Un hospital para Niños Dios

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 1 (EL UNIVERSAL).- Juan, un Niño Dios de 50 años de antigüedad, perdió su brazo tras caer de la repisa donde reposa en casa de la familia Sánchez, porque dos días antes del Día de la Candelaria fue llevado al puesto de Martín Caballero, en La Merced, para ser restaurado de su miembro superior.

Él es uno de los más longevos en llegar y de los últimos en ser aceptados para recibir dos capas de pintura y con sus nuevas pestañas, estar listo para este 2 de febrero.

"Hay muchos niños que son milagrosos, por eso los conservan y les dan mantenimiento", explicó Caballero, quien ha restaurado a figuras de hasta 120 años que han pasado por varias generaciones.

En este local, de escasos 5 metros cuadrados, Martín ha dedicado la mitad de su vida a reparar, restaurar y embellecer a figuras del arte sacro, como al Niño Dios y la Virgen María.

Es su pasión. "Me gusta reparar las cosas", aseguró mientras con un pincel decoraba las orillas del pañal de Juan. Es artesano desde los 20 años, aunque no tuvo un aprendizaje profesional.

Con práctica, amor y devoción, de forma empírica y a través de los años, fue puliendo su técnica.

"Con el transcurso del tiempo entendí que era mi vocación, empecé por mero entretenimiento. Jamás imaginé que me pagarían por algo que me gustaba", narró.

Al "Hospital del Niño Dios", —como él llama a su negocio— las casi 50 figuras de porcelana y resina que recibe diariamente en la semana previa a La Candelaria, "llegan casi como un rompecabezas".

Los costos van desde 30 pesos por un dedo o un raspón, hasta los 400 pesos por una restauración completa de una figura de medio metro, en su local en La Merced.