Lautaro Martínez: con la humildad de un grande, le dio el premio a Dibu, siempre juega en equipo y... sigue en la cúspide

Lautaro Martínez observa el trofeo que unos minutos más tarde le dará a Dibu Martínez, su compañero en la selección
Lautaro Martínez observa el trofeo que unos minutos más tarde le dará a Dibu Martínez, su compañero en la selección - Créditos: @MOHAMMED BADRA

Lautaro Martínez es el séptimo mejor jugador del mundo. Sin embargo, no tiene ni una pizca de divo. Juega siempre en equipo. Su nobleza es tan grande que fue a la mágica fiesta de París para entregar un premio... a un compañero, a un amigo. Al Martínez que todos adoran: Emiliano, Dibu, el héroe. El arquero que domina las portadas.

El Toro, goleador implacable, es figura de autor de una carrera impactante, campeón del mundo y doble campeón de la Copa América... tanto como su colega. Y más aún: campeón, capitán y artillero de Inter, uno de los diez clubes más importantes del mundo. En voz baja, en silencio. Como los verdaderos grandes: fue, sonrió, lanzó un par de frases, le dio el premio a Dibu, un par de palmadas, un abrazo. Y a casa. A seguir caminando en la cúspide, sin ningún tipo de excesos. Por una bonita puerta de atrás.

Juega con la camiseta número 10 en Inter, el histórico equipo de los argentinos de Milán. Goleador con 24 gritos en 32 juegos en la exitosa temporada pasada, si tiene que descansar y dejarle el lugar a un compañero, lo hace. Ni una palabra de más, ni una polémica. Un caballero en el peligroso arte de las vanidades. Algunas imágenes lo retratan en la gala desarrollada en el Théâtre du Châtelet de París. Goles de todos los colores.

“Es un placer estar acá. La verdad que en este último tiempo me ha tocado conseguir títulos importantes con la Selección y el Inter, mi club. Es un honor, una felicidad porque nosotros trabajamos para eso, para conseguir títulos y objetivos grupales. Este deporte te incentiva todos los días a seguir creciendo”, advierte, antes de entregarle el lauro a Dibu, el dueño de ese momento.

Como el año pasado, Emiliano recibió el Trofeo Yashin al mejor arquero del mundo. ”Es un honor volver a estar aquí”, sonrió el dueño del arco del Aston Villa y de la Albiceleste, que recibió el trofeo de manos del “otro” Martínez. ”Gracias también al Toro [Lautaro] por ese gol en la final” de la Copa América, apuntó, en alusión al tanto que en la prórroga le dio la victoria por 1-0 a la Argentina contra Colombia en julio pasado, en la definición de la Copa América, disputada en Miami.

Los dos Martínez, sonrientes y en la cúspide
Los dos Martínez, sonrientes y en la cúspide - Créditos: @FRANCK FIFE

Lautaro no salió en todas las fotos. Suplente en buena parte del recorrido, fue el artillero de la última consagración nacional con 5 tantos en 224 minutos. Algo así como un grito cada 45 minutos. Ni una cara larga, ni un reproche. Debajo del aura de Julián Alvarez, igual que en Qatar. El crack que esperó pacientemente en el banco de relevos. “Estoy agradecido de estar nuevamente acá, en esta ceremonia. Es muy difícil lograr lo que hice en mi temporada, pero hay mucho trabajo atrás, mucho sacrificio. Quiero agradecer a los compañeros del Inter y de la selección, porque es gracias a ellos los resultados que conseguí”, describe su personalidad el Toro, en una charla con TNT Sports.

El 7° futbolista en el ranking mundial. Los diez primeros son Rodri (Manchester City/España), Vinicius Jr. (Real Madrid/Brasil), Jude Bellingham (Real Madrid/Inglaterra), Dani Carvajal (Real Madrid/España), Erling Haaland (Manchester City/Noruega), Kylian Mbappé (PSG y Real Madrid/Francia), Lautaro Martínez (Inter/Argentina), Lamine Yamal (Barcelona/ España), Toni Kroos (Real Madrid/Alemania) y Harry Kane (Bayern Munich/Inglaterra).

No alcanzó la marca de otro fanático del gol como Gabriel Batistuta en 1999, cuando quedó cuarto, por detrás de Rivaldo (Barcelona), David Beckham (Manchester United) y Andriy Shevchenko (Milan). Bati, tantas veces extraordinario, también figuró sexto y séptimo, algo que recién pudo replicar Julián Álvarez el año pasado.

“Lautaro Martínez ha hecho un año espectacular. Hizo el gol en la final y fue el goleador de la Copa América. Merece más que nadie el Balón de Oro. Ojalá se le pueda dar, lo aprecio un montón”, contó durante la última doble fecha FIFA, Lionel Scaloni, que sin embargo suele inducirlo al banco de suplentes.

Es el jugador más serio de la selección argentina. Está más maduro (en la cancha, en la vida) y lo demostró en la ceremonia: acompañó a “su” arquero, acaso porque intuye que es muy difícil ganar el premio mayor. Asume su rol. Así como cuando Xavi aceptó la era grandiosa de otros. De Cristiano Ronaldo y de Lionel Messi, sobre todo. “Yo no gano Balones de Oro: los fabrico”, expuso.

Como el gran catalán (un fuera de serie, otra liga), Lautaro es una pieza del todo. Este lunes, simbólicamente, le tocó acompañar a Emiliano Martínez, pero estuvo ahí, aunque no había ningún premio para él. Tal vez, la contracara de lo que representa Vinicius, que posiblemente sea el mejor, pero es egocéntrico, vanidoso. No acepta el segundo lugar en el mundo.

A Lautaro le ofrecieron más de 100 millones para olvidarse del mundo en Arabia Saudita y ni lo pensó. Asumió un compromiso con Inter y se quedó por muchísimo menos dinero. No falta nunca al llamado de la selección, con la hipótesis de que irá, indefectiblemente, al banco de suplentes. Entra, salva al equipo y ni un desborde.

En el Mundial -se supo mucho tiempo después- jugó lesionado, cuando falló situaciones decisivas frente al arco. Tenía un problema serio en una rodilla, era infiltrado en todos los partidos, pero nunca dijo nada.

Y está ahí, entre los siete magníficos, siempre con el equipo por encima de todo.