La Liga MX y su ridículo histórico en la Leagues Cup: ningún finalista y puros pretextos

Jordi Cortizo, jugador del Monterrey, se queja tras marcarle una falta en el partido contra Nashville, que finalizó con su eliminación de la Leagues Cup. | Foto:: Christopher Hanewinckel-USA TODAY Sports
Jordi Cortizo, jugador del Monterrey, se queja tras marcarle una falta en el partido contra Nashville, que finalizó con su eliminación de la Leagues Cup. | Foto:: Christopher Hanewinckel-USA TODAY Sports

La Liga MX pasó más tiempo quejándose que jugando al futbol. Y por eso no tienen a ningún equipo en la final de la Leagues Cup, que será entre Inter de Miami y Nashville SC. La última esperanza del futbol mexicano, que vio caer uno a uno a sus grandes contendientes, era Rayados de Monterrey. Había un motivo para pensar en que podían dar la cara: la forma en la que le remontaron al LAFC de manera dramática (pasaron de un 0-2 a un 3-2 que les dio el pase a Semifinales).

De nada sirvió esa gesta. Como tampoco tuvo utilidad alguna la victoria de Tigres en penales contra el Vancouver, ni todo el juego mental de Nahuel Guzmán. Fueron anécdotas estériles. Otros equipos decepcionaron de manera poco prevista, como Chivas y León, uno en la fase de grupos y otro en los dieciseisavos. Por no hablar de aquellos equipos de los cuales se intuía un fracaso, y lo hicieron, pero a su modo: Cruz Azul y Pumas.

No es de fiar el futbol mexicano en estos momentos. Pero no sólo por su nivel, sino por una actitud de soberbia generalizada también en la prensa y en la afición: se habla de superioridad sin demostrarlo, una postura que, como se ha visto en este torneo, puede costar muy caro. La humillación fue completa: dentro del campo y también fuera, con la Liga MX detenida durante un mes, como se esperaba, pero sin ningún motivo real para mantener la pausa en las últimas dos semanas (la mitad de duración de la Leagues Cup) porque la participación mexicana ya era mínima.

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Se habla de la Copa Libertadores, de que ahí está el verdadero nivel. Lo mismo que cuando la Selección Mexicana juega las Eliminatorias de Concacaf: dicen que "aquí nos tocó vivir" y que el Tri debería jugar en Conmebol. Pero la pregunta no podría diferente: si no hay nivel para dominar la Eliminatoria, y tampoco para competir de manera digna en la Leagues Cup, ¿con qué derecho se exige una inclusión en el futbol de Sudamérica?

León sigue siendo el actual campeón de la Concacaf. Y ese es un torneo en el que ha habido un incremento de plazas para clubes de la MLS que, en realidad, no está justificado si se toma en cuenta que la Liga MX lo ha dominado históricamente pese a la derrota de Pumas ante Seattle el año pasado. ¿Por qué ahí sí hubo un triunfo mexicano este año? Ya entrados en conspiraciones, que más bien son pretextos, unos dirán que porque ahí no hubo favoritismos para los clubes de la MLS.

Porque esa fue la idea que obsesionó a todos: veían robos en cada partido, aunque en realidad muchas jugadas polémicas hayan sido correctas, como la repetición del penal de Nashville que terminó sentenciando al América o el gol del Philadelphia Union que eliminó a Querétaro de manera legítima (y que se interpretó, sin argumento alguno y sin conocimiento del reglamento, como fuera de lugar). Directamente existía una predisposición a sentirse agraviado, aunque no correspondiera con la realidad.

La Liga MX perdió en su intento de demostrar superioridad y prefirió asumir un rol victimista para justificar su decepcionante participación. Y si eran tan buenos, y si tienen el nivel para jugar en Sudamérica, ¿por qué no lo demostraron? Claro, la Liga MX dobló las manos, a nivel administrativo, también al permitir que el torneo se realizara únicamente en Estados Unidos, pero nadie en ningún estadio agredió a ningún jugador (como a Adolfo Bautista en La Bombonera en 2005), ni los recibieron hostilmente como a Cruz Azul en Rosario en el año 2001 —o incluso con amenazas de muerte, como le pasó a Cuauhtémoc Blanco en Cali en la Copa Libertadores 2000—. Excusas hay muchas. Realidades una: la Liga MX fracasó como pocas veces.

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