Lionel Messi, campeón de Inter Miami: Leo retrasa la jubilación futbolística, sigue aportando a la caja de los genios y sacó campeón a su nuevo equipo con 10 goles en un mes

Con los premios al mejor jugador y al máximo goleador, Lionel Messi festeja la 43ª conquista de su carrera; en su primer certamen en el fútbol de Estados Unidos llevó a Inter Miami al primer logro en sus cinco años de existencia.
Con los premios al mejor jugador y al máximo goleador, Lionel Messi festeja la 43ª conquista de su carrera; en su primer certamen en el fútbol de Estados Unidos llevó a Inter Miami al primer logro en sus cinco años de existencia. - Créditos: @KEVIN C. COX

Lo único que Lionel Messi no puede desmentir es el calendario. A los 36 años, se está acercando a la edad de la jubilación futbolística, pero mientras tanto sigue aportando a la caja de los genios. Cada día de actividad que se le descuenta es una contribución al infinito fondo de sus maravillas.

Con su innata pasión por el juego y la decisión de vida para reencontrarse con la motivación que le estuvo faltando en sus últimos meses en París, Messi está escribiendo un capítulo asombroso en Estados Unidos. Es cierto, lo hace en un fútbol menor en comparación con el que transitó en su carrera, pero él lo engrandece al constituirse en la figura indiscutida. Se lo ve vital, pleno.

Los compañeros hacen volar a Messi en los festejos, como ocurre en el seleccionado argentino; el 10 es cada vez más líder.
Los compañeros hacen volar a Messi en los festejos, como ocurre en el seleccionado argentino; el 10 es cada vez más líder. - Créditos: @CHANDAN KHANNA

Encontró una vida más relajada en Miami, disfruta de esta nueva etapa de su trayectoria, ya sin tantas presiones en la cancha, donde igual no se ahorra algunos sufrimientos, algo inherente al deporte, y más al fútbol, imprevisible por naturaleza. La coronación en la Leagues Cup, primer título de Inter Miami en sus cinco años de existencia, estuvo precedida por un golazo de Leo, pero también por una gran carga de incertidumbre. Porque Nashville consiguió el 1-1 y llevó la final a los penales, donde hubo un suspenso más digno de una creación de Hollywood que de la musical Tennessee, sede del encuentro.

Fue victoria de Inter Miami por 10-9, con ejecuciones de los 22 futbolistas de campo. El desenlace llegó a la vía de los arqueros. Drake Callender, el más que aceptable guardavallas de Inter Miami, convirtió su remate y atajó el de su colega, Elliot Panicco, un apellido a tono con las circunstancias. Messi, que había seguido todo sin ocultar cierto nerviosismo, liberó el festejo, porque no se cansa de ganar.

La acción del golazo, en cámara lenta

La calidad acelera los procesos de adaptación, acorta plazos. A menos de un mes de haber disputado el primer partido con Inter Miami, Messi ya festejó un título. Lo sacó campeón de la Leagues Cup al ritmo de sus goles. Había marcado en los seis cotejos anteriores y volvió a ser decisivo en la final, con un golazo desde fuera del área para el 1-0 sobre Nashville. Diez tantos y una asistencia en siete presencias. Le cambió la vida a Inter Miami y al soccer. Messi se lo tomó muy en serio, no está dejando resquicio para que nadie sospeche de su compromiso. Que esté encantado con el nuevo entorno para su vida familiar no significa que esté en plan vacacional. Y si de encontrar nuevos desafíos se trata, Messi tiene por delante, gracias a este título, la Concachampions, de la que surgirá el representante de la Concacaf para el próximo Mundial de Clubes, la competencia que obtuvo tres veces con Barcelona.

Si bien nada le hace sombra al título mundial en Qatar, el que logró anoche tiene un valor cuantitativo: es el 43° de su carrera, una cosecha que le permite ser el futbolista más ganador del mundo, junto con Dani Alves, su excompañero en Barcelona, que pasa sus días en una cárcel de la ciudad catalana, acusado de una violación.

