“Estos 20 días fueron muy difíciles”. Así describió Rodrigo Rey, el arquero de Independiente, a LA NACION el momento de incertidumbre que vivieron con su familia luego de que sus dos hijos quedaran sin matrícula para asistir el año entrante al Instituto José Manuel Estrada de City Bell. La disputa, que ya encontró solución después de que recuperaran provisoriamente su lugar, había comenzado dos meses atrás, cuando el colegio les advirtió que la vacante de Renata y Benicio, de 16 y ocho años, no iba a ser renovada. La decisión generó repercusión debido a que su hijo más chico tiene autismo pero, con la medida cautelar dictaminada por la Justicia, los padres aseguraron que siempre pensaron en dar la pelea.

En diálogo con este medio, Rey, acompañado de su esposa, Laura, dijo: “Nos trae calma más por nuestros hijos que por nosotros. Ellos van a poder estar en donde quieren estar y con su círculo íntimo”. Ambos reconocieron que no se trata solo de ellos. Detrás del caso Benicio y la repercusión que cobró en los medios hay también muchas otras familias que atraviesan situaciones similares y se pueden sentir identificadas. “Hablar es concientizar y visibilizar, lo que resulta ser el camino para cambiar”, reflexionó la mujer.

“Nosotros iniciamos una lucha por defender a nuestros hijos y llegó al punto de ser algo que se hizo visible en todo el país y que, a raíz de eso, comenzaron a surgir muchos otros casos”, expresó Rey y sumó: “Así entendés que no se trata de una problemática que nos toca a nosotros, sino que es algo general en lo que hay que crecer como sociedad para que no suceda más. Con todo eso nos encontramos”.

La denuncia tomó repercusión a partir del 2 de diciembre, fecha en la que el futbolista expuso lo sucedido en sus redes sociales. A mediados de junio de este año había reclamado al instituto por no cumplir con el “espacio de la calma” requerido para Benicio, en el cual le dieron únicamente una colchoneta. Cuando el arquero mostró el hecho, inmediatamente se sumaron clubes y organizaciones a apoyarlo.

Según relataron aquellos días, ni bien les llegó la primera notificación de la escuela decidieron mantener al tanto a Renata, la mayor, quien transita los últimos años de la secundaria. Ante este escenario, le consultaron si prefería que sus padres insistan en la continuidad o busquen un nuevo colegio: la adolescente optó por seguir.

Rodrigo contó que para Renata fue muy complicado hacer amigos. La carrera de Rey como futbolista llevó a la familia a vivir en Grecia, México y distintos puntos de la Argentina, todos con lapsos cortos entre sí. Llegaron a la localidad platense cuatro años atrás -cuando ella tenía 12-y fue recién ahí que pudo formar vínculos de amistad más duraderos: “Nuestra meta era poder darle estabilidad para que, justo a esa edad, crezca rodeada de un grupo en el que se sienta parte. Y lo encontró en este colegio, en el día a día”. Por eso, al verla llorar ante un posible cambio de casa educativa, ambos decidieron no detenerse en la búsqueda de la renovación matricular.

Por otra parte, a Benicio, de ocho años, prefirieron no informarle sobre la determinación del instituto. “Tratamos de resguardarlo emocionalmente por su condición”, dijo Rey, a lo que Laura sumó: “Esta situación podía ser contraproducente y desestabilizarlo”.

Además de la decisión de Renata, la pareja consideró desde el primer momento que cambiar a su hijo de escuela hubiese sido una decisión “desacertada”. ”Un año atrás no sabía sociabilizar, pero aprendió justamente con sus amigos de colegio. Hoy los identifica como su grupo y quiere ir con ellos a jugar. Sacarlo de ahí por todo lo que había logrado hubiese sido muy duro para él”, explicó el futbolista.

