Scaloni el que le dio un lugar preponderante. En su debut al frente de la albiceleste, dispuso de Gio-Paredes-Palacios como mediocampo titular en aquel 3 a 0 frente a Guatemala. Para el de Pujato, el futbolista de Tottenham es una debilidad: de los 52 encuentros con la casaca celeste y blanca, 47 fueron bajo la batuta de Scaloni.
Alexis Mac Allister es otro de los descubrimientos del conductor de Pujato. Lo hizo debutar en 2019, pero no fue hasta 2022 que encontró su lugar definitivo en el grupo. Las circunstancias hicieron que tomara un papel preponderante en la consagración. Es, sin dudas, uno de los grandes héroes de Qatar. Lleva 26 partidos y su evolución como futbolista completo no encontró su techo.
La versatilidad tal vez sea el valor agregado de esta selección, en la que Scaloni puede darse el lujo de variar los módulos sin perder eficiencia. La sala de motores de la Argentina tiene a todos sus componentes a pleno. El cuerpo técnico tiene la sesuda misión de encastrarlos de la manera que mayor rédito le genere al equipo. Pero no es casualidad la flexibilidad de los recursos, no solo fue una búsqueda del entrenador a lo largo de su proceso –la de contar con hombres de determinadas características- sino una de sus tareas principales: moldear futbolistas polifacéticos. Y vaya si lo ha logrado.