Julián Álvarez brilló, cortó su sequía contra Brasil y sorprendió: “Le dimos un baile”
Lo soñó toda la vida. De pibito, en su viejo y querido Calchín natal, donde jugaba en dos categorías más grandes que la suya. En aquellos inolvidables comienzos en el club Atalaya, donde recibió el apodo de “Araña” por la agilidad y la rapidez para moverse por el campo, como un arácnido que teje su red con precisión y velocidad. Lo soñó una y mil noches en la vieja pensión de River, debajo de estas mismas tribunas, que hoy corean su nombre y premian, una vez, este inmejorable presente de un hijo de la casa. En el Monumental, en ese mismo arco donde hace seis años anotó su primer gol con la camiseta millonaria, Julián Álvarez tuvo otra noche consagratoria en la selección: rompió su maleficio personal contra Brasil y encaminó la victoria de la Argentina en un clásico como para el recuerdo.
Hace todo bien el delantero de Atlético de Madrid. Juega, corre, mete, exige. Pica. Y no falla. Porque pese a no ser un 9 por naturaleza, hace y hace goles: el de este martes a Brasil fue el 130º de su carrera y el 12º en la selección, en 44 partidos (15 en 68 incluidos los seleccionados juveniles). El cordobés que fue campeón de la Copa Libertadores a los 18 años y campeón del mundo a los 22, apenas completaba los dedos de una mano en años de edad cuando la Argentina venció por última vez como local a la Canarinha antes de este martes, en aquel 3 a 1 con un tanto de Hernán Crespo y dos obras maestras de Juan Román Riquelme.
Pero el futuro llegó hace rato para una de las apariciones más rutilantes de la era Scaloni. Del angelado atacante de Aleti que de un tiempo a esta parte convierte todo en gol. En todo momento y de todas las maneras posibles. Venenoso, letal, Julián aprovechó un precioso pase cortado de Thiago Almada para clavar su aguijón. De atropellada, como ante Croacia en Lusail, como Kempes en la final contra Países Bajos (en este mismo estadio, en este mismo arco), para poner en ventaja a la Argentina con su gol más tempranero en la selección y desatar la fiesta en un Monumental que vibró al compás de la Scaloneta.
Jugador de toda la cancha, goleador a tiempo completo, Álvarez fue por pasajes el único delantero de una Argentina que gobernó la batalla en el medio para ganar el partido en las áreas. Jugó de frente y de espalda, aportó la entrega y el sacrificio de siempre y tachó una nueva víctima: Brasil, al que nunca había amargado en cuatro partidos oficiales en celeste y blanco (dos en la selección mayor, otro en la sub 23 y otro en la sub 20). Fue, además, el futbolista que más veces remató al arco, 3; el que más ocasiones de gol generó, 2, y el segundo en duelos individuales ganados, 5. Una nueva actuación sobresaliente que ratifica su jerarquía mundial.
JULIÁN y el 1-0 de Argentina ante Brasil, en el clásico pic.twitter.com/JT6zxNn2hJ
— TyC Sports (@TyCSports) March 26, 2025
Ovacionado en lo previo, recibido con honores por la platea San Martín y mimado por las decenas de miles de hinchas que ocuparon el Monumental, a Julián le faltó quizás un gol más para llevarse el puntaje perfecto. Casi sacó un conejo de la galera al inicio del segundo tiempo: tras un pelotazo de Dibu Martínez, presionó a Leo Ortiz, ganó la pelota e intentó meterla de emboquillada por encima del arquero Bento, que volvió sobre sus pasos para sacarla al tiro de esquina. Y más tarde, justo antes de salir, remató con ángulo cerrado; su disparo, que buscaba el arco, fue bloqueado por Murillo, ese ropero de 1,85 metros que lo vio pasar toda la noche. Es que Álvarez jugó como en el patio de su casa, no les dio referencias a sus marcadores –al igual que contra Uruguay– y disfrutó de cada jugada con esa sonrisa de oreja a oreja que ya es marca registrada. “Le dimos un baile”, sorprendió después del partido, incluso al propio Rodrigo De Paul. Habitualmente tímido, por una vez se salió de su cauce declarativo usual.
"HICIMOS UN PARTIDAZO Y LES DIMOS UN BAILE"🔥
🗣️ Julián Álvarez, tras el histórico triunfo 4-1 de Argentina ante Brasil. 🎙️@gastonedul pic.twitter.com/dpiBrQmf8l— TyC Sports (@TyCSports) March 26, 2025
No quería salir Julián. Quería más. Pero Scaloni lo reemplazó a los 37 minutos del segundo tiempo para que también Angelito Correa fuera parte de la fiesta. Y para que el Monumental volviera a ponerse de pie para aclamarlo. Solidario en la cancha y fuera de ella, le dedicó, como Enzo Fernández –otro fruto del semillero riverplatense– su tanto a Lautaro Martínez, que se perdió esta doble ventana de eliminatorias por una lesión muscular cuanto tenía asegurado un lugar entre los 11.
Los números de la Araña meten miedo. Suma 26 goles y 8 asistencias en 52 partidos en la temporada, repartidos entre Atlético de Madrid y la selección argentina. Un tanto cada 145 minutos y una participación cada 111. Números de futbolista superior.
Brilló la selección. Enamoró Julián. Y la Argentina, en una de sus mayores muestras de fútbol de los últimos tiempos, se dio un gusto grande contra el rival de toda la vida. Lo soñó Álvarez. Lo cumplió. Y sigue haciendo camino hacia convertirse, algún día, en leyenda.