La noticia también repercutió en los compañeros de Benicio, quienes no querían que se vaya. La familia Rey contó que los padres del curso hicieron, por motu proprio, una carta a la escuela para expresar que no estaban de acuerdo con las decisiones que se habían tomado y que, a su vez, la inclusión del chico en el grupo era una posibilidad para que todos entendieran con claridad el concepto de “empatizar”. Laura sostuvo que le sorprendió la reacción y que se trató de un lindo gesto que “les llenó el alma”.

Con el asunto momentáneamente resuelto, Rodrigo y Laura insistieron en su confianza con la escuela. “A pesar de encuentros y desencuentros, nosotros siempre hemos podido tener un diálogo, así que vamos a trabajar para que siga siendo así. Todas las cuestiones van a seguir fluyendo desde nuestra parte para que los niños sean felices, que es el único fin”, subrayó la madre y aclaró: “La intención de los padres no es escrachar, es dejar de guardar la basura debajo de la alfombra y hablar de lo que nos pasa a muchas personas y en muchas escuelas. Hablar es concientizar y visibilizar, lo que resulta ser el camino para cambiar” .

En tanto, el arquero destacó que la matriculación les dio la tranquilidad de seguir y que el único objetivo es que sus hijos sigan su carrera educativa en buena forma y que puedan crecer tanto intelectualmente como en sus grupos de amigos. “La neurodivergencia es un área que tiene mucho por explotar. Se pueden hacer cosas desde cualquier lado de la sociedad para que los niños tengan más contención y un marco que los cuide y proteja para que no pasen cosas como la que le pasó a Benicio”, señaló.

La visibilidad del caso y un paso más en la concientización

Junto con el apoyo de la Asociación Civil TEActiva, cuyo fin es instalar el este tipo de temas en la agenda pública, llevaron el caso al fútbol, uno de los sectores con más llegada de la Argentina. En un cruce entre Independiente y Atlético Tucumán, los jugadores de ambos equipos salieron a la cancha con auriculares inhibidores de sonido -elemento que las personas con autismo suelen necesitar- y remeras con el lema: “Con los chicos no. Este partido lo jugamos todos”. Al terminar el encuentro, todos los compañeros del guardameta fueron a abrazarlo y le dieron su apoyo ante los ojos de los miles de espectadores.

La iniciativa fue idea del presidente de la asociación, Paulo Morales, quien la propuso a la familia y ellos aceptaron. Para Laura, que asegura que cada momento para hablar de autismo es bienvenido, se trató de una oportunidad para impulsar el tema y que se siga hablando: “Lo vamos a seguir haciendo en estas circunstancias y a futuro”. Desde TEActiva manifestaron: “Este es un momento histórico. Estamos felices de haber formado un gran equipo junto a la familia Rey y a su abogada, Carla Junqueira, con el objetivo de visibilizar esta causa tan noble y tan justa. Una causa que terminó siendo la de todos”.

Rey detalló cómo se gestó la acción y reveló: “El día del partido ya llevábamos una semana con este tema y, al recibir tantos testimonios de gente que vivía situaciones similares, nuestro sentimiento fue que algo teníamos que hacer para que trascienda y se pueda visibilizar. Se habló de nosotros durante toda una semana, y de nuestro hijo, todo el mundo estuvo pendiente de eso. Entre una ida y otra, quisimos aprovechar al fútbol, que es un deporte tan lindo”.

A raíz del caso de Benicio, Independiente anunció que construirá un palco sensorial pensado para estimular a hinchas con autismo y otras condiciones en el estadio Libertadores de América, un proyecto que ya fue implementado en otras canchas, como la de River o Instituto.

Laura anticipó que muchos políticos y organizaciones se comunicaron con la familia para realizar acciones que ayuden a dar más visibilidad al asunto. “No queremos puntualizar en nada hasta que no avancemos y se de, pero la idea es encontrar un espacio para trabajar y mejorar cualquier ámbito que tenga que ver con el autismo. Vamos a estar militando desde donde podamos”, insistió.