Juegos Olímpicos París 2024: Sydney McLaughlin-Levrone pasó como un tren a Femke Bol y arrasó en los 400 metros con vallas

Sydney Mclaughlin-Levrone escapa adelante de su compatriota Anna Cockrell y de la neerlandesa Femke Bol en la final de los 400 metros con vallas de los Juegos Olímpico París 2024, en el Stade de France.
Sydney Mclaughlin-Levrone escapa adelante de su compatriota Anna Cockrell y de la neerlandesa Femke Bol en la final de los 400 metros con vallas de los Juegos Olímpico París 2024, en el Stade de France. - Créditos: @MARTIN BERNETTI

La estadounidense Sydney McLaughlin-Levrone arrasó este jueves en la final de los 400 metros con vallas, con una marca de 50,37 segundos con la que pulverizó su propio récord del mundo y relegó al bronce a su gran rival, la neerlandesa Femke Bol, en uno de los duelos más esperados en el atletismo de los Juegos Olímpicos París 2024.

McLaughlin sacó todo su potencial en la segunda mitad de la carrera para abrir una brecha gigantesca contra sus rivales y repetir oro olímpico de Tokio 2020 en la final en el Stade de France, frente a su compatriota Anna Cockrell, que obtuvo la medalla plateada con 51,87, su mejor marca personal pero con la quedó a ¡un segundo y medio! de la vencedora. En tanto, Bol hizo un tiempo de 52,15 y calcó el bronce olímpico logrado hace tres años en suelo japonés, aunque ahora después de ilusionarse al liderar la prueba. Hasta que se vio desbordada por la prodigio estadounidense.

Un día después de cumplir 25 años, Sydney McLaughlin-Levrone celebró su segundo oro olímpico consecutivo en los 400 metros con vallas y bajó el récord mundial por sexta vez en tres años.
Un día después de cumplir 25 años, Sydney McLaughlin-Levrone celebró su segundo oro olímpico consecutivo en los 400 metros con vallas y bajó el récord mundial por sexta vez en tres años. - Créditos: @MARTIN BERNETTI

McLaughlin, un día después de cumplir 25 años, respondió a su condición de favorita y dio un golpe sobre la mesa frente a una adversaria, la neerlandesa, que llegaba fortalecida por el oro conseguido el sábado pasado en el relevo 4 x 400 metros mixtos con un sprint final que fue una de las sensaciones de estos Juegos.

“Sabía que iba a ser una carrera dura. Una competición increíble, de principio a fin”, dijo la eufórica ganadora, que festejó su triunfo en familia. En cambio, Bol reconoció haber tenido “una mala carrera”. “En una final olímpica, lo que querés es hacer tu mejor carrera. Pero fallé. No estoy segura de dónde cometí el error. Se me juntó demasiado ácido láctico, con 300 metros todavía por delante. No estoy segura. No tengo explicación, realmente”, declaró Femke, que pese a todo prometió “intentar disfrutar esta medalla de bronce”.

McLaughlin-Levrone es la reina de los 400 metros con vallas en la historia, y parte de una familia llena de atletas: sus padres, sus tres hermanos y su hermana.
McLaughlin-Levrone es la reina de los 400 metros con vallas en la historia, y parte de una familia llena de atletas: sus padres, sus tres hermanos y su hermana. - Créditos: @Sven Hoppe

McLaughlin y Bol llegaron a la final de París 2024 copando 21 de los 25 mejores tiempos de la historia en la distancia. Pero la norteamericana confirmó que es la mejor, después de batir su plusmarca mundial en el preolímpico de Estados Unidos, el 30 de junio en Eugene (Oregón), con 50,65. Un tiempo mejor que el de 50,68 cosechado en la final del mundial desarrollado en esa ciudad en 2022, en el que se impuso también a la neerlandesa.

Bol había avisado de sus ambiciones, respondiendo a mitad de julio durante una prueba en Suiza con su primer registro por debajo de los 51 segundos, de 50,95. La neerlandesa de 24 años se había coronado campeona del mundo de la distancia en Budapest 2023, cita en la que no estuvo una McLaughlin por entonces lesionada, que ahora regresó para defender su reinado olímpico.

Sydney superó sus miedos de toda la vida para convertirse en una leyenda del atletismo, con un nuevo título de campeona olímpica y otro récord del mundo. La gloria en la pista se le prometió desde muy pequeña a esta perla de la velocidad, plusmarquista mundial en todas las categorías de edad, y cuyos padres fueron atletas, al igual que sus tres hermanos y su hermana. “Es imposible llamarse «McLaughlin» y no competir en una pista”, escribió en su biografía Far beyond gold (Mucho más allá del oro), publicada a principios de este año.

En el libro revela haber sido víctima de ataques de ansiedad violentos y crónicos desde su más tierna infancia, que consiguió controlar en los últimos años gracias a la fe en Jesucristo. En 2016 logró clasificarse para los Juegos de Río de Janeiro justo antes de cumplir 17 años, convirtiéndose en la estadounidense más joven en ser seleccionada en atletismo desde 1972. Pero estuvo a punto de no participar en su serie clasificatoria, tras sufrir una crisis de ansiedad a escasos minutos de la salida. Fue calmada por una llamada a su padre.

”No puedo respirar”, respondía durante una entrevista televisada, justo después de su clasificación para Río, donde alcanzó una semifinal. La angustia se transforma en cuanto McLaughlin-Lavrone pisa la pista, momento en el que la rabia toma el control, transformando su gesto alegre en uno serio pocos segundos antes del pistoletazo de salida. Hoy, ocho años más tarde, es la reina de la especialidad. En la historia.