Messi abre la serie de penales

Ni siquiera ser local en el Geodis Park, donde las camisetas amarillas tapizaron gran parte de la capacidad del estadio, alteró la propuesta habitual de Nashville, un equipo que se maneja con una posesión promedio del 35 por ciento. Las precauciones se acentuaron para recibir a Messi y compañía. Nashville no estaba dispuesto a conceder las transiciones frecuentes del soccer norteamericano, escenario en el que aflora la calidad de Messi para hacer la diferencia.

Inter ejercía un control sin profundidad. Demasiado abocado a desatar el nudo local, el equipo de Martino desatendió la defensa y pasó un susto con un cabezazo de Walker Zimmerman -zaguero de los Estados Unidos en el Mundial de Qatar- en un saque lateral.

El encuentro era más táctico y posicional que lo habitual en el fútbol estadounidense. Una final cerrada, que empezó a abrirse cuando Messi se activó, cambió el ritmo y clavó un zurdazo al ángulo desde fuera del área. Golazo. Había tomado un despeje rival, eludió a Zimmerman y cuando le salía a la marca Dax McCarty, sacó uno de esos remates que son su marca registrada. Iban 24 minutos y Leo se erigía, como en los encuentros anteriores, en un factor decisivo.

En el entretiempo, Martino reconoció: “El partido era parejo, pero cuando la pelota le cae a Leo en esos lugares, no suele fallar”.

Hasta entonces, Nashville no había podido inquietar con su principal amenaza, el alemán Hany Mukhtar, autor de 65 goles en 119 partidos para la franquicia que tiene como una de las acccionistas a la actriz Reese Witherspoon, ganadora de un Oscar. En la previa de la final, no faltó la foto de celebridades entre David Beckham, accionista de Inter Miami, junto con Witherspoon.

Al conjunto de Martino le faltó más decisión para ampliar la diferencia. Sergio Busquets estuvo menos claro que en otras ocasiones y Jordi Alba no se proyectó tanto. El partido, por momentos, caía en un pozo, no había acciones relevantes.

Abrazo con David Beckham, accionista de Inter Miami, que festeja su primer trofeo en los cinco años y medio de la franquicia de Florida.
Abrazo con David Beckham, accionista de Inter Miami, que festeja su primer trofeo en los cinco años y medio de la franquicia de Florida. - Créditos: @TIM NWACHUKWU

En cualquier caso, Nashville se sentía con posibilidades. No le sobraban recursos ni ideas, pero sí compenetración para aprovechar lo que pudiera surgir. Y se encontró con un error defensivo adversario, que se complicó en la defensa de un córner, un rebote en Cremaschi y la pelota que dio en el arquero Callender para convertirse en gol en contra. Final empatada y vuelta a empezar. En las tribunas volvió el entusiasmo que estaba aplacado.

Martino movió el banco, pero siguió dependiendo de Messi, que estuvo cerca del segundo con un remate de media distancia que dio en un poste. Nashville también se animó y en un par de contraataques rozó la victoria. La historia estaba abierta, la resolución era incierta. Inter Miami ya no era superior con la pelota, había sentido el impacto y en defensa no siempre se mostraba firme.

En una de las últimas jugadas, Messi intentó una combinación con Alba, pero el lateral no estaba en su noche. Más increíble fue el gol que se perdió Campana para Inter Miami en la última jugada de la final.

Llegó el turno de los penales, larga, tensa, llena de suspenso. La serie la inició Messi, con acierto, por supuesto. Ulloa tuvo el remate para el triunfo en la tanda de cinco, pero terminaron ejecutando los once, hasta los arqueros. Fue en Tennessee, el estado de la música y el rock and roll, tierra de Elvis Presley, donde Messi se dio otro baile triunfal.