Sólo Jiménez se salva

ATLANTA, EU., septiembre 13 (EL UNIVERSAL).- La luz que ofreció Raúl Jiménez es lo único que se salva del mediocre accionar de la Selección Mexicana ante Uzbekistán (3-3).

Empate que evidencia al equipo de Jaime Lozano.

Desde la portería, con un Guillermo Ochoa al que le llegaron tres veces y le metieron tres goles; el último, siendo su total responsabilidad. Con una defensa endeble, sin recorridos, sin fuerza. Con un mediocampo que cometió más errores que aciertos y una delantera sin idea, en la que sólo Jiménez, el que se escribe con "J", se salva.

El envión que México traía por haber ganado la Copa Oro se agotó en estos dos juegos, porque se demostró que la defensa es un punto muy flaco, que todo lo bueno que se dijo de César Huerta por los minutos que dio frente a Australia se cayó, demostrando que un destello no lo hace figura.

Y desde la banca hubo nula respuesta. Sólo cambios de hombre por hombre.

Por eso, hay que destacar lo hecho por Raúl Jiménez. Desde aquel golpe que recibió de David Luiz, que casi lo retira, no se veía al ahora jugador del Fulham en tan buena forma, rescatando al mediocre juego que dio el Tricolor, con goles de buena manufactura.

Pero la cosa empezó mal. Sepúlveda fue superado y Abdikholikov (17’), de cabeza, venció a Ochoa. Raúl empató de inmediato, tras un rebote del "Piojo" Alvarado.

A partir de ahí, la misma desesperante historia. Mucho tener la pelota, poco generar, y equivocarse en las coberturas, para el 1-2 de Turgunboev (45'). Vino otra vez el jugar a la desesperada. El revulsivo en vez del sistema. Raúl aprovechó otro rebote y definió con categoría (80); Uriel Antuna, de casualidad, metió el tercero (89´´).

Ya estaba todo listo, el marcador maquillaba el mal juego, pero Ochoa le dio alimento a sus detractores. Colocó mal la barrera, él mismo se colocó mal y se tragó el disparo de Shukurov (90+2') para el empate.