Las intrigas del boxeo y el boicot al oro ruso del Mundial femenino: la mira puesta en la subsistencia del deporte en los Juegos Olímpicos

La promoción del Mundial femenino de boxeo
La promoción del Mundial femenino de boxeo

El ruso Umar Kremlev, un moscovita de 45 años, con medallas de honor del gobierno de Vladimir Putin por su participación en servicios de seguridad presidencial y desarrollo de la cultura física, uno de los tantos presidentes polémicos y sospechosos de la desaparecida AIBA (Asociación Internacional de Boxeo Amateur), devenida hoy en IBA (Asociación Internacional de Boxeo), no tuvo dudas en afirmar: “Las 36 medallas de boxeo olímpico del campeonato mundial femenino por desarrollarse en Nueva Delhi, India, a partir del 15 de marzo próximo, cotizarán en billetes americanos y tendrán esta paga para sus ganadoras: Oro, Plata y Bronce recibirán 100.000, 50.000 y 25.000 dólares, respectivamente, en las doce categorías. Serán 2.400.000 en total. Por primera vez en la historia, el “celebre metal” acopiará estas cifras claramente superiores a las bolsas habituales de la mayoría de las campeonas profesionales. ¿El objetivo? Complicar y competir con el boxeo rentado.

La política de Kremlev y la prehistoria de IBA son los grandes contratiempos con los que lidia el Comité Olímpico Internacional (COI) y condicionantes de la supervivencia del pugilismo en los Juegos más populares del planeta. Sin garantías de subsistir tras la futura competencia en París 2024.

El Mundial femenino de India sufrirá una “especie de boicot” originado por las disidencias de 17 países, entre los que se encuentra la Argentina, junto a Estados Unidos, Australia, Canadá, República Checa, Dinamarca, Gran Bretaña, Finlandia, Francia, Islandia, Irlanda, Holanda, Nueva Zelanda, Filipinas, Suecia y Suiza y Noruega.

Vladimir Putin junto con Umar Kremlev, presisdente de la IBA
Vladimir Putin junto con Umar Kremlev, presisdente de la IBA

¿Cuál es la razón? La falta de claridad y democracia en la reelección a su cargo propuesta por Kremlev. ¿Cuál es la consecuencia? Una rebelión encabezada por el estadounidense Mike McAtee, proponiendo a Boris Van der Vorst, de Países bajos, como nuevo presidente de la IBA para mejorar su reputación. Esto tendría el beneplácito del COI y garantizaría la inclusión del boxeo en los Juegos de Los Angeles 2028.

La AIBA, cuyo vicepresidente en las últimas dos décadas fue el fallecido dirigente argentino Osvaldo Bisbal, intentó ingresar en el profesionalismo, fiscalizando sus propias peleas (WBS–APB), en las que participó Fernando Martínez, el único campeón mundial argentino. Posteriormente, creó un nuevo régimen olímpico aprobando los choques entre púgiles amateurs y profesionales desde los Juegos de Londres 2012. Esto destruyó el purismo del boxeo aficionado. El taiwanés Wu Ching -Kuo, el gran impulsor de estas variantes, fue siempre respaldado por el alemán Thomas Bach, presidente del COI, y resultó expulsado de la AIBA por corrupción en 2017. Bach jamás hizo declaraciones al respecto.

La posición de Argentina

Las diferentes políticas deportivas argentinas desde 1993 a hoy apoyaron siempre las gestiones AIBA, en las presidencias del paquistaní Anwar Chowdry –suspendido de por vida por administración fraudulenta–, en el proceso del Dr. Wu y el efímero liderazgo del uzbeco Rafur Rahimov, que por su oscura situación legal no pudo ingresar en Buenos Aires en los Juegos de la Juventud de 2018.

El Mundial femenino, en Nueva Delhi
El Mundial femenino, en Nueva Delhi

Luis Doffi, el flamante presidente de la Federación Argentina de Box (FAB), recibió en las últimas horas una sugerencia del Comité Olímpico Argentino (COA) para desistir de competir en el Mundial femenino de la India. La FAB acató la decisión. ¿Hubo presiones del COI al COA para tomar estas medidas?

Desde esta editorial mantenemos la misma postura crítica que iniciamos en 2012 en la nota (http:// www.lanacion.com.ar/1449174) sobre la agonía de AIBA y su daño al olimpismo. Hoy, más que nunca, alzamos las banderas de las voces disidentes.